El anticlericalismo de la época, que representa bien la obra de
Galdós, es propiciado por un clericalismo asfixiante. En el diario
católico El Siglo Futuro (23.2.1887), por ejemplo, se vierten
afirmaciones como esta: “El liberalismo es infaliblemente pecado”. Esa
idea se puede ver también en obras como El liberalismo es pecado. Cuestiones candentes (1884), título de un libro con un buen número de ediciones, muy divulgado por la prensa y traducido a varios idiomas.
Su autor, el
clérigo Félix Sardá y Salvany (1841-1916), escribe que el liberalismo, al que
llega a calificar de secta, es pecado tanto en el orden doctrinal como en el de
los hechos: “¿Qué es el Liberalismo? En el orden de las ideas es un conjunto de
ideas falsas; en el orden de los hechos es un conjunto de hechos criminales,
consecuencia práctica de aquellas ideas”. Incide y ahonda: “Más claro, en el
orden de las doctrinas el Liberalismo es la herejía universal y radical, porque
las comprende todas: en el orden de los hechos es la infracción radical y
universal, porque todas las autoriza y sanciona”.
El pater, en
el totum revolutum de Naturalismo, mete en el mismo saco a Racionalismo,
Socialismo, Revolución o Liberalismo. Todo es lo mismo para él, todos niegan la
fe cristiana. Incluso, el Liberalismo católico o Catolicismo liberal. El
Liberalismo práctico, dice Sardá, es un mundo completo de máximas, modas,
artes, literatura, diplomacia, leyes, maquinaciones y atropellos. Es el “mundo
de Luzbel, disfrazado hoy día con aquel nombre, y en radical oposición y lucha
con la sociedad de los hijos de Dios, que es la Iglesia de Jesucristo”.
Esa posición
del Vaticano y de la Iglesia española es la que critica el liberal Pérez Galdós
en sus escritos. Por ejemplo, en el episodio Cánovas (1912), sexta y
última novela de la quinta serie de los Episodios Nacionales, se puede leer lo
siguiente: “-Dos ideas son esas, ma cherie, que rabian de verse juntas.
¿Liberal y católico? ¡Pero si el Papa ha dicho que el liberalismo es pecado! Como
no sea que el Príncipe Alfonso haya descubierto el secreto para introducir el
alma de Pío IX en el cuerpo de Espartero...”.
El Catecismo y exposición breve de
la doctrina cristiana, compuesto por el jesuita Jerónimo Ripalda en 1616,
más conocido como Catecismo Ripalda, tiene múltiples ediciones. Pues
bien, la condena del liberalismo por parte de la Iglesia tiene la virtud de
potenciar al fascismo español y la primera edición del catecismo Nuevo
Ripalda en la España nueva se publica en 1937. En 1951 sale la
trigésimoquinta edición y durante gran parte del franquismo se siguen
presentando los denominados errores modernos condenados por la Iglesia,
concretamente catorce.
Son los
siguientes, por el orden en que figuran en el catecismo: Materialismo, Darwinismo,
Ateísmo, Panteísmo, Deísmo, Racionalismo, Protestantismo, Socialismo,
Comunismo, Sindicalismo, Liberalismo, Modernismo, Laicismo y Masonería. En
concreto el Liberalismo es descrito así: “Pecado gravísimo contra la fe. Enseña
que el Estado es independiente de la Iglesia, aunque el Estado debe sujetarse a
la Iglesia como el cuerpo al alma y lo temporal a lo eterno”. Parecidas
lindezas pueden leerse en el Catecismo patriótico español (1938) o en el
Catecismo de Cristo Rey (1951), base del nacional-catoliscismo
franquista. En este último llega a decirse que hay que procurar por todos los
medios, incluso la violencia, el triunfo de los derechos de Cristo y de su
Iglesia, “hasta poner a sus enemigos a sus pies”.
Pero, además,
la relación de Galdós con las mujeres hace que sectores católicos y
reaccionarios le consideren libertino y mujeriego por su vida sentimental que,
por otra parte, no se conoce bien. La estudia Manuel Herrera Hernández en “Amores, amoríos y
rumores en la vida de Galdós” (Alicante, Biblioteca Virtual Miguel de
Cervantes, 2009) y el lector interesado puede consultar en el enlace. Quizá su
relación con la escritora Emilia Pardo Bazán es la más conocida. Pero hay otras
como las que mantiene con Lorenza Cobián, con Concha Morell o Teodosia
Gandarias.
Algunos
autores identifican a Carmen Morell con la protagonista de la novela Tristana
(1892), que convierte en magnífica película Luis Buñuel Portolés (1900-1983),
en la que, además de contar la historia del libro, recrea el Toledo de los años
treinta del siglo pasado. Se trata de una muy personal adaptación de la novela
de Galdós estrenada en 1970, que Fernando Martínez Gil presenta así: “Podría
explicarse Tristana como un triángulo cuyos vértices estuviesen
constituidos por su director, Toledo y Pérez Galdós, el autor de la novela en
que se basa” (Con él llegó el escándalo. Una historia del cine y de los
cines en Toledo (1896-1936), Toledo, Almud, 2017).
Por todo ello
no es de extrañar que, como cuenta Almudena Grandes en el extra de la revista Mercurio
(Septiembre de 2018) dedicado al escritor canario, durante la primera sesión
celebrada en el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria tras la victoria de
Franco, se acuerde solicitar al Registro Civil la eliminación de la inscripción
del nacimiento de Benito Pérez Galdós en la página correspondiente al 10 de
mayo de 1843. De esa manera, el escritor liberal, laico y republicano, único
autor que puede competir con Miguel de Cervantes por el título de gran
novelista español de todos los tiempos, como afirma Grandes, entra en el limbo
de la inexistencia oficial. Es difícil, escribe la escritora “concebir una
venganza peor”.
Finalmente, recordar que para conocer vida y obra de Galdós todavía
se puede visitar la magnífica exposición organizada por la Biblioteca
Nacional de España titulada Benito Pérez Galdós. La verdad humana
(1 de noviembre de 2019 a 16 de febrero de 2020). Comisariada por
Germán Gullón Palacio y Marta Sanz Pastor, abarca sus muy diferentes
facetas: literatura, música, periodismo, pintura, política o vida
sentimental, presentadas como “Las mil caras de Galdós”. Es una
panorámica cronológica de su vida con motivo del centenario de la
muerte, con más de doscientas obras entre esculturas, grabados, libros
impresos, lienzos y manuscritos de las colecciones de la Biblioteca y de
otras entidades españolas y colecciones privadas.
Cuando la Real Academia concede el Nobel a Gerhart Johann Robert Hauptmann, Heraldo de Madrid
(17.11.1912) se pregunta si ha influido en la decisión “la especie de
alegato que en favor de Menéndez Palayo envían a Suecia los
reaccionarios españoles”.
Es evidente que la división tiene consecuencias. Las sucesivas
peticiones del Nobel en favor de Galdós tienen parecida oposición de la
“caverna”. O sea, esos sectores prefieren que España no tenga el premio a
que lo consiga un escritor maldito para ellos. Y todo por su permanente
denuncia del fanatismo.
Hay
que constatar –y no justificar– la postura contra Galdós por parte de la
reacción. Ramón Pérez de Ayala describe a la perfección la importancia de su
obra en la lucha contra el fanatismo: “Raro es el libro de Galdós donde no se
insinúan o se desarrollan los términos cardinales en que debe estar planteado
el problema religioso, en cuanto problema capitalmente humano. Por eso su obra
es la mejor profilaxia contra el fariseísmo, contra la superstición y el
fanatismo, contra el ascetismo. Aunque obra de creación, es, en el tuétano,
obra de crítica, de contraste de valores y selección de los más serios y
vitales, como lo es –como debe ser– la propia vida de los hombres dignos en
sociedad” (El Sol, 27.12.1923). Rechazo del fanatismo, si, también de la
superstición y de la intransigencia religiosa.
Pero
no se trata sólo de la frecuente actitud crítica de Galdós en su obra. Lo que
remueve a sectores conservadores, clericales y reaccionarios es su praxis
política, sobre todo la toma de partido por el republicanismo primero y en
favor de la Conjunción Republicano-Socialista a partir de 1909. Su carrera
política, a la que no suele prestarse demasiada atención en las biografías,
comienza a principios de los ochenta del siglo XIX. Se recuerda a continuación,
con datos oficiales del Congreso (http://www.congreso.es/), la evolución de su
presencia parlamentaria .
Se
afilia al Partido Progresista de Sagasta y desde 1886 a 1890 es diputado por
Guayama (Puerto Rico). Todavía funciona la vergüenza del sufragio censitario y
en aquella circunscripción sólo figuran 118 electores, de los que votan 112,
todos a Galdós. Sólo tienen derecho a voto los que cumplen ciertos requisitos,
fundamentalmente tener un nivel económico elevado. Poco a poco el escritor
evoluciona del monarquismo al republicanismo, sobre todo tras el estreno
teatral en 1901 de su obra Electra, denostada por la prensa católica,
con acaloradas críticas desde periódicos como El Correo Católico o El
Siglo Futuro. Aunque no abandona el pensamiento liberal, pierde la fe en la
burguesía como transformadora de España, corroída por caciquismo, oligarquía e
Iglesia católica.
En
1907 encabeza la candidatura republicana por Madrid. Lógicamente, la prensa
afín alaba al escritor metido a político. El diario republicano El País
(16.3.1907) lo presenta así: “Galdós es un amante decidido –ahí están todos sus
libros– de una España redimida por el trabajo y la cultura; de una España
libre, alegre, rica, ilustrada, amable; de un Estado europeo emancipado de la
tutela afrentosa del Vaticano. He ahí algo de lo mucho que significa D. Benito
Pérez Galdós al frente de la candidatura republicana, candidatura franca,
valientemente antivaticanista, antijesuitica, anticlerical”. Es preciso
recordar que la postura del Vaticano, fielmente reflejada en la Iglesia
católica española, es absolutamente contraria a la secularización de la
sociedad y que en 1910 establece para todos los religiosos el llamado juramento
antimodernista, mantenido hasta 1967.
Por
el contrario, la prensa conservadora y católica siembra ataques sin fin. Por
ejemplo, el diario tradicionalista El Correo Español (19.4.1907) le
dedica estas lindezas: “Galdós, en ésta su tercera salida pancesca á la vida política, se mueve y se agita como
un azogado para lograr un acta de diputado republicano por Madrid”. Y es que el
escritor reprueba en sus artículos al tremendo cáncer del caciquismo, al que
suma los que considera no menos importantes de clericalismo y ultramontanismo.
Es
elegido diputado por Madrid con 16.879 votos, junto a los abogados republicanos
Luis Morote y Greus (16.272) y Rafael Fernández Calzada (16.263). Después se
suma al Bloque Liberal, que coaliga a liberales, demócratas y republicanos de
tendencia moderada, encabezados por Melquíades Álvarez. Hace campaña por
diferentes lugares de España hasta que el también denominado Bloque de
Izquierdas se deshace.
Pero
cuando se convierte en receptor de las iras de los elementos conservadores,
clericales y reaccionarios es al figurar como presidente de la Conjunción
Repúblicano-Socialista. En mayo de 1910 se ponen a la venta retratos de Galdós
y de Pablo Iglesias al precio de diez céntimos y eso es algo que esos sectores
no pueden tolerar, ellos, tan españoles y tan monárquicos. Además, encabeza la
candidatura de concentración por Madrid, en la que figura también Pablo
Iglesias, que obtiene el triunfo y todos los componentes son elegidos
diputados. Galdós consigue el mayor número de votos y Pablo Iglesias, a pesar
de su tercera posición, el menor, pero se convierte en el primer diputado
socialista.
Las
siguientes elecciones se celebran el 8 de marzo de 1914 y esta vez el escritor
se presenta, ciego y con 71 años, por la circunscripción de Canarias y distrito
de Las Palmas, bajo el paraguas del Partido Reformista, que su amigo Melquíades
Álvarez pone en marcha en 1912. Con 11.204 votos es el candidato más votado. El
24 de marzo de 1914 es la fecha de alta, el 12 de mayo la de jura y el 16 de
marzo de 1916 causa baja en el Congreso.
En suma, tanto la participación política de Galdós, expresada desde
el republicanismo, como su crítica contra fanatismo religioso, egoísmo,
superstición o prejuicios sociales, enfurece a la jerarquía
eclesiástica, enerva a muchos grupos de la Iglesia y exaspera a los
sectores más reaccionarios. Por otra parte, sus ideas y su práctica son
aplaudidas por la sociedad liberal y progresista. Isidro Sánchez Desde el revés de la inopia
e figura también Pablo
Iglesias, que obtiene el triunfo y todos los componentes son elegidos
diputados. Galdós consigue el mayor número de votos y Pablo Iglesias, a pesar
de su tercera posición, el menor, pero se convierte en el primer diputado
socialista.
Las
siguientes elecciones se celebran el 8 de marzo de 1914 y esta vez el escritor
se presenta, ciego y con 71 años, por la circunscripción de Canarias y distrito
de Las Palmas, bajo el paraguas del Partido Reformista, que su amigo Melquíades
Álvarez pone en marcha en 1912. Con 11.204 votos es el candidato más votado. El
24 de marzo de 1914 es la fecha de alta, el 12 de mayo la de jura y el 16 de
marzo de 1916 causa baja en el Congreso.
En suma, tanto la participación política de Galdós, expresada desde
el republicanismo, como su crítica contra fanatismo religioso, egoísmo,
superstición o prejuicios sociales, enfurece a la jerarquía
eclesiástica, enerva a muchos grupos de la Iglesia y exaspera a los
sectores más reaccionarios. Por otra parte, sus ideas y su práctica son
aplaudidas por la sociedad liberal y progresista.
El pasado 4 de enero se han cumplido cien años de la muerte del gran
escritor Benito Pérez Galdós (1843-1920). Casi nadie pone en duda que el
autor canario fue desdeñado por el mundo de consignas de la autocracia.
Sobre todo sus novelas contaron con el rechazo de los censores
franquistas pues era considerado anticlerical, liberal, republicano e
inmerso en el naturalismo, corriente literaria valorada entonces
inmoral, soez y contraria a las posiciones del catolicismo español.
Además, el contenido de muchas de sus obras se considera contrario a los
valores propugnados por los prebostes de la dictadura.
Y
es que Galdós es capaz de plasmar en su escritura lo sombrío y oscuro de una
España retrasada, clerical, caciquil y excluyente, que impera y campa a sus
anchas desde tiempos inmemoriales. Un ejemplo de la actitud de esa España lo
tenemos en el reciente debate de investidura de Pedro Sánchez, con una derecha
asilvestrada, en palabras de Gabriel Rufián Romero, que miente e insulta con
profusión.
Los
Grandes Medios de Persuasión y Propaganda (GMPP), al mandado de los poderes
financieros y en buena medida al servicio de la extrema derecha y de la derecha
extrema, informan del mismo y citan bronca en el Congreso, repartiendo culpas
de la ignominia entre los diversos grupos políticos, cuando todos hemos visto
que la camorra es exclusiva de una derecha montaraz, atrabiliaria, e
inverecunda. Con pateo e insultos constantes, con la representante del partido
veleta que llama a los diputados socialistas a la traición o con algunos
políticos que desde el neofascismo llegan a sugerir, incluso, la intervención
del Ejército.
Galdós,
que se identifica con las causas populares, muestra la mezquindad de los
poderosos, así como el servilismo de las masas incapaces de levantarse. Desnuda
a la Iglesia católica, cuando muestra su cerrazón y perseverancia en controlar
y destrozar cerebros, a la vez que somete al pueblo a los dictados de una
monarquía absolutista y corrupta.
Según
afirma Francisco Cánovas Sánchez en su magnífica biografía, editada el año
pasado, el escritor canario muestra admiración por Pablo Iglesias Posse
(1850-1925), fundador del PSOE, a quien reconoce gran mérito en la dirección de
un partido disciplinado, y describe a unos sectores políticos conservadores
siempre en el machito. Esa derecha cainita deja sin premio Nobel de Literatura
a Galdós, como recuerda Cánovas en su obra, lo que hasta puede leerse en el
cultural de ABC (4.1.2020), al ser “víctima de varias campañas
orquestadas por grupos de intelectuales y políticos conservadores que
convencieron a la Academia Sueca de que no le concedieran el gran galardón de
las letras”.
Es
decir, en varias ocasiones sectores conservadores, reaccionarios y clericales,
con una escasa cultura democrática, impiden que Galdós gane el Nobel, con
campañas de desprestigio hacia su candidatura, a pesar de estar avalada por
muchos de los más importantes intelectuales españoles de la época, como Jacinto
Benavente Martínez, José Echegaray Eizaguirre, Ramón Pérez de Ayala Fernández
del Portal, Jacinto Octavio Picón Bouchet o Santiago Ramón y Cajal. Y por
instituciones y organizaciones muy diversas, como la Asociación de la Prensa
Diaria de Barcelona, la mayoría de las fuerzas políticas presentes en el Congreso
o el Ateneo de Madrid.
Por
otra parte, en el mundo de la prensa se desarrolla en esos años una intensa
polémica con una guerra entre blanco o negro, sin matices, tan frecuente en
España: Galdós, si o Galdós, no. Por ejemplo, Vida Socialista
(3.12.1911) toma posición en los términos siguientes: ¿Acaso no suponen nada
sus novelas españolas contemporáneas y su magnífica labor teatral? ¿Acaso no
conoce nadie ese monumento grandioso, magistral, insuperable que se llama Episodios
Nacionales, y que es la historia más notable, más prolija y más verídica de
esta paciente y desdichada España? No; ante Galdós no caben comparaciones ni se
admiten controversias. Galdós, como Cervantes, como Dante, como Shakespeare, es
único y es indiscutible”.
Otra
muestra. Mariano de Cavia escribe también sobre el tema en El Imparcial
(21.1.1912) y se expresa en los términos siguientes: “Esperé asimismo que ante
la altísima significación de Galdós en la cumbre del Arte y en el seno de la Raza, se acallaran, por una
vez siquiera, los rencorcillos de secta y las
disputas de bandería; pero la primera lección de desengaño hubieron de
dármela unos apreciables jóvenes, á quienes no puedo envidiar la juventud, qué
siempre debería ser envidiable, porque
de bien poco sirve la primavera de la vida cuando ya están el pensar y el
sentir de riguroso invierno”. Y es que a Galdós no se le perdona, sigue Cavia,
el que se haya convertido en el “Don
Quijote de la Conjunción”, por supuesto de la republicano-socialista, recuerdo.
Y llega a afirmar que la “intolerancia y la cuquería no perdonan”.
El
dramaturgo Jacinto Benavente, premio Nobel en 1922, escribe en varias ocasiones
a favor del Nobel para Galdós. Y a fines de febrero de 1912 llama a los que
hacen la campaña contraria intransigentes desaforados, malos cristianos y
peores españoles (Nuevo Mundo, 29.2.1912). Por culpa suya, afirma,
“daremos una vez más ante el extranjero el lamentable espectáculo de nuestras
divisiones y de nuestras intolerancias”.
Pero
la prensa católica, con El Siglo Futuro a la cabeza y el apoyo vaticano
a través de L'Osservatore Romano, se lanza en tromba y de manera
persistente contra Galdós. A mediados de febrero se envía un telegrama a la
Academia sueca con este texto: “La clásica España de los Reyes Católicos, de
Cisneros, Santa Teresa, Cervantes y Calderón, ruega a esa ilustra Academia que
para honrar al más insigne de los hombres de letras, adjudique el premio Nobel
a D. Marcelino Menéndez Pelayo, verdadera encarnación del alma nacional
española” (El Castellano, 17.2.1912). Lo firman, entre otros,
representantes de El Siglo Futuro, El Correo Español, El
Debate, Centro de Defensa Social de Madrid y Liga Católica de Valencia.
Ese periódico clerical toledano, El Castellano, inserta en
el mismo número un artículo con ataques a la candidatura de Galdós
titulado “Por Jesucristo y por España”. Firmado por J. Marín del Campo,
se escribe que está sostenida por “jadaizantes, masones, protestantes y
demagogos (y tal vez algunos católicos incautos)”. ¿Les suena la
canción? Hoy los enemigos de España son comunistas, podemitas,
frentepopulistas, bolivarianos, separatistas o golpistas. La reacción
siempre entona la misma cantinela: verdaderos españoles, derecha y
ultraderecha, ahora neofranquista; traidores y antiespañoles, los demás.
Isidro Sánchez Sánchez.- En octubre de 2018 comienza
su andadura la escuela de hostelería y restaurante El Sembrador, puesta
en marcha por Cáritas en la calle Sancho Panza de Albacete como
experiencia novedosa en Castilla-La Mancha.
La primera iniciativa de este tipo fue de la Asociación Comisión
Católica Española de Migración (ACCEM), que tiene domicilio en
Guadalajara. Aunque en realidad dicha organización está presente en doce
comunidades autónomas. Pero la sede en la ciudad alcarreña u otro lugar
de la Comunidad Autónoma es obligada para conseguir ayudas de la Junta
de Comunidades. Se trata de las denominadas empresas de inserción.
En
el registro correspondiente figuran a fecha de hoy sólo seis empresas: Savia
Nueva Servicios Generales S.L.U. (ACCEM, Guadalajara), Reciclamoda S.L. (Cáritas
de la Diócesis de Sigüenza-Guadalajara), Cortijo Covaroca S.L. (Fundación El
Sembrador), Recuperaciones El Sembrador S.L. (Fundación El Sembrador), Viveros
El Sembrador S.L. (Fundación El Sembrador y Tecnología de La Mancha S.L.) e
Integra Todos S.L. (Asociación entre todos: por la integración sociolaboral en
la Sierra del Segura). En el registro, consultado el día último de 2019,
todavía no figura la escuela y restaurante de Cáritas Albacete y, como puede
observarse, salvo la ubicada en Elche de la Sierra, las demás tienen una
relación directa con la Iglesia Católica.
Esta última, El Sembrador, trata de formar a personas en riesgo de
exclusión social para obtener un certificado de profesionalidad en
hostelería. En las aulas, bien dotadas, reconocidos profesionales
imparten clases teóricas y en el restaurante aprenden a cocinar, servir
mesas o atender una barra. Como entidades financiadoras figuran, en
lugar preminente del restaurante, empresa Arcos, Junta de Comunidades de
Castilla-La Mancha y Unión Europea.
Además, aparecen Bankia, Banco Santander y Obra Social La Caixa,
firmas financieras con mera labor propagandística en apoyo de
actividades contra la exclusión social, pero que realmente tienen un
marcado protagonismo en desigualdad, exclusión y dificultades para el
uso bancario en territorios y colectivos socialmente vulnerables. En ese
sentido se puede ver, por ejemplo el artículo de Beatriz Fernández
Olit, de Economistas sin Fronteras, “Servicios bancarios: ¿una barrera
para la integración social?” (Revista Contexto,
https://ctxt.es, 8.8.2018). Esta frase pertenece al citado artículo: “El
impacto que la crisis ha ejercido sobre los colectivos socialmente
vulnerables ha sido intenso: un 3% ha perdido su casa por impago de la
hipoteca, un 9,5% se ha visto afectado por la morosidad, el 9% ha tenido
que cerrar su cuenta bancaria”.
También en
lugar preferente, al lado de las financiadoras financieras, expertas en AE
(Ayudas del Estado), PEF (Paraísos y elusiones fiscales), PG (Puertas
giratorias) y JA (Jubilaciones anticipadas para sus trabajadores, pero
defensores de los 67 años o más para otros sectores), figura enmarcada la
siguiente frase: “Caritas apuesta por una economía que no genere desigualdad,
exclusión y pobreza, poniendo en el centro a las personas y sus derechos”.
Desde luego, esa no es la apuesta de los bancos, por lo que cabe pensar en la
fábula del lobo al cuidado de las ovejas.
Otra frase
contigua reza así: “La Fundación el Sembrador impulsa la economía social y
solidaria a través de la inserción sociolaboral de personas en riesgo de
exclusión social”. Y es que tras el restaurante escuela está la Fundación El
Sembrador, en cuya página de Internet sólo se pueden consultar las memorias de
2010 a 2017, La Fundación se define como entidad sin ánimo de lucro,
constituida en el año 2007 por Cáritas Diocesana de Albacete, Cámara de
Comercio e Industria de Albacete (después sustituida por la Confederación de
Empresarios de Albacete) y Universidad de Castilla-La Mancha, con el objetivo
fundamental de promover la inserción sociolaboral de colectivos en situación o
riesgo de exclusión social a través del empleo.
En la Memoria de 2010 se relacionan los colectivos con los que
trabajan: Internos de centros penitenciarios cuya situación permita
acceder a un empleo, liberados condicionales y exreclusos, víctimas de
violencia doméstica y en estado de exclusión social, minorías étnicas en
situación de exclusión social, parados de larga duración mayores de 45
años, hombres o mujeres sin hogar, personas con baja empleabilidad y
formación que viven en el medio rural, personas sujetas a algún tipo de
adicción o drogodependencia o mujeres con dificultades de inserción
laboral por falta de formación y/o experiencia laboral previa.
Para
tener una idea de los fondos que manejan se puede hacer referencia a la
situación de 2017, últimos datos que se conocen a través de Internet. La suma
total de recursos económicos invertidos ese año en los distintos proyectos de
la Fundación es de 652.383,99 euros, 270.881,41 (41,52 por ciento) procedentes
de ayudas y subvenciones públicas recibidas y 381.502,58 (58,48) de recursos
privados y propios (Memoria 2017).
Quizá
la Iglesia católica ve las orejas al lobo y es consciente de que la opacidad en
sus cuentas no es posible por mucho tiempo. Además, el maná del Estado se pone
un poquito más difícil, sobre todo por las indicaciones de Europa. No me atrevo
a dar una cifra de la cantidad de millones de euros que entre todos pasamos a
la institución eclesiástica, pero si puedo recordar las vías: asignación
tributaria vía IRPF, aportaciones directas para fines muy diversos o exenciones
y beneficios fiscales y administrativos. Sin cuantificar, por falta de
transparencia, bienes inmatriculados, donaciones de suelo público o beneficios
fiscales al mecenazgo (exenciones por entradas a instalaciones eclesiásticas,
herencias o donativos). Además, sus pastores cada vez pastorean menos ovejas. Por
eso, tal vez, la Iglesia explora otras vías de financiación para el desarrollo
de sus actividades.