viernes, 14 de septiembre de 2018

Protagonistas y cómplices de la barbarie franquista

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- 14 septiembre, 2018 – 08:49

Texto escrito el 13 de septiembre de 2018, día en el que el Congreso aprueba la exhumación del dictador Franco de la basílica del Valle de los Caídos, con la abstención de PP y Cs.




isidroSanchez

Escribía hace unos días la periodista Cristina Fallarás, a propósito del famoso video realizado por el gobierno para celebrar los cuarenta años de Constitución, que en el Franquismo no hubo dos bandos y preguntaba cuántas veces hay que repetir la evidencia para quebrar la mentira. En el Franquismo, seguía, “hubo un solo bando en el que se asesinó, violó y esclavizó a decenas de miles de hombres, mujeres y criaturas; en el que se les dejó morir de hambre y frío, en el que se robó tierras, propiedades, niños y niñas, mujeres, vidas y vidas y vidas. En el Franquismo hubo un solo bando criminal, sanguinario, asesino y dedicado al latrocinio, bien lo saben sus nietos” (Público.es, 9.9.2018).

1977
1977

Pero es relativamente frecuente que toda la maldad se focalice en el dictador, Francisco Paulino Hermenegildo Teódulo Franco Bahamonde Salgado-Araújo y Pardo de Andrade, y se intente tender un manto de olvido sobre otros muchos protagonistas, secuaces, sicarios, colaboradores o partícipes. Es decir, evidentemente fueron muchos, además del “Caudillo por la gracia de Dios”, los ejecutores de la barbarie, tanto intelectuales como materiales.
Por otra parte, por razones obvias, “apenas hay, al contrario que en Alemania, Italia, Polonia, Rusia o la Francia ocupada, imágenes de fusilamientos, linchamientos, torturas, deportaciones, confinamientos, vejaciones o desapariciones, circunstancia que llega al extremo de que todavía hoy desconocemos dónde están los restos de uno de los poetas españoles más universales: Federico García Lorca” (Tercera información, 6.7.2018). Bien se encargaron las autoridades franquistas de borrar esos rastros cuando finalizó la Segunda Guerra Mundial y tuvieron que empezar a cambiar las apariencias del régimen.
Por eso, libros como el de Pedro Luis Angosto Vélez, publicado a fines del pasado año, deben ser bien venidos, pues permiten conocer algo más de lo ocurrido durante cuarenta años de nuestra historia, durante cuarenta años de falta de libertades y democracia. Su significativo título, Diccionario del franquismo. Protagonistas y cómplices (1936-1978), muestra a las claras el contenido.
Angosto, licenciado en Historia Moderna y Contemporánea en la Universidad Autónoma de Madrid y doctor en Historia por la Universidad de Alicante, traza en un libro de 500 páginas, riguroso y exhaustivo, la evolución vital y política de muchas personas que construyeron el régimen, fueron piezas fundamentales para su mantenimiento y colaboraron de forma más o menos entusiasta en la eliminación de la libertad. Sigue con esta obra, la supera con creces, la estela del sencillo Diccionario del franquismo, publicado cuarenta años antes por el periodista Manuel Vázquez Montalbán, en el que se identificaban los principales nombres y términos relacionados con el régimen.

2017
2017

La consulta y lectura de sus páginas permite conseguir una aproximación a la vida y obra de casi 340 personas, mediante entradas ordenadas alfabéticamente, a las que el autor denomina “biografías del horror”. Y para construirlas ha utilizado numerosas investigaciones sobre el franquismo de variados autores, fuentes muy diversas y abundantes textos de los propios biografiados.
Hace el prólogo de la obra Josep Fontana, maestro de historiadores fallecido el pasado 28 de agosto, y comienza así: “La forma en que se produjo en España el pacto de la ‘transición’ contribuyó a que se hiciera el silencio sobre la historia del franquismo, puesto que no se podían airear las responsabilidades de los mismos con quienes se pactaba, ni depurar las culpas de miembros de la jerarquía militar o judicial que seguían desempeñando sus cargos”. Por eso, entre otras razones, seguimos a vueltas con el franquismo casi ochenta años después de acabada la guerra y tras más de cuarenta pasados desde la muerte del dictador.
El autor, por otra parte, termina su introducción recordando la necesidad de que el mundo sepa que en España hubo un régimen brutal como el alemán y más terrible que el italiano. Visión castiza y católica del nazifascismo, pero mucho más duradero y, consecuentemente, “mucho más destructivo para quienes lo tuvieron que sufrir y para quienes soportaron y soportamos todavía su macabra herencia, una herencia que condiciona todavía, precisamente por la timidez con la que se ha tratado la cuestión, el devenir democrático y en libertad del pueblo español, sobre todo cuando una parte de los representantes parlamentarios de ese pueblo vienen del franquismo y se niegan a condenarlos por ese motivo”.
En fin, libro valioso, riguroso y necesario que es preciso utilizar para situar en su justo término a muchas personas que colaboraron con el régimen de oprobio. Conocer sus trayectorias vitales y políticas es inevitable, como afirma Angosto, si queremos reconstruir nuestra historia y edificar un futuro democrático y justo.

Isidro Sánchez
Desde el revés de la inopia

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