viernes, 16 de diciembre de 2016

La mujer. Su invisibilidad (y 4)

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- 16 diciembre, 2016 – 16:00
Una de las exposiciones que ahora puede verse en el Museo del Prado es de Clara Peeters (¿1588-1658?). Se trata de la primera exposición individual que el Prado dedica a una mujer en sus casi 200 años de historia. Se podrían citar multitud de ejemplos en campos muy diferentes.


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Puede afirmarse que en todas las épocas históricas existen mujeres preocupadas por mejorar su propia condición, aunque no resulta posible marcar con exactitud en qué momento empiezan a rebelarse. La Historia ha sido construida tradicionalmente por hombres y sólo recientemente la historiografía ha comenzado a preocuparse por las mujeres. Como afirma Mary Nash, hay que hacer una historia que tenga en cuenta que la mujer es distinta del hombre y que, en consecuencia, se necesita un estudio específico de su papel en el desarrollo de la humanidad.

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Catálogo de la exposición (2016)

La mujer, de manera general, ha sufrido una invisibilidad histórica. Pilar Folguera afirma que los historiadores se ocupan preferentemente de los grupos sociales que tienen alguna relación con lo público y con el poder, dentro de marcos institucionales. Y, por el contrario, la acción de la mujer se localiza, fundamentalmente, en el espacio privado e intradoméstico. De ahí que su historia haya que insertarla sobre todo en la historia de la vida cotidiana, realizada científicamente sólo desde hace pocas décadas.
Las diferentes corrientes historiográficas apenas han dedicado atención al estudio de la mujer en la Historia. La académica o positivista se ha ocupado preferentemente de la vida militar, diplomática o política y ha dedicado sus esfuerzos investigadores a grandes eventos, a hechos notables. Ranke, máximo exponente de esa corriente en el siglo XIX, pretende mostrar las cosas como sucedieron. Para ello hay que bucear en los archivos y utilizar los documentos allí depositados. El problema es que muchas actividades humanas, entre ellas las de las mujeres, raramente eran recogidas en la documentación oficial. Entonces, en su enfoque histórico habitual, el positivismo se limitaba al estudio de algunas grandes figuras femeninas (Isabel la Católica, Catalina de Rusia, Juana de Arco o Teresa de Avila, por citar algunos ejemplos). Mujeres notables, como dice Mariló Vigil, que asumen papeles habitualmente desempeñados por hombres, una élite que es poco representativa de la experiencia colectiva de las masas de mujeres en su época.

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Isabel la Católica. Retrato de Juan de Flandes

La renovación histórica propiciada por la escuela de Annales desde 1929, con Marc Bloch y Lucien Febvre como iniciadores, tampoco dedica, a pesar de la utilización de una metodología renovadora e interdisciplinar, atención especial a la mujer.
La corriente marxista concibe la historiografía academicista, por otro lado, como resultado de la acción propiciada por las clases sociales dirigentes. A dicha interpretación oponen  los marxistas, de forma general, una concepción histórica desde la perspectiva de las clases oprimidas. Pero tampoco se ha ocupado de la mujer de forma específica puesto que no considera que forme un grupo social diferenciado del hombre.
Así, las primeras aportaciones a la historia de la mujer han sido obra de escritoras feministas y se ha desarrollado en las últimas décadas un proceso de elaboración metodológica para que los estudios históricos sobre la mujer lleguen a buen puerto.
En el caso español, las principales aportaciones en este terreno proceden de grupos de historiadoras que funcionan, con diferente grado de organización, en diversas universidades. Precisamente, este año se cumplen 25 años de la creación de  la Asociación Española de Investigación de Historia de las Mujeres (AEIHM),  perteneciente a la Federación Internacional de Centros de Investigación en Historia de las Mujeres (IFRWH), presidida desde hace unas semanas por Ángela Muñoz Fernández, profesora de la Universidad de Castilla-La Mancha.
Tiene como objetivos coordinar las relaciones entre los centros de investigación de historia de las mujeres existentes en las universidades españolas y la IFRWH, potenciar los estudios de historia de las mujeres y del género en el mundo académico español y proyectarlos al ámbito internacional.

Isidro Sánchez

Desde el revés de la inopia

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