miciudadreal - 13 octubre, 2018 – 16:57
A Chelo Naranjo
Una de las últimas notas de prensa del Instituto Nacional de Estadística (INE) está dedicada a la población española. Se trata de Proyecciones de población 2018, 10.10.2018) y en ella se puede observar que entre 2018 y 2033 los mayores incrementos de población se registrarían en Illes Baleares (22,2 por
ciento), Canarias (17,2) y Comunidad de Madrid (12,9).
En el polo opuesto, con los descensos más acusados, estarían Castilla y León (-8,6 por ciento), Principado de Asturias (-8,5), Extremadura (-6,6) y Castilla-La Mancha (-3,2). Tenemos un problema importante.
No me resisto a utilizar el título del libro de Sergio del Molino para encabezar hoy la colaboración semanal con el digital miciudadreal.es. Hace poco más de dos años vio la luz pública La España vacía. Viaje por un país que nunca fue, ensayo histórico, relato de viajes y crónica sentimental de la España deshabitada. El autor comienza recordando lo evidente, que hay dos Españas, una urbana y europea, otra despoblada e interior, a la que denomina España vacía, con difícil comunicación entre ellas.
Escribo este artículo en el departamento francés de Ariège, creado en 1790, al calor de la Revolución francesa. Desde mediados del siglo XIX hasta finales del XX ha perdido población paulatinamente (251.850 habitantes en 1861 y 137.205 en 1999). Pero en los últimos cinco lustros la población ha crecido, llegando en 2015 hasta los 152.499 habitantes. Ya se sabe, primero hay que reconocer la existencia de un problema y luego ponerse a buscar la solución. Y en este sentido, parte de la solución pasa por dotar al Medio rural de más y mejores servicios. La comparación de servicios entre Ariége y muchas zonas despobladas españolas, como Castilla-La Mancha, muestra una gran diferencia a favor del ámbito francés comentado.
Desde luego, con la visión que transmiten los Grandes Medios de Persuasión y Propaganda (GMPP) no se puede pensar en solucionar el problema de la despoblación en España, casi oculto, como otras muchas importantes cuestiones, por temas como la atención casi obsesiva a la guerra de banderas, monárquicas borbónicas contra esteladas republicanas.
Tampoco se puede remediar con el cierre de escuelas en los pueblos, como hacía María Dolores de Cospedal García durante su época al frente del gobierno de Castilla-La Mancha, o con demandas del presidente Emiliano García-Page Sánchez contra seis jóvenes de la Asociación de Repobladores Rurales por usurpación del territorio. Por cierto, según la nota de prensa del INE nuestra región perdería entre 2018 y 2033 un total de 64.632 habitantes.
Y es que, como escribía recientemente Sergio del Molino, los habitantes de la España vacía, unos diez millones de personas repartidas por casi el sesenta por ciento del territorio peninsular, fuera de las ciudades importantes, se consideran ciudadanos de segunda, reprochan generalmente al Estado su incomparecencia y se sienten pioneros que dependen solo de sí mismos. Un hombre joven, de unos 30 años, que vive en la montaña palentina le dijo al escritor lo siguiente: “No queremos ser héroes, queremos ser ciudadanos”. Es decir, escribe del Molino, “quieren que conectarse a Internet, conseguir una ambulancia o comprar el pan no supongan un esfuerzo agotador. Ellos protagonizan la verdadera brecha territorial de España y el verdadero problema de cohesión y vertebración” (El País, 15.9.2018).
Hace unos días, concretamente el 2 de octubre, la Asociación para el Desarrollo Serranía Celtibérica ha dado a conocer el mapa de despoblación presentado a Ramón Luis Valcárcel, vicepresidente del Parlamento Europeo, quien ha valorado la metodología empleada y que Teruel lidere las investigaciones en materia de reto demográfico de las áreas rurales de toda Europa” (http://www.celtiberica.es/, 3.10.2018).
El estudio Áreas Escasamente Pobladas del Sur de Europa o SESPAs y la Política de Cohesión 2021-2027 ha sido realizado por la investigadora Pilar Burillo. En el trabajo se separan las zonas “muy escasamente pobladas”, con densidades por debajo de 8 hab/km2, de las que tienen menos de 12,5 hab/km2, lo que permite visibilizar que España es el país que “se encuentra más despoblado de todo el Sur de Europa, dado que en el 53 por ciento del territorio solo vive el cinco por ciento de la población.
El final de la coda del libro de Sergio del Molino es muy elocuente: “Es muy difícil que la despoblación se corrija, como difícil es que aparezca en el orden del día de la discusión pública, pero si algunos toman conciencia de lo peculiar que es España y escuchan los ruidos que llegan desde el yermo, tal vez seamos capaces de imaginar una convivencia que tenga en cuenta las rarezas demográficas y sentimentales de este trozo de tierra al sur de Europa. Hemos sabido romper la inercia de la crueldad y el desprecio de los siglos. Nos falta darnos cuenta y hacer algo con esa conciencia”.
Pero hay que intentarlo, con proyectos como los realizados por Serranía Celtibérica hay que conseguir que incluso los GMPP se ocupen del tema de la despoblación. Las visitas a poblaciones medianas y pequeñas del interior peninsular, además de desalentadoras, muestran a las claras el grave problema que tenemos. Así estamos, con una interminable sangría de residentes en la España rural y el avance constante del desierto demográfico. Mientras tanto todo parece girar en torno a la guerra de las banderas o a la pelea de másteres y tesis.
Isidro Sánchez
Desde el revés de la inopia
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