miciudadreal - 8 septiembre, 2017 – 09:47
Hace unas semanas me ocupaba de la reedición por parte del Instituto de Estudios Albacetenses del libro Españoles en el destierro, de Artemio Precioso García, escrito durante la estancia en el exilio parisino por su enfrentamiento con Primo de Rivera y publicado originariamente en 1930. Evocaba también su actividad vital, repartida en facetas variadas como abogado, editor, empresario, escritor, periodista, político, republicano y viajero empedernido.
Hoy quiero recordar a su hijo, Artemio Precioso Ugarte, cuando se cumplen cien años de su nacimiento y diez de su muerte. Contamos, entre otros materiales, con una entrevista realizada por Pedro Costa Morata (Tiempo de Historia, 1.3.1979) y una semblanza de Jordi Bigues (Artemio Precioso. Biografía de un activista, publicada por Greenpeace en 2009), que muestran intensa vida y extraordinaria trayectoria,
Precioso nace en Hellín el 12 de abril de 1917, a los tres años se traslada a Madrid y a los diez marcha al exilio con su familia. Su primera educación es itinerante, en Madrid, París, San Sebastián, Hellín y Toledo, para estudiar después Derecho en Madrid. Cursa tercero cuando se produce el levantamiento militar fascista y se incorpora como voluntario a las milicias. Durante tres años de guerra en distintos frentes es herido en dos ocasiones y en los primeros días de marzo de 1939, al mando de la 206 Brigada, aplasta la sublevación casadista y falangista de Cartagena.
Tras el triunfo socialista de 1982 colabora (sin ser militante) con el Grupo Federal de Ecología y Medio Ambiente del PSOE. Por entonces, desde el diario ABC se acusa a Greenpeace ‒creada en 1971‒ de pasividad ante las tropelías de la URSS y la figura de Precioso es un blanco perfecto por haber pertenecido al ejército Soviético. Un suelto, con comentario de un programa de TVE, es titulado “Coronel ecologista” (ABC, 25.6.1983). Envía entonces una carta al director en la que critica la relación que se hace en el periódico entre su militancia ecologista y pacifista con la estancia en la Unión Soviética, a la vez que acusa al diario de omitir su ruptura ideológica con la política de la URSS, país al que no considera socialista, manifestada por él públicamente en varias ocasiones. Y termina la misiva así: “Lo que no significa que ejerza el antisoviétismo ni que haya olvidado mi gratitud hacia los países que me ofrecieron asilo político” (ABC, 6.7.1983).
Describe en la carta su periplo por la Europa del Este, lo que sirve para recordar de primera mano su evolución desde el final de la guerra. Llega a la URSS en 1939 como refugiado político y sin solicitarlo es admitido como alumno de la Escuela Militar Frunze, de Moscú, con e| mismo grado de mayor que obtuvo en el “Ejército constitucional de la República Española, al que me incorporé voluntariamente como miliciano raso en julio de 1936”. En 1944, el grupo de españoles que cursan estudios en academias militares soviéticas y, tras desempeñar algunos de ellos durante unos dos años la función de profesores auxiliares de táctica, son ascendidos al grado inmediato superior, en el caso de Precioso a teniente coronel.
Al terminar la Segunda Guerra Mundial, según su propio escrito, es consejero sin mando del ejército de Yugoslavia durante los años 1946 a 1948. Después, con una beca de la Unión Internacional de Estudiantes llega a Praga, donde acaba licenciatura y doctorado. Consigue ser catedrático de Planificación Macroeconómica en la Escuela Superior de Economía de Praga. Manifiesta sus discrepancias con el estalinismo y tiene enfrentamientos importantes con Enrique Lister. No obstante sigue afiliado al PCE hasta su legalización en 1977.
Regresa a España legalmente con su familia a comienzos de los años sesenta, es detenido en varias ocasiones y vigilado constantemente, con la acusación de actividades comunistas. Pone en funcionamiento varias empresas de comercio exterior y se convierte en uno de los pioneros del ecologismo. Según Bigues, explica su militancia de esta forma: soy pacifista pues he participado en dos crueles guerras y ecologista por mi trayectoria como estudioso de la macroeconomía. Funda el Centro de Estudios Sociecológicos en 1979, dirige una de las primeras etapas de Greenpeace España ‒es uno de sus fundadores en 1984‒, crea la fundación Gondwana en 1990 y ayuda a la consolidación de Ecoforum.
Cuenta Jordi Bigues que tras el desastre de Chernobil en 1986 una delegación de Greenpeace, compuesta por Precioso y Bigas, miembros de su Junta Directiva, visita la embajada de la URSS en Madrid, donde son recibidos por el primer secretario. Piden que la potencia se sume a la iniciativa de Carlo Rubbia, premio Nobel de Física, para desmantelar las centrales nucleares antes de 2010. Precioso declara que la URSS conoce las catastróficas consecuencias de un accidente nuclear y por eso debe hacer un llamamiento al resto del mundo en ese sentido. El hecho es que, por encargo de Precioso, se elabora el informe 1992 sin nucleares. Un proyecto para sustituir la energía electro-nuclear en España, publicado en 1987.
Precioso aporta mucho al ecologismo y a Greenpeace. Luchador incansable y persona de convicciones sólidas que dedica su vida a la defensa de los derechos humanos y, en especial, del medio ambiente. Por eso, es designado en 1993 miembro del Foro Consultivo de Medio Ambiente de la Unión Europea y nombrado presidente honorario de Greenpeace en 2003. Recibe en 2006 el premio Nacional Extraordinario de Medio Ambiente (tiempo, claro, en el que Cristina Narbona Ruiz es ministra de Medio Ambiente), por su “extensa y fecunda actividad en el ámbito medioambiental, tanto en el terreno académico como en el de la participación activa en instituciones y organizaciones nacionales e internacionales vinculadas al medio ambiente” (BOE, 22.6.2006). Además, como se cita en la Orden, es autor de numerosos trabajos y publicaciones, especialmente en el área de la economía del medio ambiente. Años después de su muerte, en 2013, se convoca la primera edición de los premios Artemio Precioso, con los que Greenpeace España honra su memoria y los valores compartidos con el destacado ecologista.
En 1998 se celebra en el Ateneo de Madrid un merecido homenaje y en la actualidad, con motivo del centenario de su nacimiento, un grupo de personas trabaja en la preparación de otro homenaje a Precioso, que vive con dos lemas siempre presentes, recordados en una entrevista realizada tres años antes de su muerte en una revista regional (Castilla-La Mancha, abril de 2004): primero, “nunca está todo perdido” y segundo, “luchando por la utopía se consigue lo posible”.
Isidro Sánchez
Desde el revés de la inopia
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