viernes, 12 de enero de 2018

La Tarumba, de Miguel Prieto (3)

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- 12 enero, 2018 – 09:02

El 9 de febrero de 1939 Prieto sale de España y permanece en el campo de concentración de Argelès-sur-Mer, en el sur de Francia, del que marcha camino de París para iniciar un periplo que le lleva hasta México D. F. Con su esposa Angelita Ruiz Ramírez (31 años) y su hijo Miguel (seis años) parten del puerto francés de Saint Nazaire en el barco holandés Veendam.


isidroSanchez

Transitan por Southampton (Gran Bretaña), Halifax (Canadá) y arriban a Nueva York el 17 de mayo. Llegan con certificado de tránsito 973 emitido en París el 5 de mayo de 1939 (según referencias de la base de datos de The Statue of Liberty – Ellis Island Foundation). Se dirigen en autobús a la frontera con México, que cruzan por Nuevo Laredo el 24 de mayo, para llegar a la capital mexicana dos días después. Prieto es aceptado como inmigrante con el carácter de exiliado político, según la ficha del Servicio de Migración.

 Ficha de llegada a Nueva York. Fuente: www.libertyellisfoundation.org
Ficha de llegada a Nueva York (www.libertyellisfoundation.org)

Así, La Tarumba marcha al exilio. El profesor Jaime Brihuega considera que la obra de Prieto ‒“personalidad bifronte”‒ refleja quizá más que ninguna otra “el sentimiento del transterrado” (ABC, 4.12.2007). En una maleta, que el artista pierde en la estación de Perpiñán, hay, entre otros objetos, un cartel de un espectáculo de La Tarumba. Después me ocupo otra vez de la maleta.
Dedicado a la ilustración de revistas y libros influye de manera notable en los nuevos conceptos del diseño tipográfico y la ilustración, lo que provoca un “vuelco revitalizador hacia lo vanguardista en el diseño gráfico mexicano”, como ponen de manifiesto Fernando Benítez y otros (2000), Cabañas Bravo (2005) o Bonet-Brihuega-Perujo (2007), labor espléndidamente continuada –desde su muerte en 1956– por su discípulo Vicente Rojo (Miguel Cabañas Bravo, Arbor, 2009).

Registro de Inmigrantes Españoles en México. Copia Digital
Registro de Inmigrantes Españoles en México. Copia Digital

Pero el franquismo ignora por completo al artista y a su obra. Y para la sociedad manchega no están presentes, ni falta que hace, creen los más, pues las vanguardias producen rechazo en general. Como a Ángel Andrade ‒este si que pinta bien, piensa la mayoría‒, que se enfada cuando en una ocasión se le pide opinión sobre el arte abstracto y llega a decir que “cogía el puto cuadro y se lo metía por la cabeza al autor”.
Para la sociedad manchega los figurativos, aparte de cuestiones políticas, son los que saben pintar: Ángel Andrade, Carlos Vázquez, Antonio López García… Se burla de movimientos artísticos como futurismo, cubismo, expresionismo o de la abstracción en general. No son pinturas serias, ni importantes y es preferible, en el mejor de los casos, renunciar a entenderlas. Por eso, artistas como Gabriel García Maroto, José Ortega o Miguel Prieto son ampliamente ignorados. Además, son comunistas y eso es malo, muy malo, consideran algunos.

Los lobos del capitalismo (Miguel Prieto, 1950)
Los lobos del capitalismo (Miguel Prieto, 1950)

En el caso de Miguel Prieto hay un detalle, recordado por el antropólogo Julián López García, que muestra la represión cultural del franquismo y lo chapuceros que podían llegar a ser sus corifeos. En la Historia de Almodóvar del Campo (1973), de Edgar Agostini, al escribir sobre los pintores se cita a Alfredo Palmero, Virgilio Gómez y. Tras la conjunción copulativa un espacio en blanco pues la censura hace quitar el nombre de Prieto, citado por el autor, evidentemente.
Aparte de su presencia en la exposición El exilio español en México, celebrada en el Palacio de Velázquez del Retiro entre diciembre de 1983 y febrero de 1984, y de algunas leves referencias, hasta la tardía fecha de 1994 no encuentro una referencia expresa al artista en la provincia. La concejala de Cultura del Ayuntamiento de Almodóvar del Campo, Manuela Jiménez Sánchez, escribe un artículo con el ilustrativo título “Recordando un nombre olvidado” (Lanza, 11-9-1994). La edil recibe una carta de una sobrina de Prieto, Rosario Cañizares Prieto, en la que reivindica su memoria, y eso le  lleva a escribir de tolerancia, de reencuentro y de impedir que la memoria colectiva olvide a artistas de la tierra.

Isidro Sánchez

Desde el revés de la inopia

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