miciudadreal - 8 marzo, 2019 – 08:49
Son conocidas unas pocas figuras históricas femeninas que abrieron caminos a las mujeres. Podemos recordar a Victoria Kent Siano, una de las primeras diputadas españolas y primera directora general de Instituciones Penitenciarias de la Segunda República; Clara Campoamor Rodríguez, también diputada en las Constituyentes de 1931 y una de las principales impulsoras del sufragio femenino en España; o Julia Álvarez Resano, elegida diputada en febrero de 1936 y primera gobernadora civil, precisamente de la provincia de Ciudad Real, desde julio de 1937 a febrero de 1938.
Con relación a otros países era tarde, pero la incorporación de la mujer se estaba produciendo. En un reportaje de Josefina Carabias en Estampa (9.4.1932) se ponía de manifiesto el retraso español en este sentido. En Francia, por ejemplo, ya eran entonces muchísimas las mujeres que estudiaban derecho y sólo en París ejercían la abogacía doscientas veintinueve mujeres. Sin embargo, en el Colegio de Abogados de Madrid sólo figuraban inscritas en ese momento cinco mujeres, entre ellas Clara Campoamor y Victoria Kent.
Elvira estudió en el Instituto de Albacete durante los primeros años veinte y obtuvo muy buenas notas. Entre 1924 y 1928, tras matricularse en la Facultad de Ciencias, estudios que no terminó, cursó Derecho en Murcia y Madrid y estuvo en la madrileña Residencia de Señoritas, que dirigía María de Maeztu.
En 1929, ante la sala de gobierno de la Audiencia de Albacete juró su cargo, junto al abogado Federico Román Pérez, y después “obsequiaron a sus amistades” (El Diario de Albacete, 9.4.1929). Fue, por tanto, la primera mujer en ingresar en el Colegio de Abogados de Albacete y de la importancia de su incorporación puede dar idea el hecho de que la segunda mujer no llegó al citado Colegio hasta el 26 de enero de 1970, como recuerda Yáñez, “en la persona de María del Rosario Juncos Sáez”. Es decir, más de cuarenta años después, pero ya sabemos como las gastaba la dictadura con las mujeres, incluso en la propia legislación.
Unas meses más tarde, nuestra protagonista ofrecía su despacho de abogado en el Gran Hotel, ubicado en la Plaza del Altozano (Defensor de Albacete, 30.7.1929) y ejerció la abogacía con regularidad, como puede observarse en la prensa de la época. En 1934 fue una de las pocas mujeres admitidas para tomar parte en las oposiciones a oficiales comerciales del Cuerpo Especial Técnico de Secretarios y Oficiales Comerciales. Y durante 1935 y 1936 fue designada por el Comité Nacional de Unión Republicana para intervenir en diversos actos en defensa de la democracia y pronunció conferencias como la de Elche, en noviembre de 1935, con el título “La mujer en la República” (Heraldo de Madrid, 22.11.1935).
En la campaña de las elecciones generales de 1936 intervino en actos electorales del Frente Popular, como el de Hellín del 26 de enero, en el que hablaron también Antonio Hurtado, Gómez Tobarra, Enrique Navarro y el candidato socialista José Prat. O el de Tarazona de La Mancha, de 8 de febrero, con la participación asimismo de Gines Pizazo Calbonell (IR), Antonio Hurtado (PSOE) y Esteban Martínez Hervas, exdiputado y candidato socialista.
En mayo de 1936, tras el acuerdo de la Diputación de cese de las Hermanas de la Caridad en la Casa de Maternidad o Casa Cuna, fue nombrada directora interina de la misma, primera dirección no religiosa del establecimiento, cargo del que dimitió en agosto de dicho año. Por otra parte, el 22 de agosto la Junta General del Colegio de Abogados de Albacete designó Junta de Gobierno, con Eleazar Huerta Valcárcel como decano y Elvira Fernández-Almoguera como diputado 4º, según terminología de la época. Fue, por tanto, la primera mujer en dicho órgano de gobierno. También presidió el Comité provincial de Albacete del Socorro Rojo Internacional.
En 1937 fue nombrada “abogado fiscal interino”, para desempeñar el cargo de abogado fiscal del Tribunal Popular de Granada, con residencia en Baza (Gaceta de la República, 5.5.1937) y unos meses después, a propuesta de la Fiscalía General de la República, y en atención a las conveniencias del servicio, el Ministerio de Justicia resolvió que Elvira Fernández-Almoguera, abogado fiscal de entrada, interino, pasase a ocupar una plaza de abogado fiscal de la Audiencia de Albacete, vacante por traslado a Barcelona de Juan García Gómez (Gaceta de la República, 19.1.1938).
El 15 de agosto el diario Defensor de Albacete daba noticia de su muerte tras una breve enfermedad e indicaba que su actuación en el campo republicano había sido muy destacada, “antes y después de la sublevación facciosa”. Su desaparición producía una muy penosa impresión en las organizaciones antifascistas, se escribía, pues era considerada en ellas un valor positivo por su gran capacidad y por su entusiasmo republicano.
Unos meses después de terminada la guerra el juez instructor de Responsabilidades Políticas de la provincia de Albacete incoaba expediente a la abogada fallecida (Boletín Oficial de Albacete, 26.8.1940), tal era la voraz represión imperante del fascismo triunfante.
Isidro Sánchez
Desde el revés de la inopia
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