viernes, 19 de enero de 2018

La Tarumba, de Miguel Prieto (y 4)

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- 19 enero, 2018 – 09:06
Aparte de autores como el profesor Jaime Brihuega, que estudia las vanguardias artísticas españolas desde comienzos de los ochenta del siglo pasado, en nuestra provincia Angelina Serrano de la Cruz Peinado analiza obra y vida de Prieto en su tesis doctoral (Las artes plásticas en Castilla-La Mancha. De la Restauración a la República, 1875-1936), defendida en 1996, y en sendos artículos editados en Añil, revista regional, en 1996 y 1998.


isidroSanchez

Por supuesto, antes que en España se realizan reconocimientos al artista en México. Tras su muerte o con la exposición homenaje de 1999 bajo el título Clásicos del cartel mexicano, desde el 5 de junio en el Museo Regional de Guadalajara (Jalisco), para pasar después a la Galería Metropolitana de la UAM, en la ciudad de México. Se trata de poner de manifiesto lo mucho que el diseño mexicano debe a Prieto y se muestra el trabajo realizado allí por “uno de los precursores más importantes del diseño” (El Informador, Guadalajara, Jalisco, 5.6.1999).

Madrid, 2007
Madrid, 2007

Al año siguiente se edita la obra de Fernando Benítez y otros autores titulada Miguel Prieto. Diseño Gráfico (México D.F., 2000). En España, durante mayo de 2001 y organizadas por el Ayuntamiento de Almodóvar, se celebran las Jornadas sobre la II República. 70 años después, en el marco de las cuales se puede ver la exposición Miguel Prieto, pintor e intelectual de la vanguardia en el Centro Cultural Casa de la Marquesa. Y en 2003, Francisco Javier Álvaro Oña publica “Miguel Prieto, cronista de guerra, pintor de batalla (Almodóvar del Campo, 1907-Méjico, 1956)”, en el número 6 de la revista Campo de Calatrava.
Pero con el centenario de su nacimiento se suceden los eventos, como la exposición Miguel Prieto. La armonía y la furia ‒título tomado de una poema que Neruda le dedica en 1940‒, comisariada por Juana María Perujo Álvarez, Jaime Brihuega Sierra y Juan Manuel Bonet Planes, organizada por la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales (SECC) y el Gobierno de Castilla la Mancha, a través de la Empresa Pública Don Quijote, con la estrecha colaboración de la familia del artista, sobre todo de su hijo Ángel Prieto Ruiz.

Almodóvar del Campo, 2007
Almodóvar del Campo, 2007

Los comisarios se ocupan de diferentes facetas del artista: Perujo, semblanza general; Bonet, labor como tipógrafo y Brihuega, obra plástica. Se puede  ver desde 28.11.2007 a 17.2.2008 en el antiguo convento de La Merced (Ciudad Real), desde 14.3. a 11.5 de 2008 en el Museo de Santa Cruz (Toledo) y de 30.5 a 20.7 del mismo año en la residencia de Estudiantes de Madrid. La Nau, en la Universidad de Valencia, está prevista como destino de la exposición pero “en el último momento” se cancela la itinerancia, según indican a Efe fuentes de la organización, que no detallan los motivos.
Sin embargo, puede verse en México, organizada por Conaculta y el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA), en colaboración con la Sociedad Estatal de Conmemoraciones Culturales de España y la Embajada de España en aquel país. Concretamente, en la sala de exhibiciones temporales del Museo Nacional de Arte, de 28.9 a 1.11 de 2009, una muestra de la obra realizada entre 1926 y 1956. Más de 350 piezas: óleos, dibujos a tinta y a lápiz, acuarelas, grabados, cartas y documentos, ejemplares de las muchas publicaciones que diagrama o ilustra en España y en México, fotografías que permiten conocer mejor su vida y su entorno (Rafael Vargas, “Miguel Prieto. La armonía y la furia”, Proceso, México, 17.10.2009).
En su Almodóvar natal se celebra una exposición, se edita una publicación coordinada por Manuel Fernández Santamaría, Julián López García y Mª Dolores García-Minguillán Morena (Conociendo a Miguel Prieto, 2007). También se celebra el curso Miguel Prieto y la vanguardia cultural, organizado y dirigido por Julián López García, la asistencia de los hijos del artista, Ángel y Miguel, y la entrega por parte del Alcalde del título de Hijo Predilecto de Almodóvar a título póstumo.

Curso Prieto (2007)
Curso Prieto (2007)

Pero hora es ya de recordar la bonita historia de “La maleta del titiritero”, como titula Lluís Uría su reportaje sobre Prieto y su valija (La Vanguardia, 15.3.2009). Cito en el artículo anterior de la serie que el artista la pierde en la estación de Perpiñán y en ella se guarda un cartel de un espectáculo de La Tarumba. Acaba en poder de Adrien Grau, ferroviario de la SNCF y sindicalista de la CGT encargado de acoger a los refugiados españoles. A pesar de sus intentos no logra encontrar al artista y guarda la maleta en sus casa durante décadas.
Grau muere en 1986, pero su hija, Germaine Dalle Luche, consigue entregar lo que queda de la maleta setenta años después. En la estela del artista, primero, conoce después la existencia de su hijo, Ángel Prieto Ruiz, con el que se reúne el 7 de marzo de 2009 para ofrecerle los restos de aquella valija, mantilla y carpeta con documentos, como elemento del pasado español que se prolonga hasta el presente mexicano.

Ángel Prieto y Germaine Dalle Luche, el 7.3.2009 (La Vanguardia, 15.3.2009)
Ángel Prieto y Germaine Dalle Luche, el 7.3.2009 (La Vanguardia, 15.3.2009)

En fin, con motivo de la muerte de Prieto, el número 2 del Boletín de Información Unión de intelectuales Españoles (15.10.1956), editado en México, publica una serie de artículos en su homenaje. Dos frases de sus amigos José Renau (Josep Renau Berenguer) y Juan Rejano Porras pueden servir para resumir su vida. El artista valenciano, entre otras sentidas y afectivas líneas, alude a su origen manchego: “En tus ojos azules hemos visto muchas veces, como transfigurados por el delirio, tus rutilantes trigales manchegos, tus tendidas tierras de Castilla, holladas por tantas y tantas ruedas de la historia, de la gesta heroica y del dolor humano. Pero tu vida, tensa y trepidante, perennemente en pie, sin descansar jamás de sí misma, no se detuvo ahí”.
Por su parte, el escritor andaluz hace el retrato siguiente: “Fue un revolucionario, precisamente porque fue un gran artista, porque veía en el arte un arma de liberación. Pintor, escultor, dibujante, animador de revistas, escenógrafo, misionero de la cultura, maestro de tipografía, en cada disciplina, en cada relámpago estético dejó el sello de su personalidad, sus ansias y su emoción más limpia”.
En la breve biografía que aparece en el citado Boletín se hace referencia, como no puede ser de otra forma, a La Tarumba y otros teatros de guiñol, que consagran a Miguel Prieto Anguita como hombre de finísima sensibilidad poética.

Isidro Sánchez

Desde el revés de la inopia

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