viernes, 12 de julio de 2019

Cuarenta años del rodaje de El crimen de Cuenca (y 2)

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- 12 julio, 2019 – 08:30

Pero el 11 de diciembre de 1979 la Dirección General de Cinematografía conoce que el Ministerio del Interior se ha dirigido al Fiscal del Estado para que el Ministerio Fiscal adopte las medidas procedentes al considerar que la obra de Miró contiene diversas escenas de tortura y violencia, protagonizadas por miembros de la Guardia Civil y que su exhibición podría ser constitutiva de delitos de calumnia e injuria previstos en los artículos 453 y 457 del Código Penal, lo que se comunica a los peticionarios. Evidentemente, el estreno no puede hacerse, todo se pone en marcha para la prohibición y se busca la fórmula para ejecutar la represión.

Lo que no cuenta Ricardo de la Cierva en el Congreso de los Diputados es lo que se desvela hace unas semanas en una entrevista de Francesc Miró a Víctor Matellano. El Ministerio de Cultura paraliza la concesión de la licencia y organiza varios pases privados para los tenientes generales Antonio Ibáñez Freire –ministro del Interior– y Pedro Fontenla Fernández –director general de la Guardia Civil–, que deciden directamente que la película no debe estrenarse (eldiario.es, 21.5.2019). Sólo hay que dar forma a la decisión.


Poderes fácticos del Caso Grimaldos el cacique (Fernando Rey) y el párroco (José Vivo). En La Calle, 25 a 31.8.1981
A fines de enero de 1980 el ministro de Cultura recibe un oficio del Juzgado Militar de la Capitanía General de la Primera Región Militar en estos términos: “Excelentísimo señor.- En auto del día de la fecha, dictado en la causa número 33/80, seguida ante este Juzgado Militar, he decretado el secuestro de la película cinematográfica «El crimen de Cuenca», original y todas sus copias. Lo que pongo en conocimiento de V. E., con el ruego de que inmediatamente adopte las medidas adecuadas para su estricto cumplimiento, debiéndome acusar recibo para constancia en autos.- Dios guarde a V. E. muchos años.- Madrid, 31 de enero de 1980.- Firmado: el Coronel Juez Instructor” (Diario de Sesiones del Congreso de los Diputados DSCD–, 14.5.1980). Es preciso indicar que el dictador hacía casi cinco años que había muerto y Guillermo Quintana Lacaci ordenaba el secuestro de todas las copias del filme y el procesamiento de Pilar Miró.


El Sr. de Contreras diputado conservador y cacique de la zona de Osa de la Vega y Tresjuncos (La Calle, 25 a 31.8.1981)
En aquella sesión plenaria del Congreso de los Diputados Alfonso Guerra preguntaba por la película de Miró argumentando falta de libertad de expresión. Fue entonces cuando se pudo apreciar el poco respeto a la Constitución que tenían muchos de los franquistas reconvertidos en demócratas. Al ministro de Cultura historiador se le escapó en su contestación a Guerra: “… y puedo decirle que me ha decepcionado usted profundamente como jurista, hasta el punto de que, después de su intervención, yo estoy empezando a pensar que que la Constitución, si hiciéramos caso a ella, por supuesto que no lo hacemos...” (DSCD, 14.5.1980), frase que provocó grandes carcajadas, protestas y pateos en los escaños de la izquierda.
El guión de la película, con una idea de Juan Antonio Porto, es de Pilar Miró y Lola Salvador Maldonado, la música de Antón García Abril y la fotografía de Hans Burmann. Los principales intérpretes son Amparo Soler Leal, Héctor Alterio, Daniel Dicenta, José Manuel Cervino, Mary Carrillo, Fernando Rey, Francisco Casares, Eduardo Calvo, José Vivo, Félix Rotaeta, Pedro del Río, Guillermo Montesinos, Mercedes Sampietro o Nicolás Dueñas.
El secuestro comercial tiene una duración de dos años. Hasta que el Tribunal Supremo autoriza la exhibición de la película, que por fin se estrena el 26 de junio de 1981. Y es un rotundo éxito pues se convierte en la cinta más vista del año. La ven, según datos del Catálogo del Cine Español (Ministerio de Cultura), 2.621.569 de espectadores y tiene una recaudación superior a los 461 millones de pesetas (2.773.506,30 €). Fue la película más taquillera de 1981, con más espectadores, por ejemplo, que Supermán II (Richard Lester, 1980).


Regresa El cepa (2019)
La revista La Calle dedica un reportaje a la película, titulado “Todo sobre El crimen de Cuenca”, en su número de 31 de agosto de 1981. Se incluye una entrevista a la directora en la que se plantea la siguiente cuestión: ¿Has superado personalmente del todo el largo y difícil camino que va desde el rodaje al estreno del El crimen de Cuenca?”. A lo que Miró responde: “Hay vivencias que no se pueden superar. A mi me parece que ha sido un recorrido excesivamente injusto en el que a veces me ha podido el desasosiego. Lo que me indigna ahora, sin embargo, es pensar que encima haya sido inútil. Aunque no deja de ser una experiencia a través de la que he podido revisar algunos conceptos, sentimientos, relaciones...”. 
Ahora, cuarenta ños después, el realizador Víctor Matellano estrena el documental Regresa El Cepa, que narra la realización y posterior secuestro de El crimen de Cuenca, con guion de Antonio Durán y Emeterio Díez Puertas, con una idea del mismo Víctor Matellano, música de Javier de la Morena y fotografía de David Cortázar. Intervienen, entre otros, Guillermo Montesinos (que hacía el papel de El Cepas en la película de Miró), José Manuel Cervino, Mercedes Sampietro, Héctor Alterio, Assumpta Serna, Francisco Casares, Juan Antonio Porto, Sol Carnicero, Hans Burmann o Antón García Abril.
Guillermo Montesinos vuelve a los lugares de rodaje cuatro décadas después, donde se encuentra con los vecinos. En realidad su visita sirve de hilo conductor del documental y se suceden una serie de entrevistas a especialistas, guionistas, juristas o políticos, además de miembros del equipo y actores de la película dirigida por Pilar Miró, como Héctor Alterio o Mercedes Sampietro.

Nota: El próximo artículo de la sección “Desde el revés de la inopia” no aparecerá hasta el primer viernes de septiembre.

Isidro Sánchez

Desde el revés de la inopia

viernes, 5 de julio de 2019

Cuarenta años del rodaje de El crimen de Cuenca (1)

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- 5 julio, 2019 – 09:31

La Transición, como se sabe, no fue resultado de una ruptura con la dictadura franquista. Fuerzas políticas, económicas y mediáticas procedentes del régimen anterior pilotaron una modificación intensa y una apertura significativa para convertirlo en un Estado democrático pero conservando en muchos de sus aparatos (incluyendo el mundo militar, las llamadas fuerzas de seguridad y la judicatura) una cultura franquista represiva. Sin olvidar la complicidad de una Iglesia católica que había nombrado a Franco “Caudillo por la gracias de Dios” y amparaba al generalísimo bajo palio, como al Santísimo Sacramento, a las primeras de cambio.
Un ejemplo claro de esa cultura represiva lo constituye la censura de El Crimen de Cuenca,  filme de Pilar Mercedes Miró Romero (1940-1997), importante directora de cine, teatro y televisión, que entre 1986 y 1989 dirigió RTVE. Los motores del filme ambientado en los primeros lustros del siglo XX son el error judicial y la tortura. Los hechos contra la directora y su película suceden, no hay que olvidarlo, muy poco tiempo después de aprobarse una Constitución que consagra la libertad de expresión.
Pilar Miró. Fotografía de L. López Martínez (La Calle, 25 a 31.8.1981)
Sin embargo, a fines de 1979 se publica el libro de Lola Salvador Maldonado titulado también El crimen de Cuenca, que no tiene problemas con la censura. A pesar de que reconstruye minuciosamente los hechos gracias a documentos históricos y fuentes orales. Y es que el asunto consigue más resonancia en el cine que en los libros y eso lo saben los represores demócratas. Como tiene más presencia mediática el proceso contra Miró que los seguidos contra una serie de periodistas, en la misma situación que ella, acusados de injurias al Ejército.
Durante el caluroso verano que vivimos se cumplen cuarenta años del rodaje en escenarios reales de El crimen de Cuenca, película en la que se tratan hechos verídicos. En concreto, la detención de Gregorio Valero Contreras y León Sánchez Gascón, amigos y vecinos de Osa de La Vega (Cuenca), como autores de la muerte de José María Grimaldos López, pastor y compañero de los anteriores. Confiesan el crimen tras ser sometidos a intensas torturas por parte de la Guardia Civil, son juzgados en 1918 en la Audiencia Provincial de Cuenca y condenados a dieciocho años de cárcel. El escándalo nacional estalla cuando Grimaldos, tras varios años viviendo en otra población, aparece con vida. Es el conocido como error judicial de Osa de la Vega o Caso Grimaldos, el “muerto resucitado”, según titular del diario El Sol.
Lola Salvador Maldonado (La Calle, 25 a 31.8.1981)
Y es que El crimen de Cuenca retrata a la perfección la época de la Restauración, con la intensa coacción del poder en la vida social y la presencia apabullante de ismos como clericalismo, clientelismo, conservadurismo, cunerismo o caciquismo. También es un retrato de la España rural de principios de siglo XX, caracterizado por carencias de todo tipo, tanto materiales como educativas. Asimismo una brillante reflexión sobre las connivencias entre poder eclesiástico, militar y clases altas, también cuando se trata de hacer recaer la Ley sobre los desfavorecidos, aplicación que se suaviza o directamente se elude, por uno u otro medio, cuando tiene que incidir sobre esos sectores citados.
Aquel año de 1979 saltan a la prensa varios casos de tortura y la película atrae la atención de poderosos sectores, lo que hace que filme y directora tengan un difícil camino y azarosas circunstancias. De hecho, Pilar Miró tiene que afrontar una delicada situación rodeada de cierta soledad y el Gobierno de Adolfo Suárez, conocedor del ruido de sables, pone todos los impedimentos que puede para evitar el estreno. Pero es preciso indicar al evocar la película que todavía hoy, al amparo de la Ley Mordaza, se persiguen expresiones artísticas, se censuran libros o se producen condenas por tuitear. Es decir, se da vía libre a la tendencia represiva franquista que no ha desaparecido del todo pues presta alas a la subjetividad y a la arbitrariedad de la Administración.
El crimen de Cuenca (1979)
Pero no sólo se puede hablar de censura hay que hacerlo de secuestro militar de la cinta y procesamiento de la directora. Se pueden recordar algunos hechos narrados por el ministro de Cultura, Ricardo de la Cierva y Hoces, en la sesión plenaria del Congreso de los Diputados (Diario de Sesiones del Congreso de los Diputados DSCD–, 14.5.1980). El escrito de solicitud de la licencia de exhibición de la película tiene entrada en el registro del Ministerio de Cultura el 30 de noviembre de 1979 y en carta del día 5 de diciembre de 1979 dirigida a la Dirección General de Cinematografía, la In-Cine, Compañía Industrial Cinematográfica, S. A., y Jet Film S. A. piden la entrega urgente de la licencia de exhibición pues el estreno de la película está previsto para el día 13 de diciembre.            
Cuenta Alfonso Guerra que durante el golpe militar de 1981 se acordaba de su hijo, que acababa de cumplir diecisiete meses, y por asociación de Pilar Miró, ingresada entonces en un hospital para dar a luz. El político afirma que sintió pena por ella pues estaba sometida a un consejo de guerra por su película El crimen de Cuenca: “Irán a la clínica y... Me produjo inquietud, malestar y tristeza pensar en las posibles actuaciones de los militares rebeldes en relación con una indefensa Pilar” (Cuando el tiempo nos alcanza - Memorias 1940-1982, 2004). Hay que recordar que Pilar Miró estaba en la lista de las personas a eliminar.

Isidro Sánchez

Desde el revés de la inopia