viernes, 30 de diciembre de 2016

La utilidad de lo inútil

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- 30 diciembre, 2016 – 10:56

El llamativo oxímoron que presenta el título llegó hasta mi gracias a la recomendación de una amiga. Lee el libro de Nuccio Ordine, me dijo, te gustará. Y me ha parecido un gran libro, necesario, reconfortante e imprescindible. Un manifiesto en favor del Arte, Humanidades, Letras y Literatura.


isidroSanchez

Ordine nació el 18 de julio de 1958 en la región de Calabria, concretamente en Diamante, provincia de Cosenza. Es profesor, filósofo, escritor y un gran conocedor del Renacimiento y del pensamiento de Giordano Bruno. Invitado por diferentes Universidades norteamericanas y europea, sus libros han sido traducidos a muchos idiomas, entre ellos chino, japonés y ruso.

1-2013
1. 2013

El libro tiene por título La utilidad de lo inútil. Manifiesto (2013) y el mismo autor explica su sentido en la Web de la editorial: “Si dejamos morir lo gratuito, si renunciamos a la fuerza generadora de lo inútil, si escuchamos únicamente el mortífero canto de sirenas que nos impele a perseguir el beneficio, sólo seremos capaces de producir una colectividad enferma y sin memoria que, extraviada, acabará por perder el sentido de sí misma y de la vida. Y en ese momento, cuando la desertificación del espiritu nos haya ya agostado, será en verdad difícil imaginar que el ignorante homo sapiens pueda desempeñar todavía un papel en la tarea de hacer más humana la humanidad”.
Lo primero que hay que decir es que Ordine escribe en su libro lo que muchos autores callan para estar en consonancia con el becerro de oro, dicen algunos. Pero en realidad para no salir de la senda que marca el neoliberalismo omnipotente, que todo lo mide por ganancias, por beneficios y que ha transformado el mundo en un gran negocio, en el que las personas no importan. Fuera de su órbita hace mucho frío y demasiados autores son meras correas de transmisión del capitalismo más feroz y más asesino, aunque vistan sus escritos con los más exquisitos ropajes.
En la primera parte de la obra se trata la útil inutilidad de la literatura. En la segunda, con el significativo título de “La universidad-empresa y los estudiantes-clientes”, se plantean los efec­tos desas­tro­sos pro­du­ci­dos por la lógica del bene­fi­cio económico en ense­ñanza, inves­ti­ga­ción y acti­vi­da­des cul­tu­ra­les en gene­ral. También la batalla contra la dictadura del beneficio que han desempeñado y desempeñan humanistas y científicos “en defensa de la libertad y la gratuidad del conocimiento y la investigación”. Y en una ter­cera parte, titulada “Poseer mata”, el autor recuerda a una serie de autores clá­si­cos para mos­trar­ que “amar para poseer mata el amor” y “poseer la ver­dad mata la ver­dad”.

2. 1588
2. 1588

El libro incluye también un ensayo escrito el 1939 por el pedagogo norteamericano Abraham Flexner (1866-1959), que significa todavía una reivindicación de la investigación científica sin aplicación práctica definida. Ordine y Flexner comparten la idea de que la curiosidad es el motor del progreso humano y que resulta contraproducente querer teledirigirla demasiado.
Son muchos los textos de diferentes autores, relacionados con el tema propuesto, que se citan en la obra, como la frase del filósofo Michel de Montaigne (1533-1592) en sus Ensayos: “es el gozar, no el poseer, lo que nos hace felices”, fórmula con plena vigencia hoy, cuando se valora más tener que ser. Las que Federico García Lorca (1898-1936) dirigía a un grupo de estudiantes en 1934, con las que hacía una invitación a nutrir con la literatura “ese grano de locura que todos llevamos dentro”, sin el cual sería en verdad “imprudente vivir”. O con las que recuerda la locura de Don Quijote, “héroe de lo inútil y lo gratuito”.
Y es que, como escribe Ordine, está claro que en el universo del utilitarismo, un martillo vale más que una sinfonía, un cuchillo más que una poesía, una llave inglesa más que un cuadro, “porque es fácil hacerse cargo de la eficacia de un utensilio mientras que resulta cada vez más difícil entender para qué pueden servir la música, la literatura o el arte”. Es la deriva de los tiempos que corren ya que con manifiesta “crueldad”, muchas empresas, que han aprovechado durante décadas la privatización de los beneficios y la socialización de las pérdidas, despiden a los trabajadores, a la vez que los gobiernos suprimen “los empleos, la enseñanza, la asistencia social a los discapacitados y la sanidad”.
En fin, como conclusión podemos recordar con Ordine que es doloroso ver a hombres y mujeres empeñados en una insensata carrera hacia la “tierra prometida del beneficio”, mientras que no despiertan interés naturaleza, objetos o demás seres humanos. La consecución de ese objetivo no permite entender la importancia de los pequeños gestos cotidianos ni descubrir la belleza que nos rodea: “en una puesta de sol, un cielo estrellado, la ternura de un beso, la eclosión de una flor, el vuelo de una mariposa, la sonrisa de un niño”. La lección que podemos obtener es que si perdemos las cosas simples, aquellas que aparentemente no valen nada, lo perdemos todo.

Isidro Sánchez

Desde el revés de la inopia

viernes, 23 de diciembre de 2016

En Europa no todo vale

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- 23 diciembre, 2016 – 10:35
 
Se han producido tres noticias durante esta semana que confirman algo frecuente en nuestro país: algunas veces los poderosos pierden en Europa lo que ganan en España. Por la primera, que tiene como protagonista a la Iglesia católica, nos enteramos que España es condenada al pago de una indemnización de 600.000 euros en un litigio, la más alta que le ha impuesto el Tribunal de Estrasburgo, por no proteger el derecho a la propiedad de una empresa sobre unos terrenos que la Iglesia inscribió a su nombre en un pueblo de Palencia (EFE, 20.12.2016).

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Otro medio digital presenta así la noticia: “Estrasburgo condena a España por permitir que la Iglesia inmatriculara unos terrenos propiedad de una empresa en Palencia” (Laicismo.org, 21.12.2016).
La segunda tiene que ver con ayudas a multinacionales españolas. La cuestión es que el Tribunal de Justicia de la UE declara ilegales dos sentencias que avalaron las millonarias deducciones concedidas a empresas como Telefónica, Iberdrola o Santander. Coincide con el criterio de la Comisión Europea, que en 2014 reclamó a España que exigiera la devolución de esas ayudas por considerarlas ilegales (eldiario.es, 21-12-2016).

1-2015

La tercera, con los bancos como implicados, informa que la justicia europea da la razón a los consumidores y la banca tendrá que devolver todo el dinero de las cláusulas suelo (infolibre, 21.12.2016).
Parece claro que el desprestigio de la Justicia española es grande, como prueban diversos estudios, pero la cosa ha llegado a extremos intolerables. Según un estudio publicado en 2015 es poco eficiente, de escasa calidad y una de las menos independientes de Europa. España ocupa el puesto 25, de 28 países, en la percepción ciudadana de la independencia judicial (The 2015 EU Justice. Scoreboard). Sólo Croacia, Bulgaria y Eslovaquia están por detrás de España.
Tanto que a principios de 2014 la Plataforma Cívica por la Independencia Judicial presentó ante la Organización de las Naciones Unidas una denuncia relativa a su indudable politización, puesta de manifiesto con frecuencia. Se puede recordar un sólo párrafo: “El respeto a los derechos humanos en cualquier sociedad democrática exige la existencia de una Justicia independiente del poder político. En España, sin embargo, los recientes ataques a la separación de poderes están poniendo en peligro el Estado de Derecho y, con él los mismos derechos de los ciudadanos. Tan grave es la situación que se hace urgente poner los hechos en conocimiento de Naciones Unidas, a fin de que se adopten las medidas necesarias para restablecer las mínimas garantías en materia jurisdiccional”.

The 2015 EU Justice Scoreboard
The 2015 EU Justice Scoreboard

En España los asuntos judiciales, debido a factores diversos, suelen ser favorables a las instancias gubernamentales o a los poderes financieros pero luego llega Europa con la rebaja y la fiesta de los caciques de siempre, políticos, eclesiásticos o económicos, resulta pasada por agua. Se puede recordar sólo como ejemplo el libro España ante el Tribunal Europeo de Derechos Humanos. Materiales jurisprudenciales (2010), coordinado por los profesores de la Universidad del País Vasco Juan Velázquez, Iñaki Valiente y Juan Ignacio Ugartemendía.

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Se recopilan en la obra las setenta sentencias en contra que España acumula en el Tribunal Europeo de Derechos Humanos entre 1988 y 2009. No hay país europeo que haya sufrido tantas condenas por vulneración de derechos humanos y es que las élites españolas parecen tener aversión a las leyes y aún más a su cumplimiento, arropadas casi siempre por unos grandes medios de comunicación a su servicio, convertidos más en medios de propaganda y disuasión que en informativos.
Y esos sectores buscan enemigos exteriores para tapar sus tropelías en España. Es un clásico contra los problemas en el interior buscar un enemigo fuera, de manera que esos sectores ven la paja en el ojo ajeno pero no ven la viga en el propio, con frase bíblica de san Mateo, que nuestro Cervantes, todavía estamos en año cervantino, recogía así: “El que vee [sic] la mota en el ojo ajeno, vea la viga en el suyo” (El Quijote, II, 43). Aunque del exterior también les llegan algunos disgustos pues los tribunales europeos trabajan con más independencia que los españoles y muestran que no todo vale.

Isidro Sánchez

Desde el revés de la inopia

viernes, 16 de diciembre de 2016

La mujer. Su invisibilidad (y 4)

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- 16 diciembre, 2016 – 16:00
Una de las exposiciones que ahora puede verse en el Museo del Prado es de Clara Peeters (¿1588-1658?). Se trata de la primera exposición individual que el Prado dedica a una mujer en sus casi 200 años de historia. Se podrían citar multitud de ejemplos en campos muy diferentes.


isidroSanchez

Puede afirmarse que en todas las épocas históricas existen mujeres preocupadas por mejorar su propia condición, aunque no resulta posible marcar con exactitud en qué momento empiezan a rebelarse. La Historia ha sido construida tradicionalmente por hombres y sólo recientemente la historiografía ha comenzado a preocuparse por las mujeres. Como afirma Mary Nash, hay que hacer una historia que tenga en cuenta que la mujer es distinta del hombre y que, en consecuencia, se necesita un estudio específico de su papel en el desarrollo de la humanidad.

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Catálogo de la exposición (2016)

La mujer, de manera general, ha sufrido una invisibilidad histórica. Pilar Folguera afirma que los historiadores se ocupan preferentemente de los grupos sociales que tienen alguna relación con lo público y con el poder, dentro de marcos institucionales. Y, por el contrario, la acción de la mujer se localiza, fundamentalmente, en el espacio privado e intradoméstico. De ahí que su historia haya que insertarla sobre todo en la historia de la vida cotidiana, realizada científicamente sólo desde hace pocas décadas.
Las diferentes corrientes historiográficas apenas han dedicado atención al estudio de la mujer en la Historia. La académica o positivista se ha ocupado preferentemente de la vida militar, diplomática o política y ha dedicado sus esfuerzos investigadores a grandes eventos, a hechos notables. Ranke, máximo exponente de esa corriente en el siglo XIX, pretende mostrar las cosas como sucedieron. Para ello hay que bucear en los archivos y utilizar los documentos allí depositados. El problema es que muchas actividades humanas, entre ellas las de las mujeres, raramente eran recogidas en la documentación oficial. Entonces, en su enfoque histórico habitual, el positivismo se limitaba al estudio de algunas grandes figuras femeninas (Isabel la Católica, Catalina de Rusia, Juana de Arco o Teresa de Avila, por citar algunos ejemplos). Mujeres notables, como dice Mariló Vigil, que asumen papeles habitualmente desempeñados por hombres, una élite que es poco representativa de la experiencia colectiva de las masas de mujeres en su época.

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Isabel la Católica. Retrato de Juan de Flandes

La renovación histórica propiciada por la escuela de Annales desde 1929, con Marc Bloch y Lucien Febvre como iniciadores, tampoco dedica, a pesar de la utilización de una metodología renovadora e interdisciplinar, atención especial a la mujer.
La corriente marxista concibe la historiografía academicista, por otro lado, como resultado de la acción propiciada por las clases sociales dirigentes. A dicha interpretación oponen  los marxistas, de forma general, una concepción histórica desde la perspectiva de las clases oprimidas. Pero tampoco se ha ocupado de la mujer de forma específica puesto que no considera que forme un grupo social diferenciado del hombre.
Así, las primeras aportaciones a la historia de la mujer han sido obra de escritoras feministas y se ha desarrollado en las últimas décadas un proceso de elaboración metodológica para que los estudios históricos sobre la mujer lleguen a buen puerto.
En el caso español, las principales aportaciones en este terreno proceden de grupos de historiadoras que funcionan, con diferente grado de organización, en diversas universidades. Precisamente, este año se cumplen 25 años de la creación de  la Asociación Española de Investigación de Historia de las Mujeres (AEIHM),  perteneciente a la Federación Internacional de Centros de Investigación en Historia de las Mujeres (IFRWH), presidida desde hace unas semanas por Ángela Muñoz Fernández, profesora de la Universidad de Castilla-La Mancha.
Tiene como objetivos coordinar las relaciones entre los centros de investigación de historia de las mujeres existentes en las universidades españolas y la IFRWH, potenciar los estudios de historia de las mujeres y del género en el mundo académico español y proyectarlos al ámbito internacional.

Isidro Sánchez

Desde el revés de la inopia

viernes, 9 de diciembre de 2016

La mujer. El sufragismo (3)

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- 8 diciembre, 2016 – 00:56
La burguesía con su triunfo revolucionario declara voluntad igualitaria y no excluyente. Pero pronto demuestra que aunque rechaza los privilegios del linaje, no sucede lo mismo con los del dinero y los del sexo. La clase obrera, mucho mayor numéricamente, es excluida de la participación en la gestión pública, y las mujeres, incluidas las burguesas, continúan marginadas del poder político y jurídico.


isidroSanchez

Y ello a pesar de que las ideas igualitarias del siglo XVIII, que desembocan en la Revolución francesa, despiertan grandes esperanzas entre las mujeres y las clases oprimidas. Olimpia de Gouges llega a escribir en 1791 la Declaración de los Derechos de le Mujer y de la Ciudadana, paralelo femenino a la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano (1789).

Mme Decourcelle, primera mujer taxista en París, 1909 (Historygram)
Mme Decourcelle, primera mujer taxista en París, 1909 (Historygram)

Pero, en el marco de la Revolución Industrial, las mujeres y sus hijos engrosan el trabajo embrutecedor e infrahumano en las fábricas, mientras que las mujeres de la burguesía se convierten en muchos casos, como ya se ha dicho, en “muñecas de salón”.
Ante esa situación, algunas mujeres se organizan y reivindican una serie de cuestiones. Durante el siglo XIX se centran, sobre todo, en el pleno acceso a la educación, al mundo laboral, a la vida pública y, principalmente, en la consecución del derecho de voto. En Francia hay luchas de mujeres con contenidos más generales, pero la lucha por el voto tiene mayor repercusión en EE UU e Inglaterra. El cuadro sirve para recordar las fechas en que se aprobó el voto femenino en algunos países.

* En Inglaterra sólo mujeres mayores de 30 años. Hasta 1928 no se igualaron hombres y mujeres.
* En Inglaterra sólo mujeres mayores de 30 años. Hasta 1928
no se igualaron hombres y mujeres.

Como se puede observar, el proceso fue largo. En EE UU la lucha de las mujeres por sus derechos surge al calor de los movimientos abolicionistas. Pero después de la guerra civil (1861-1865) empieza la división entre la causa feminista y la de los negros. El estado de Wyoming (1869) fue el primero en reconocer el derecho de las mujeres a votar, aunque hasta 1920 el derecho no se generalizó.

Una sufragista presa. Londres, 1918 (Historygram)
Una sufragista presa. Londres, 1918 (Historygram)

En Inglaterra la lucha sufragista, intensa desde comienzos del siglo XX, se caracteriza por el radicalismo e, incluso, la violencia hasta que gana la primera batalla en 1918, aunque hasta el año 1928 no se aprobó la igualdad total. La sucesiva conquista del voto femenino en los diferentes países es en realidad sólo el fin de una primera etapa en la lucha de las mujeres por conseguir sus derechos. El proceso, con las alternativas que se quieran, todavía continúa.
En España el derecho de voto femenino no se reconoce hasta la Segunda República, con la Constitución de 1931. Durante el siglo XIX, salvo leves excepciones, funciona un sistema electoral basado en el voto censitario, es decir, en la capacidad económica. En 1890 se aprueba lo que pomposamente se llama sufragio universal y que sólo es el derecho de voto para hombres mayores de 25 años.

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Nuevo Mundo (18.9-1931)

Con la proclamación en 1931 de la Segunda República la mujer llega por vez primera al Parlamento. Clara Campoamor, por el Partido Radical, y  Victoria Kent, por el Radical Socialista, ocupan sendos escaños. Meses más tarde se incorpora también Margarita Nelken, por el Partido Socialista, una vez resuelta una impugnación.
Clara Campoamor fue la máxima defensora del derecho de voto femenino en las Cortes Constituyentes. Ella, como confiesa en su obra Mi pecado mortal. El voto femenino y yo (1935), no toma parte muy activa en las campañas a favor del feminismo, que entendía así: “Digamos también que la definición de feminista con la que el vulgo, enemigo de la realización jurídica y política de la mujer, pretende malévolamente indicar algo extravagante, asexuado y grotesco, no indica sino lo partidario de la realización plena de la mujer en todas sus posibilidades, por lo que debiera llamarse humanismo; nadie llama hominismo al derecho del hombre a su completa realización”.

Isidro Sánchez

Desde el revés de la inopia


viernes, 2 de diciembre de 2016

La mujer. De aquellos polvos vienen estos lodos (2)

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- 2 diciembre, 2016 – 08:45

La humanidad se ha enfrentado desde sus orígenes a problemas básicos, como el abastecimiento y la procreación. La abundante procreación impide a la mujer participar en otras tareas y la subsistencia, por otra parte, corre a cargo del hombre. El engendrar no es considerado como actividad sino como mera función natural, aunque tiene una dimensión en la mentalidad del hombre que confiere a la mujer una dignidad suprema.



isidroSanchez

Desde el principio el hombre mata y la mujer procrea. Y al arriesgar la vida frente a animales u otros hombres se convierte en superior. Simone de Beauvoir lo explica así en su obra El segundo sexo (1949): Cuando en presencia de dos categorías humanas, una es privilegiada, se impone a la otra, y se dedica a mantenerla en la opresión. Se comprende así que el hombre tenga la voluntad de dominar a la mujer.
Es verdad que en las sociedades sedentarias la mujer se reviste de un prestigio especial ya que la maternidad adquiere cierto carácter sagrado, aunque en las nómadas, por el contrario, es algo solamente accidental. No obstante, las sociedades evolucionan hacia el patriarcado y el hombre se afirma como sujeto soberano. Pero la situación femenina no tiene una progresión continuada y su realidad sufre a lo largo de la historia las consecuencias de transformaciones económicas, políticas y sociales.

Medicina del campo. 1.542
Medicina del campo. 1.542

La doctrina cristiana contribuye en general a la opresión de la mujer, con visiones de padres de la Iglesia adversas. Para Santo Tomás de Aquino “la mujer es algo deficiente y circunstancial” y San Agustín, más radical, llega a escribir que “la mujer es un animal que no es ni firme, ni estable, es rencorosa ante la confusión de su marido, se nutre de maldad y es comienzo de todos los pleitos y camino de toda iniquidad”.
Mariló Vigil (La vida de las mujeres en los siglos XVI y XVII, 1986) considera la obra El jardín de las nobles doncellas, escrita en el siglo XV por fray Martín de Córdoba, un instrumento relativamente sistemático sobre la visión de la condición femenina por parte del cristianismo. Proclamó la igualdad esencial de todos los hombres, aunque esta creencia coexistía con fuertes desigualdades sociales y jurídicas. También presentó, en teoría, a la mujer como persona, le otorgó dignidad humana. Las discusiones de determinados teólogos sobre si las mujeres tenían o no alma, o sobre si eran maléficas o benéficas, son minoritarias, según afirma Vigil.
Fray Martín de Córdoba indica que las mujeres son criaturas racionales y humanas, pero con matrimonio y familia como razón principal de su existencia. Por ello, deben ser obsequiosas y proporcionar servicios domésticos, aunque ciertas inclinaciones negativas pueden aparecer en ellas. Son, dice Martín de Córdoba, intemperadas (siguen los apetitos carnales, como comer, dormir u holgar, y “otros que son peores”), extremosas (mucho exceden y cuando son piadosas, lo son mucho; cuando son crueles, lo son mucho; y cuando son desvergonzadas “son por cabo”), parleras (viéndose “flacas” para poner el negocio a manos, lo ponen a palabras; “porque lo que no puede la espada que lo haga la lengua”), porfiosas (faltas de razón, “ca no saben de probar su intención con que quieren salir porfiándolo”), móviles e inconstantes (así como las mujeres tienen el cuerpo “muelle e tierno”, así sus voluntades y deseos son “variables e no constantes”). Esa era, en síntesis, la visión que sobre la condición femenina destilaba la ideología cristiana.

Salamanca.1.583
Salamanca.1.583

Juan Luis Vives, por su parte, traza un perfil de la mujer ideal en su Instrucción de la mujer cristiana (1523), en el que aparece como casta, obediente, recatada, sacrificada, subordinada, sumisa, defensora del propio honor y del familiar, educadora de los hijos y condenada al anonimato. Una imagen semejante esboza Fray Luis de León en su obra La perfecta casada (1583), al proponer que las mujeres deben vivir en el anonimato y bajo la subordinación de su marido: “la muger no ha de traspasar la ley del marido, y en todo le ha de obedecer y servir”.
La división de las mujeres durante aquellos siglos corresponde a la siguiente estratificación: doncellas o solteras, casadas, viudas y monjas. Siguiendo una vez más a Mariló Vigil, cada estrato desarrolla un modelo de comportamiento. La doncella tiene que ser modesta, obediente y recatada; la casada debe ver el matrimonio como oficio y la maternidad como fin primordial; la viuda debe vivir doliente, enlutada y enclaustrada; y las monjas vivir en conventos, entendidos como aparcamientos de mujeres. Bien es cierto, que una cosa era el modelo y otra muy distinta la realidad.
En general, durante Feudalismo y Antiguo Régimen la condición de las mujeres aparece muy incierta, encontrándose alternativamente ensalzadas y rebajadas. Permanece más o menos estable desde el siglo XV al XVIII. Pero en la época de la Ilustración las ideas enciclopedistas son el germen de su esperanza liberalizadora y en Francia o Inglaterra participan activamente en los movimientos radicales.

Isidro Sánchez

Desde el revés de la inopia