miciudadreal - 27 octubre, 2017 – 08:532 Comentarios
Son tiempos de miedo, credulidad y religiosidad. La publicidad, si
llega a las personas, tiene un efecto importante de atracción. Pablo
Iglesias, zapatero de Ciudad Real, mozo soltero de veinticuatro años,
temperamento linfático y mal constituido, padece tumores fríos en el
cuello y en todo el cuerpo. Su enfermedad le salva de ir al Servicio
Militar (Anuncio de los baños nuevos titulados Hervideros del Emperador, 1847).Toma baños en Cádiz, Sevilla y en los Hervideros de Fuensanta, pero no consigue alivio. Un día caza jabalíes en la zona de los Hervideros del Emperador y el guarda de la finca le aconseja el baño allí. Sólo con tres inmersiones consigue la “perfecta cicatriz de los tumores ulcerados del cuello, la desaparición de los demás” y queda curado. Pasan dos años sin la menor novedad en su salud, concluye el texto publicitario.
El estado de baños y hervideros en 1869 es similar a la ya descrita de 1853, en cuanto a las instalaciones más importantes. Una publicación de ese año (Aguas minerales. Tratado de hidrología médica con la guía del bañista y el mapa balneario de España) muestra la situación. Los baños apuntados son los siguientes: Albaladejo, Calzada de Calatrava, Fuencaliente, Hervideros de Bolaños, Hervideros de Fuensanta, Hervideros del Emperador, Navalpino, Peral (Valdepeñas), Puertollano, Torrenueva y Villar del Pozo (en el mapa figura como Villar del Rey).
Se suceden las temporadas, aunque en ocasiones la normalidad se ve truncada por graves acontecimientos. Como el del domingo 23 de julio, cuando se produce una fuerte reyerta entre personas de Miguelturra y Ciudad Real y como consecuencia resultan “heridos de alguna gravedad varios bañistas” (El Liberal, Madrid, 27.7.1882). No he podido conocer las causas de la pelea, pero la rivalidad entre churriegos y culipardos seguro que colabora a encender el encontronazo.
El nueve de marzo del año siguiente, a pesar de episodios como el citado y tras el dictamen del Real Consejo de Sanidad, se produce la declaración de utilidad pública para “las aguas acídulas clorurado-sódicas bicarbonatadas cálcicas frescas que emergen en terrenos hoy propios de Doña Ramona Salcedo, viuda del referido Sr. Trujillo” (Gaceta de Madrid, 15.3.1883). La real orden autoriza la apertura del establecimiento en el período comprendido entre el 15 de junio y el 15 de septiembre, a la vez que recomienda la instalación de una serie de “aparatos”. Los Hervideros del Emperador son, por fin, de utilidad pública. Sin embargo, dado que las aguas están recomendadas para el tratamiento de las enfermedades del aparato sexual de la mujer, se necesitan medios de aplicación local, “como baños de asiento y de irrigación, duchas, etc”.
Unos años después hay una desfavorable imagen de los Baños del Emperador, con aguas, según se informa, clorurado-sódicas, variedad bicarbonatada, que se emplean en bebida y baños para ciertos reumas y enfermedades de la mujer. Pero, se avisa, “la instalación deja mucho que desear, y la escasa concurrencia se aloja en una hospedería bastante distante del balneario (Guía ilustrada de las aguas minerales y balnearios de España, 1896).
Las instalaciones de los Hervideros del Emperador siguen en funcionamiento, mal que bien, hasta la guerra, aunque en 1927 se mantienen cerrados. Incluso en 1945 figuran entre los citados en la Libreta geográfica y estadística y de curiosidades diversas de la provincia de Ciudad Real, de Enrique Lérida, aunque el autor no responde de que todos estén abiertos al público en dicho año. Cita, con las denominaciones del momento, los siguientes: Aguas de La Hijosa (Socuéllamos), Aguas La Inesperada (Pozuelo de Calatrava), Aguas La Salud (Santa Cruz de Mudela), Baños de Fuentillezgo (Ciudad Real), Baños de Morcillo (Almedina), Baños de Oreto (Granátula), Baños de Villanarejo (Navalpino), Baños del Salobral (Santa Cruz de Mudela), Baños Hervideros (Villar del Pozo), Baños La Gredera (Moral de Calatrava), Baños La Minilla (Almagro), Baños La Nazarena (Almuradiel), Baños Las Tiñosas (Solana del Pino), Hervideros del Emperador (Miguelturra), Hervideros de Fuensanta (Pozuelo de Calatrava) y Termas de Fuencaliente.
En 1956, Adrián Trujillo Salcedo publica una carta de ofrecimiento de los Hervideros al publico (reproducida en Los baños de Trujillo y otros baños del Campo de Calatrava, 2001). Se informa del proyecto de reformas, entre otras una gran plantación de árboles y el desagüe diario de los baños. Pero la vida de las instalaciones llega a su fin, las ideas sanitarias cambian de manera significativa y las curas termales se sustituyen por otras terapias. Además, sólo siguen en la balneoterapia las empresas con mejores instalaciones y siempre con control médico.
No obstante, hay intentos de ponerlos en funcionamiento otra vez. A fines del siglo XX, con el ilusorio Reino de Don Quijote, se habla de volverlos a la vida. Una de las acciones contempladas pasa por la puesta en marcha de un SPA/Balneario ¿Donde? En los Hervideros del emperador”, con clínica cosmética, se escribe en la prensa, y baños termales. Incluso, mediante un contrato –68/83 LOU– de Valcansado S. A. con la experta María Carmen San José Arango, profesora en la Universidad de Sevilla, se encarga un “Estudio hidrológico de las posibles propiedades terapéuticas de las aguas del Manantial (Hervideros del Emperador) situado en el término municipal de Ciudad Real”. El error del término municipal es muestra de una forma de trabajar bastante
chapucera, pero el estudio se inicia, según la información de la Universidad de Sevilla, el 15 de octubre de 2003 y finaliza el 15 de enero de 2004.
Son tiempos de “burbuja” inmobiliaria. Años de la famosa frase del socialista Carlos Solchaga, ministro de Industria (1982-1985) y ministro de Economía (1985-1993): “España es el país donde es más fácil hacerse rico”. Época en la que todo vale para hacer grandes negocios, para enriquecerse. Al igual que el Aeropuerto de Ciudad Real, declarado Proyecto de Singular Interés por la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha en 2003, el Complejo de Ocio El Reino de Don Quijote también es declarado de Utilidad Pública e Interés Social por el Ayuntamiento de Ciudad Real en 1998 y de Interés Regional por la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha en 1999.
Isidro Sánchez
Desde el revés de la inopia
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