jueves, 25 de junio de 2015

Medios poco creíbles


- 25 junio, 2015 – 12:00
 
isidroSanchez

Los grandes medios de comunicación españoles son muy poco creíbles, los menos creíbles de Europa. Sólo los de Estados Unidos están por detrás. Así de radicales son las conclusiones de un informe (Reuters Institute Digital News Report 2015) elaborado por la Universidad de Oxford y publicado por el Reuters Institute for the Study of Journalism. La máxima confianza en las noticias, con un 68 por ciento, la tienen los finlandeses y la mínima, a una considerable distancia, italianos (35), españoles (34) y estadounidenses (32).
Es decir, según los resultados, la confianza en las noticias de los medios españoles es la más baja de los ocho países europeos (más tres extra europeos) analizados en el estudio, tanto en las fuentes en general como en las utilizadas habitualmente para informarse. Sólo un 34 por ciento de los ciudadanos españoles cree que se puede confiar en la mayoría de noticias editadas por los
 medios.
Reuters Institute Digital News Report 2015

Y es que en España la impunidad del poder, del verdadero poder, es tan absoluta, según indicaba el periodista y escritor Gregorio Morán (La Vanguardia, 15-3-2014), “que puede decidir qué se publica y cómo, y quién lo escribe y de qué manera”. La marca España del periodismo, afirmaba también, está basada en hallar los resquicios graciosos, o insólitos, de una sociedad que ha decidido proteger la impunidad y atenerse estrictamente a las orientaciones de los grandes bufetes de abogados. En general, sobre todo en algunos temas, los medios españoles se encuentran más cerca de la propaganda que de la información y están fuertemente instrumentalizados, los privados por los intereses de grupos económicos y los públicos por el control de los partidos gobernantes.
Por eso no es de extrañar, por ejemplo, que la circulación de los diarios españoles continúe disminuyendo, a pesar de las significativas ayudas que le dan la publicidad oficial y algunas importantes empresas. El año pasado, El País redujo un once por ciento sus ventas y El Mundo un trece. Son varios los factores que explican el descenso pero el de la falta de credibilidad resulta muy importante. En cuanto a la televisión, el canal La Sexta, con una amplia gama de noticias y programas de actualidad, mostraba el mayor incremento entre los medios de comunicación tradicionales, mientras que la Cadena SER volvía a ser la radio líder en 2014.
El descenso de los diarios en papel va en paralelo al ascenso de los nuevos medios digitales. El Confidencial –ya rentable– era el más leído, seguido de Público.es, que dejó de publicarse en papel en 2012, y de Eldiario.es, en equilibrio económico y con una amplia red de colaboradores y alianzas. Este último medio tiene una política de transparencia en sus cuentas, fundamentada en los socios que apoyan el proyecto, que contrasta con la tremenda opacidad de medios generalistas como ABC, El Mundo, El País o La Razón. Claro, que con claridad en sus finanzas saldría a relucir su dependencia de entidades financieras y partidos políticos.
Mientras que los grandes medios están presos de sus dueños –los poderes económicos– y de la falta de confianza en ellos, los digitales están consiguiendo una mayor credibilidad. En número importante están promovidos por periodistas, muchas veces procedentes de otros medios, tienen un mayor pluralismo editorial, rapidez en la actualización de las informaciones, especialización de los contenidos, disponibilidad multiplataforma e interactividad con los usuarios.

Isidro Sánchez Sánchez

Desde el revés de la inopia

viernes, 19 de junio de 2015

Iconografía popular de El Quijote


- 19 junio, 2015 – 10:41
 
isidroSanchez

Es preciso un guiño a la obra más importante de Cervantes cuando se cumple el IV centenario de la publicación de su segunda parte. Como se sabe, se ha traducido a un gran número de idiomas, ha sido reproducida mediante miles de ediciones diferentes, ha dado lugar a infinidad de estudios en todo el mundo y su más conocido protagonista ha suscitado muy diversas interpretaciones.
Puede afirmarse que Don Quijote hace mucho tiempo pasó a ser un elemento simbólico muy significativo, todo un mito universal y es cierto que muchas personas han leído el Quijote, pero su reconocida categoría no ha producido una lectura masiva del libro, a pesar de los intentos. En un buen número de casas la obra está presente pero con frecuencia no llega a leerse, según se desprende de los datos aportados por diferentes encuestas.
Sin embargo, a pesar de los bajos niveles de lectura, el conocimiento de diversas cuestiones relativas al Quijote registra porcentajes superiores. Es decir, la percepción sobre temas, personajes o situaciones de la obra es mucho más elevada. ¿Por qué? En buena medida es debido a los impactos recibidos a través de lo que se puede denominar Iconografía popular del Quijote, a las imágenes que multiplicadas por diversos medios, por muy distintos soportes, llegan a la retina de un gran número de personas.
El impenitente caballero Don Quijote ha sido objeto de una doble textualidad: por una parte el propio texto de Cervantes y por otra la pluralidad de figuraciones aportadas por artistas de distintas épocas, que han ilustrado e interpretado la narración. Los iconos generados por la convergencia entre texto e imagen han sido asumidos en el transcurso del tiempo por los seres humanos, generándose un repertorio de imágenes incorporadas al acervo visual del ciudadano.
La iconografía popular no está, como algunos autores han tratado de concretar, dirigida o pensada por un sector de la sociedad intelectual, económica y políticamente elitista, para un sector desfavorecido de la población. Por el contrario, es un lenguaje visual que nace en muchos casos al amparo de las necesidades del hombre con la significativa peculiaridad que llega a todos los sectores de la sociedad.
Es capaz, por ejemplo, de conmover a una persona culta en un aspecto y al pueblo llano en otro. La iconografía popular no es restringida ni para el que la crea ni para el que la consume. Pero el lenguaje visual tiene la gran virtud de que también llega a la gente que no sabe o no quiere leer los textos, pero que sí puede leer las imágenes.
Se trata, en cierto modo, de lo que Luis Racionero llamó hace tiempo “lo efímero perdurable”. Y esas imágenes cobran vida en almanaques de bolsillo, barajas de cartas, billetes, cajas de cerillas, calendarios murales, cromos, cupones de ciego, décimos de lotería, envoltorios comerciales, ex libris, etiquetas, filmes, fotografías, insignias, paipáis, postales, representaciones pictóricas, sellos, placas, tarjetas telefónicas, etcétera, etcétera, objetos todos ellos con la imagen quijotesca.
Lo que no puedo saber todavía, a pesar de lo sugerente que parece, es si una imagen vale más que mil palabras, como suele afirmarse con frecuencia. Mi pensamiento está más próximo a la idea de que toda imagen cuanta una historia.

Isidro Sánchez SánchezDesde el revés de la inopia

martes, 16 de junio de 2015

El Ibex-35


- 16 junio, 2015 – 08:08
 
isidroSanchez

Las empresas del Ibex-35 español tuvieron un gran control del país durante el franquismo, igual que tras la muerte del dictador. Por eso los poderosos españoles creen que todo el monte es orégano. Isaac Rosa escribió un irónico artículo a finales de 2014, “Los puticlubs del gran capital”, en el que comparaba casas de lenocinio con paraísos fiscales. Recordaba interesantes datos y afirmaba que el gran capital español es de los “más puteros del planeta”, pues muchas grandes fortunas tienen reservado un cuarto “en los clubes más selectos”.
Es cierto que suele hablarse de Suiza. Allí, se sabe gracias a Falciani, al menos 1.500 españoles son clientes fijos. Pero existe la sospecha, según Rosa, de la presencia en otros lugares de muchos capitalistas carpetovetónicos: “La casi totalidad (33 de 35) del Ibex-35 tiene filial en paraísos fiscales. Y cada vez más. Hay bancos y constructoras que, como los antiguos marineros, en cada puerto tienen una filial. El club favorito de los españoles es Delaware, en Estados Unidos ¿Ven lo que decía sobre los nombres intercambiables? Abres un garito en la carretera de A Coruña, le pones ‘Delaware’ en neón rosa con silueta de conejita y triunfas”.
En los clubes de carretera la Guardia Civil entra cuando se lo ordenan. Pero, ya se sabe, en los paraísos fiscales las autoridades no pueden inspeccionar y cuando un juez o institución piden información todo son dificultades. Y siguiendo la comparación Isaac Rosa concluía así: “El dinero, el dinero grande, el capital internacional, es muy de irse de putas. Y es en los paraísos fiscales donde el gran capital hace realidad sus fantasías más inconfesables: ¡Secreto bancario! ¡Sin impuestos! ¡Desregulación! ¡Blanqueo! ¡Testaferros! ¡Sociedades interpuestas! Todo aquello que no te atreves a hacer sin menoscabar tu reputación o tener problemas con la familia, pero que está a tu alcance con sólo aparcar en uno de esos garitos a las afueras”.
Pero de esas cuestiones se escribe poco o se habla poco. En los grandes medios de comunicación trabaja una mayoría de periodistas presa del miedo al despido y de la autocensura. A la vez, en ellos pontifica un conjunto de colaboradores y tertulianos, en buena parte paniaguados y defensores de lo establecido, “tartufos de la mediocridad”, según Gregorio Morán en su obra El cura y los mandarines.
Esos medios están para otra cosa –deportes, desinformación, grandes hermanos, política barata, silencios mediáticos, sucesos y, como mucho, corrupción de los políticos–, no para tratar la defensa de lo público y del interés general, las privatizaciones salvajes de recursos básicos, los problemas del ciudadano de a pié, la pobreza, los desahucios, las necesidades sociales, los valores de solidaridad y ayuda mutua, las tremendas desigualdades o los efectos sociales devastadores de las políticas austericidas. Esas realidades son muchas veces disfrazadas o tergiversadas, igual que la existencia de los paraísos fiscales, lo que allí se oculta, su utilidad como refugio de grandes fortunas, la forma de “lavar” dinero, el ahorro de impuestos, la presencia de bancos y fondos de inversión, su uso por las empresas multinacionales y un largo etcétera.
Un gran número de empresas del Ibex-35, según Datos de Observatorio RSC (2011) que citaba Patxi Zabalo (“Paraíso fiscal”, Diccionario crítico de empresas transnacionales. Claves para enfrentar el poder de las grandes corporaciones, 2012), tienen filiales radicadas en paraísos fiscales. Hasta 55 el Banco de Santander, 45 Repsol, 34 ACS, 28 BBVA, 25 Ferrovial, 24 FCC, 23 Sacyr Vallehermoso, 19 Abertis, etcétera, etcétera. Estos son los que frecuentemente hablan de patria, cuando, ya se sabe, su única patria es el dinero.
En fin, se habla o escribe, con razón, de corrupción política pero mucho menos de corrupción por parte de los grandes poderes financieros. O sea, se habla mucho de corruptos pero poco de corruptores y lo cierto es que para cobrar comisiones, por ejemplo, alguien tiene que pagarlas. No obstante, la mayor corrupción es gobernar para las oligarquías, el poder real, y no para el interés general.

Isidro Sánchez Sánchez

Desde el revés de la inopia

viernes, 5 de junio de 2015

Micromachismos


- 5 junio, 2015 – 10:21
 
isidroSanchez

Mujeres como Manuela Carmena o Ada Colau, estoy convencido, van a aportar bocanadas de aire fresco a la vida política, llena de machismos, a pesar de la incorporación de la mujer a ella desde hace décadas. Sólo hay que recordar al condenado alcalde de Valladolid, Javier León de la Riva, con sus frecuentes salidas de tono machistas.Pero el machismo en España no suele tener coste para los políticos que lo practican, a diferencia de lo que ocurre en países de nuestro entorno. Y es que seguimos con una cultura machista que se refleja en muy diversos aspectos.
La violencia contra las mujeres es una de las manifestaciones del machismo, con formas diversas y no legitimadas por el entorno social, como el maltrato emocional, económico, físico, sexual o sicológico. Pero nuestra sociedad está llena de prácticas interpersonales legitimadas en muchas ocasiones por el entorno social. Son los micromachismos.
El término fue acuñado a comienzos de los noventa del pasado siglo por Luis Bonino Méndez, psicoterapeuta y médico psiquiatra, que los definía en 1998 como “prácticas de dominación y violencia masculina en la vida cotidiana”. Bonino citaba algunos como imponer y mantener el dominio y la supuesta superioridad sobre la mujer; reafirmar o recuperar dicho dominio ante la mujer que se “rebela” de “su” lugar en el vínculo; resistirse al aumento de poder personal o interpersonal de la mujer con la que se vincula; aprovecharse del “trabajo cuidador” de la mujer.. (http://www.luisbonino.com/pdf/mM96.pdf).
Unos años después, en 2004 los describía así: “son actitudes de dominación ‘suave’ o de ‘bajísima intensidad’, formas y modos larvados y negados de abuso e imposición en la vida cotidiana. Son, específicamente, hábiles artes de dominio, comportamientos sutiles o insidiosos, reiterativos y casi invisibles que los varones ejecutan permanentemente”. Y hablaba de armas, las tres tes, utilizadas por los hombres: trampas, tretas y trucos (http://www.luisbonino.com/pdf/Los%20Micromachismos%202004.pdf).
Pero los micromachismos no están presentes sólo en la vida de la pareja sino que aparecen por doquier: deporte, lenguaje, publicidad, relaciones laborales, televisión, etcétera. Puedo recordar dos ejemplos. Una cosa estupenda, buena, admirable se describe muchas veces de forma coloquial como cojonuda. Sin embargo, coñazo suele utilizarse, también coloquialmente, como sinónimo de aburrido, rollo, tostón, infumable. El diccionario de la Academia (DRAE) incluye la expresión ama de casa en referencia a la “mujer que se ocupa de las tareas de su casa”. Pero no busquemos amo de casa, no figura, aunque, evidentemente, hay hombres que se ocupan de las tareas del hogar y, por otra parte, no es correcto llamarles amas de casa.
Por cierto, la RAE define machismo como “Actitud de prepotencia de los varones respecto de las mujeres”, cuando habría que ser más tajante. Algo así como comportamiento del hombre por el que se considera superior a la mujer y quiere imponer en todo su voluntad. Claro, que el diccionario sigue incluyendo términos como periquear, “Dicho de una mujer: Disfrutar de excesiva libertad. Andar periqueando”. Cosas de nuestra España de “siempre”.

Isidro Sánchez Sánchez

Desde el revés de la inopia