Inicio » Desde el revés de la inopia
miciudadreal - 22 enero, 2016 – 13:22
Ya lo he escrito en alguna otra ocasión y lo repito. En España quien
manda realmente es una oligarquía que coincide básicamente con el
IBEX35. Esa oligarquía que hizo su agosto durante los cuarenta años de
franquismo aprovechando la tremenda represión y ha seguido subida en el
machito durante los cuarenta siguientes, con una democracia de baja
calidad.
Por supuesto, en compañía de una clase política gobernante a su servicio en demasiadas ocasiones. Esa alianza, incluso, ha sido históricamente una rémora para el desarrollo español. Juan Pedro Velázquez-Gaztelu lo expresa con claridad en su libro Capitalismo a la española. Cómo la perversa alianza entre los políticos y la oligarquía financiera frena el avance en España (Madrid, 2015).
Casi todas las empresas del IBEX35 suman más de 800 compañías filiales en paraísos fiscales, según Oxfam-Intermón, con el fin casi único de evadir el pago de impuestos en España. Hay que ver, con lo patriotas que se declaran y con lo que quieren a España. Les siguen, pues han aprendido bien la lección de los grandes patriotas financieros, artistas y deportistas, a los que tanto aplaude la gente. Conforman una gran lista de españoles con domicilio en paraísos fiscales, que frecuentemente se envuelven en la bandera y sacan la vena nacionalista hispánica, de cara a la galería, claro, pues su patria es el dinero. Pero, como decía nuestro Góngora, “ándeme yo caliente y ríase la gente”.
Así, el problema tradicional de la Hacienda española es la falta de ingresos. En 2012, recuerda Velázquez-Gaztelu, los ingresos representaron sólo el 32,5 del PIB, es decir, 4,6 puntos porcentuales menos que antes de estallar la crisis y 7,9 puntos menos que la media europea. Aquí se les llena la boca al hablar de gastos, sociales, sobre todo, y casi nunca tratan de los ingresos. En todo caso hablan para decir que bajarán los impuestos, cuando los que más atesoran tienen un tratamiento muy favorable a sus intereses. ¡Qué les importa a ellos la sociedad y el bien común!
Y es que el 72 por ciento de los impuestos no pagados en España corresponden a los grandes patriotas, a las grandes fortunas y a las grandes empresas, que le quitan al fisco en torno a 43.000 millones de euros. Además, las familias pagan a las arcas públicas 46 veces más que las grandes empresas, cuyos representantes, acompañados de sus grandes medios de propaganda y persuasión, se llenan la boca de España y patria. Un dato más, Gabriel Zucman, profesor de la London School of Economics, calcula que la riqueza que algunos españoles tienen en paraísos fiscales ronda los 144.000 millones de euros, la mitad en Suiza: ¡Viva España!
Ahora, el lunes 18 de enero de 2016, Oxfam hace público su informe Una economía al servicio del 1% . Acabar con los privilegios y la concentración de poder para frenar la desigualdad extrema, con un anexo para España. Sus alarmantes titulares son los siguientes: la desigualdad extrema crece hasta alcanzar cotas insoportables; el uno por ciento más rico de la población mundial posee más riqueza que el 99 restante; poder y privilegios se utilizan para manipular “el sistema económico y así ampliar la brecha, dejando sin esperanza a cientos de millones de personas pobres; el entramado mundial de paraísos fiscales permite que una minoría privilegiada oculte en ellos 7,6 billones de dólares; para combatir con éxito la pobreza, es ineludible hacer frente a la crisis de desigualdad.
Para el caso español hay cuatro cuestiones principales, según me parece. La primera es que el uno por ciento más rico de la población concentra en 2015 casi tanta riqueza como el ochenta por ciento más pobre. La segunda que aumenta de manera significativa la población en situación de pobreza y exclusión, que ha alcanzado en 2014 su máximo histórico, un 29,2 por ciento de la población, es decir, 13,4 millones de personas. La tercera que España tiene una de las presiones fiscales efectivas más bajas de toda Europa, 8,2 puntos por debajo del promedio de la Eurozona, con un diseño injusto, además, por el que el 85 por ciento del esfuerzo recae sobre las familias frente a una contribución casi nula de la fiscalidad sobre el patrimonio, la riqueza o el capital. Y la última que cada vez es mayor el desvío de capitales hacia paraísos fiscales, que entre 2013 y 2014 creció en España un 2.000 por ciento. Su patria es el dinero y que no nos cuenten milongas.
Hasta ahora el poder político ha estado fundamentalmente al servicio del poder económico, al servicio de una minoría. Por eso, concluye Oxfam, “El nuevo Parlamento y el futuro Gobierno deben darle al combate a la desigualdad una prioridad absoluta”. Y nos jugamos mucho como sociedad pues los poderes económicos van a intentar prolongar su situación de privilegio por otros cuarenta años, mediante el procedimiento gatopardiano de permitir cambiar algo para que nada cambie. El Roto lo decía muy claro en su dibujo de El País del pasado día 20: “Quizás cambiemos de dirigentes para no cambiar de dirección”.
Isidro Sánchez
Apuntes de historia
Por supuesto, en compañía de una clase política gobernante a su servicio en demasiadas ocasiones. Esa alianza, incluso, ha sido históricamente una rémora para el desarrollo español. Juan Pedro Velázquez-Gaztelu lo expresa con claridad en su libro Capitalismo a la española. Cómo la perversa alianza entre los políticos y la oligarquía financiera frena el avance en España (Madrid, 2015).
Casi todas las empresas del IBEX35 suman más de 800 compañías filiales en paraísos fiscales, según Oxfam-Intermón, con el fin casi único de evadir el pago de impuestos en España. Hay que ver, con lo patriotas que se declaran y con lo que quieren a España. Les siguen, pues han aprendido bien la lección de los grandes patriotas financieros, artistas y deportistas, a los que tanto aplaude la gente. Conforman una gran lista de españoles con domicilio en paraísos fiscales, que frecuentemente se envuelven en la bandera y sacan la vena nacionalista hispánica, de cara a la galería, claro, pues su patria es el dinero. Pero, como decía nuestro Góngora, “ándeme yo caliente y ríase la gente”.
Así, el problema tradicional de la Hacienda española es la falta de ingresos. En 2012, recuerda Velázquez-Gaztelu, los ingresos representaron sólo el 32,5 del PIB, es decir, 4,6 puntos porcentuales menos que antes de estallar la crisis y 7,9 puntos menos que la media europea. Aquí se les llena la boca al hablar de gastos, sociales, sobre todo, y casi nunca tratan de los ingresos. En todo caso hablan para decir que bajarán los impuestos, cuando los que más atesoran tienen un tratamiento muy favorable a sus intereses. ¡Qué les importa a ellos la sociedad y el bien común!
Y es que el 72 por ciento de los impuestos no pagados en España corresponden a los grandes patriotas, a las grandes fortunas y a las grandes empresas, que le quitan al fisco en torno a 43.000 millones de euros. Además, las familias pagan a las arcas públicas 46 veces más que las grandes empresas, cuyos representantes, acompañados de sus grandes medios de propaganda y persuasión, se llenan la boca de España y patria. Un dato más, Gabriel Zucman, profesor de la London School of Economics, calcula que la riqueza que algunos españoles tienen en paraísos fiscales ronda los 144.000 millones de euros, la mitad en Suiza: ¡Viva España!
Ahora, el lunes 18 de enero de 2016, Oxfam hace público su informe Una economía al servicio del 1% . Acabar con los privilegios y la concentración de poder para frenar la desigualdad extrema, con un anexo para España. Sus alarmantes titulares son los siguientes: la desigualdad extrema crece hasta alcanzar cotas insoportables; el uno por ciento más rico de la población mundial posee más riqueza que el 99 restante; poder y privilegios se utilizan para manipular “el sistema económico y así ampliar la brecha, dejando sin esperanza a cientos de millones de personas pobres; el entramado mundial de paraísos fiscales permite que una minoría privilegiada oculte en ellos 7,6 billones de dólares; para combatir con éxito la pobreza, es ineludible hacer frente a la crisis de desigualdad.
Para el caso español hay cuatro cuestiones principales, según me parece. La primera es que el uno por ciento más rico de la población concentra en 2015 casi tanta riqueza como el ochenta por ciento más pobre. La segunda que aumenta de manera significativa la población en situación de pobreza y exclusión, que ha alcanzado en 2014 su máximo histórico, un 29,2 por ciento de la población, es decir, 13,4 millones de personas. La tercera que España tiene una de las presiones fiscales efectivas más bajas de toda Europa, 8,2 puntos por debajo del promedio de la Eurozona, con un diseño injusto, además, por el que el 85 por ciento del esfuerzo recae sobre las familias frente a una contribución casi nula de la fiscalidad sobre el patrimonio, la riqueza o el capital. Y la última que cada vez es mayor el desvío de capitales hacia paraísos fiscales, que entre 2013 y 2014 creció en España un 2.000 por ciento. Su patria es el dinero y que no nos cuenten milongas.
Hasta ahora el poder político ha estado fundamentalmente al servicio del poder económico, al servicio de una minoría. Por eso, concluye Oxfam, “El nuevo Parlamento y el futuro Gobierno deben darle al combate a la desigualdad una prioridad absoluta”. Y nos jugamos mucho como sociedad pues los poderes económicos van a intentar prolongar su situación de privilegio por otros cuarenta años, mediante el procedimiento gatopardiano de permitir cambiar algo para que nada cambie. El Roto lo decía muy claro en su dibujo de El País del pasado día 20: “Quizás cambiemos de dirigentes para no cambiar de dirección”.
Isidro Sánchez
Apuntes de historia
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