Vida y obra de la Asociación solidaria se pueden conocer gracias a las páginas del boletín SOLMAN.
En algunos casos se trata de breves colaboraciones, generalmente de
cooperantes que desarrollaron su labor en determinados países, en las
que se relatan sus actuaciones, mientras que en otros aparecen artículos
relativos al mundo de la cooperación y de la solidaridad.
Hay un buen número de artículos firmados sobre temas muy diversos,
con estilos y calidad diferentes, pero generalmente cargados de ironía y
crítica social. En otros casos se confeccionan secciones sin que se
estampe el nombre de sus autores.
En fin, son generalmente escritores vocacionales empeñados en
desarrollar una labor dirigida a conseguir tres objetivos principales:
canalizar recursos humanos y materiales para la ayuda al desarrollo en
países del Tercer Mundo, divulgar los problemas de dichos países y
fomentar la solidaridad en la sociedad.
Los cien números publicados (aunque el 87 no existe) contienen en su
primera página un editorial, en el que se explican cuestiones
relacionadas con la confraternidad. Se trata de verdaderos manifiestos
en favor de la ayuda solidaria. Efectivamente, siguiendo un plan
preconcebido la mayoría de ellos se refieren a una pareja de conceptos,
uno fijo y otro variable. El permanente es, desde luego, el de
solidaridad.
El Diccionario de la Real Academia define solidaridad en primera
acepción como la “Adhesión circunstancial a la causa o a la empresa de otros”.
En el caso de SOLMAN el concepto y la práctica estaría más cerca de esta otra
definición: conjunción de esfuerzos para conseguir un fin común, en este caso
la ayuda programada al llamado Tercer Mundo, a los más desfavorecidos.
Pero en el conjunto de editoriales, verdadero motor teórico de la
práctica solidaria, puede observarse que se produce un alejamiento consciente
del concepto de caridad, al menos del procedente de la actitud identificada de
forma exclusiva con la limosna, con la dádiva. Un distanciamiento de ese
sentimiento que no produce muchas veces en la práctica lo que contempla la
virtud teologal, es decir, amar al prójimo como a nosotros mismos, sino que se
trata, por el contrario, de utilizar la caridad como medio de distanciamiento
del otro.
Al alejamiento de la caridad como fórmula sigue incluso, en muchas
ocasiones, la superación de la solidaridad, acercándose a los planteamientos de
la trilogía difundida tras la Revolución francesa, o sea, la formada por las
palabras libertad, igualdad y fraternidad, pero completada convenientemente por
la justicia, a pesar de que la pareja “Solidaridad y justicia” no aparezca
entre los editoriales.
En las tres tablas que acompañan a este artículo es posible ver la
relación de los editoriales de todos los números editados hasta el
momento y, generalmente, las parejas de conceptos tratados en un
interesante recorrido solidario. De forma significativa, lo que
representa todo un programa de actuación, los cinco primeros son los
siguientes: “Solidaridad y libertad”, “Solidaridad y tolerancia”,
”Solidaridad y Esperanza”, “Solidaridad y paz” y Solidaridad y
progreso”.
La serie de pares se completa con otros en los que se contemplan
cuestiones muy diversas, como utilización de la solidaridad contra la
pobreza, navidad de los pobres, fórmulas educativas para el desarrollo,
trabajo, juventud, compromiso, capacitación, ternura de los pueblos,
comunicación, oportunidades, democracia, presupuestos, concordia o
solidaridad con los inmigrantes. Incluso se tratan temas realmente
espinosos como el de la llamada solidaridad espectáculo, en el que se
termina con unos significativos interrogantes sobre la falta de
justicia, los vanos e inútiles espectáculos mediáticos y la utilización
espuria de la solidaridad.
En fin, durante los cinco lustros de vida la Asociación ha colaborado
en más de 200 proyectos de cooperación al desarrollo en países de
Centroamérica, América del Sur y África. Y más de 250 cooperantes han
vivido, con SOLMAN, una experiencia con personas y comunidades de
Guatemala, Nicaragua, El Salvador, Honduras, Perú, Chad, Togo y otros
países, que, en muchas ocasiones ha modificado sus vidas, más por lo que
han recibido que por lo que han aportado.
Aunque la idea y su gestación fueron anteriores, la asociación
Solidaridad Manchega (SOLMAN) se constituyó en Ciudad Real el día 7 de
diciembre de 1994. En 2019 se cumplen, por tanto, cinco lustros de su
puesta en marcha, cuando se presentó como organización no gubernamental,
cuando surgió como unión de hombres y mujeres para ayuda, solidaridad y
cooperación.
Se
trataba, y se trata, de canalizar recursos, tanto humanos (cooperantes) como
materiales (fondos económicos), hacia proyectos precisos y concretos en
diversos países de África y América. También de, como objetivo prioritario,
fomentar la solidaridad. Es decir, se formó un grupo de personas, que ha
crecido con los años, cuyos componentes decidieron extender la sensibilización
y desarrollar una serie de proyectos, pero articulados mediante una asociación
que sirviera de medio participativo para encauzar la contribución de personas o
instituciones interesadas.
1995
Se
crearon entonces en su seno los siguientes grupos de trabajo, que pueden dar
idea de las actividades desarrolladas: administración y secretaria,
conferencias y temas de estudio, relación con instituciones públicas y/o
privadas, relación con medios de comunicación y publicaciones, relación con
países del Tercer Mundo y ONG’s.
En
el año 1995 SOLMAN solicitó el ingreso en la Coordinadora de ONGD de Castilla
La Mancha, desde 1996 es miembro de pleno derecho y a partir del año 2000
participa en la Junta Directiva de la Coordinadora con una vocalía. Durante el
año 2003 ostentó la secretaría y después una persona representante de SOLMAN
desempeñó una de las dos vicepresidencias.
2010
También
en 1995, sólo unos meses después de la constitución de Solidaridad Manchega,
empezó la publicación del boletín titulado SOLMAN, que ha aparecido
desde entonces con carácter bimestral, después trimestral, cuatrimestral y en
2018 lo ha hecho semestralmente.
Hasta
el número 71 (octubre-diciembre de 2010) salió con el subtítulo de “Solidaridad
Manchega con los pueblos del Tercer Mundo” y desde el 72 (enero-marzo de 2011)
cambió a “Solidaridad Manchega”. Recientemente se ha editado el número 99-100,
correspondiente a julio-diciembre de 2018, lo que significa que son ya casi
cinco lustros los que el boletín solidario permanece fiel a la cita con sus
lectores. Una colección se puede consultar, con posibilidad de búsqueda, en la Biblioteca
Virtual de Castilla-La Mancha y también en la página de SOLMAN, aunque son pdf en los que la búsqueda
no es posible.
No
es frecuente vida tan dilatada en una publicación periódica de una asociación,
pues muchas veces los órganos de expresión están sometidos a problemas
derivados de la falta de continuidad, cansancio de sus autores, escasez de
medios económicos o existencia de posturas encontradas. Pero, con cierta
modestia en la impresión, SOLMAN lleva recorridos ya casi cinco lustros
de vida, intentando llevar a la práctica desde sus páginas una idea presente en
la mayoría de las asociaciones de carácter solidario: otro mundo es posible. 2018
Son muchas las personas que han hecho posible la vida de SOLMAN, la
realización de un buen número de proyectos en diversos partes del mundo,
siempre en colaboración con organizaciones de los propios países donde
se materializan, el desarrollo de muy diversas campañas de
sensibilización y la edición del boletín. Por personalizar en dos, es
preciso citar a Lucio García Leal, presidente durante un buen número de
años, recientemente sustituido en esa función por Gustavo González Díaz.
Llega a Ciudad Real la exposición Mujeres libres 1936-1939. Precursoras de un nuevo mundo, gracias a la Asamblea Feminismos de Ciudad Real.
Efectivamente el pasado miércoles, día 9 de enero de 2019, fue
inaugurada en el Antiguo Casino la exposición, organizada por la
Fundación Anselmo Lorenzo y la Confederación Nacional del Trabajo (CNT),
a la vez que su comisaría, Sonia Lojo González, ofrecía una
conferencia. La muestra se podrá ver hasta el próximo día 21.
La exposición, que lleva meses circulando por distintas poblaciones
españolas, tiene el objetivo de recuperar la historia olvidada de la
organización Mujeres Libres, agrupación autónoma de mujeres nacida en el
seno del movimiento libertario durante 1936. Aquellas mujeres tenían,
entre otros propósitos, el siguiente: “Emancipar a la mujer de la triple
esclavitud a que, generalmente, ha estado y sigue estando sometida:
esclavitud de ignorancia, esclavitud de mujer y esclavitud de
productora”.
Por otra parte, en octubre del pasado año apareció el libro Ponencias,
comunicaciones y mesas. Jornadas 80 aniversario de la Federación
Nacional de Mujeres Libres. La lucha de todos los tiempos, editado
por la Confederación General del Trabajo (CGT), en el que a lo largo de
más de 300 páginas se recoge de forma exhaustiva lo acontecido en las
Jornadas celebradas en Madrid del 8 al 10 de septiembre de 2017, cuando
también se pudieron ver las exposiciones La mujer en el anarquismo español y La mirada de Kati Horna.
La Agrupación Mujeres Libres o Federación Nacional de Mujeres Libres
se constituyó en 1936, gracias a la fusión del Grupo Cultural Femenino
de la CNT, creado en Barcelona en 1934, y del grupo Mujeres Libres,
formado poco después en Madrid y que en mayo de 1936 empezó a editar la
revista Mujeres Libres, que con la unión se convirtió en su órgano de expresión. La Revista Blanca
(30.6.1936), de Barcelona, al recibir los dos primeros números la
calificaba como interesantísima publicación y alababa el empeño de dotar
a la Prensa libertaria española de un órgano escrito exclusivamente por
mujeres.
Según Paula Ruiz Roa, aglutinó a más de 20.000 mujeres, reunidas en
decenas de agrupaciones. Fue una organización más del movimiento
libertario, junto a la Confederación Nacional del Trabajo (CNT), la
Federación Anarquista Ibérica (FAI) y Juventudes Libertarias (JJ LL),
con un “protagonismo extraordinario en la puesta en marcha de la
Revolución Social iniciada en España a partir del 19 de julio de 1936” (El Salto, 17.10.2018).
2018
La expresión “mujeres libres”, que tomaron para llamar a su
asociación las anarquistas españolas, se utilizaba con frecuencia en el
siglo XIX, para diferenciarlas de las mujeres esclavas. La consideración
general que había entonces de las mujeres era tremenda. Por ejemplo,
Rico y Amat, en su Diccionario de los políticos (1855),
comparaba la libertad de imprenta con la mujer, que como aquella es
“generalmente murmuradora, chismosa y charlatana. Enemiga de la
oscuridad, saca á luz todos los trapos políticos y muchas veces los
domésticos”. Era una época en la que las mujeres que laboraban por
cuenta ajena lo hacían como sirvientas, sobre todo, y en menor medida
como costureras, lavanderas, tejedoras, cigarreras o trabajadoras en los
establecimientos de beneficencia. Fuente: Umbral, Valencia (24.7.1937)
Pero la expresión empezó a usarse también para calificar a las
mujeres feministas. Si había retratos de las mujeres como el que hacía
Rico, podemos imaginar los que se realizaban referidos a las feministas.
Tanto en el XIX como en el XX. Juan Pérez Zúñiga, por ejemplo, escribía
un poema titulado “¡Bonita moda! (Carta de un padre)”. En uno de sus
párrafos se refería a las “mujeres libres” y expresaba la idea que en
muchas ocasiones se tenía de ellas, es decir, la consideración de
libertinas, relacionadas con hechos “deshonestos” o, directamente, con
la prostitución: “Por seguir esas modas / extravagantes / de las
mujeres libres / más elegantes, / que es tu manía, / temo que hagas
alguna / cochinería” (Mundo Gráfico, 11.3.1914).
Evidentemente, había otras formas de verlas. Por ejemplo, la maestra
Isabel Muñoz Caravaca ofrecía en su “Crónica feminista” una idea muy
diferente: “Reduciendo términos: que hoy las mujeres entran y salen, no
llevan dueña ni rodrigón y se ocupan de asuntos que no son modas, ni
calcetines zurcidos... Si este hecho, tan sencillo y tan vulgar, se
hubiera anunciado como posible hace cincuenta años, los hombres serios y
las señoras bien educadas de entonces hubieran hecho veintisiete mil
aspavientos; pues el solo hecho de suponer á las mujeres libres,
independientes é instruídas, viviendo por sí y para sí, causaba
vértigos, y escándalo. Si me apuran un poco” (Acción Socialista, 6.6.1914).
La maestra, también periodista y científica, fue la primera mujer de
la Guadalajara contemporánea, como afirma el profesor Juan Pablo Calero
Delso, que destacó por su preparación intelectual y por su participación
en diferentes iniciativas públicas, además de abrazar feminismo,
rublicanismo y socialismo (Isabel Muñoz Caravaca. Mujer de un siglo que no ha llegado aún, 1848-1915, 2006).
Finalmente,
hay que recordar que las mujeres de la Agrupación Mujeres Libres
pusieron en el punto de mira temas que hoy son de rabiosa actualidad
como la importancia de la educación, la desigualdad laboral, la libertad
sexual, los trabajos de cuidados o la prostitución. Y más cuando desde
algunos sectores políticos se están planteando retrocesos importantes en
los avances conseguidos por los movimientos de mujeres hasta el
momento. Isidro Sánchez
Me refiero a Luis Gonzalo Segura, expulsado en 2015 de las Fuerzas
Armadas por denunciar en su seno corrupción, abusos, acosos y
privilegios anacrónicos. Trabaja en su Jefatura de Sistemas de
Telecomunicaciones y Asistencia Técnica hasta 2009 y es destinado a
Afganistán en 2012.
La expulsión está relacionada con la publicación de su primer libro, Un paso al frente
(2014), por el que es represaliado con varios arrestos disciplinarios. A
pesar de la advertencia del comienzo: “Que nadie quiera ver un ataque a
la institución militar donde solo hay un sacrificio por ella”.
2014
El exteniente, colaborador habitual de los diarios
digitales Público.es y RT.com y de la revista satírica El
Jueves, ha denunciado en repetidas ocasiones corrupción, secretismo y
abusos en el Ejército español, que no sirve para nada en el hermético mundo
militar, lo que le lleva a editar su primer libro. En 2015 publica su segunda
obra, Código rojo, en la que, entre otros aspectos, denuncia la
homofobia y defiende la no discriminación de las personas homosexuales en el
estamento militar. La escribe durante los tres períodos que pasa en prisión
militar.
2015
En 2017 llega El libro negro del Ejército español, en el que
defiende la tesis de que en las Fuerzas Armadas siguen presentes
“patrones que demuestran de forma inequívoca la existencia de corrupción
sistémica, abusos y acosos, privilegios anacrónicos, órganos de control
cómplices y una cúpula militar negligente”. En los dos primeros libros
utiliza la ficción en forma de novela, mientras que en el tercero quiere
legitimar su discurso con el análisis de la realidad política y
militar. Realmente es un alegato para demostrar lo que lleva años
denunciando y que una parte importante de la sociedad ha decidido
ignorar: “nuestras fuerzas armadas siguen siendo las de Franco, pero
estandarizadas a niveles OTAN”.
En el libro, según se dice en la presentación, quedan al descubierto
desde la inoperante clase política hasta medios de comunicación o
periodistas censurados, pasando por el lucro de empresas o entidades
bancarias. Pero el libro es mucho más: “Es el grito desesperado de miles
de militares maltratados y expulsados, condenados a morir o resultar
heridos por negligencias, obligados a sostener el edificio de
corruptelas, abusos, acosos y privilegios y, finalmente, sometidos a una
precariedad laboral, a una total ausencia de libertades y derechos y a
una absoluta alienación más propia de una secta o una mafia que de una
institución moderna. Además, es la denuncia clara y sin matices de los
últimos veinte años, de las guerras neocoloniales de Irak y Afganistán,
de los disparates armamentísticos, de las puertas giratorias, del
submarino que no flota y los carros de combate almacenados y despiezados
por falta de combustible, del delirio más absoluto que la mayoría de
los civiles pudiera imaginar”.
Es cierto que el Ejército español ha perdido casi todas las guerras
en las que ha participado en los últimos siglos. Sólo obtuvo la victoria
en la que entabló contra su propio pueblo en 1936. Aunque para el
triunfo fueron fundamentales las ayudas de las tropas nazis alemanas y
fascistas italianas, además del importante apoyo logístico del
salazarismo portugués. Asimismo, su participación en la represión de la
disidencia interna ha sido decisiva en diversas ocasiones.
2018
Lo afirma claramente el historiador Francisco Alía (Historia del Ejército español y de su intervención política. Del desastre del 98 a la Transición,
2018) cuando recuerda que el Ejército español hasta hace pocos años
actúa en ocasiones como “grupo de presión” para incidir en las
decisiones del poder civil, y se convierte en una espada de Damocles que
lo atenaza y amenaza. En otras, lo suplanta directamente, tras cambiar
gobiernos y regímenes políticos a su antojo. Los casos de las dos
repúblicas proclamadas en España pueden ser paradigmáticos.
En el siglo XIX el intervencionismo militar tiene en el
pronunciamiento su forma más utilizada, aunque el objetivo no es
sustituir el poder civil por el militar, no es suplantar instituciones
políticas por militares. Sin embargo, en el XX durante las dos
dictaduras los militares golpistas buscan nítidamente reemplazar al
poder político y reprimir a los que considera antiespañoles.
El peso del Ejército en nuestra historia contemporánea sirve para
entender su existencia como un verdadero poder fáctico, al que hay que
proteger, como a la institución monárquica, con todo tipo de
herramientas. Entre ellas, la ayuda de los Grandes Medios de Persuasión y
Propaganda (GMPP) para intentar tapar desmanes y corrupciones.
Los medios de comunicación han sido claves en la información masiva
de la sociedad, afirma el exteniente Luis Gonzalo. Serían imposible
muchos acontecimientos de los dos últimos siglos sin la ayuda de ellos.
Las diversas autoridades luchan contra el llamado cuarto poder, más o
menos hasta finales del siglo XX, con el empleo de la fuerza: censuras,
agresiones, ataques… Pero a partir de ese momento el “sistema” conoce
que la mejor manera de controlarlo no es la fuerza sino el capital:
“Adquirir los medios de comunicación se antojó como la nueva forma de
dominación de los nuevos sistemas autoritarios que no gustaban de
aparentarlo”.
Y en eso están los GMPP, controlados por pocas manos financieras y
políticas. En una reciente entrevista Gonzalo declara que “Los medios de
comunicación españoles lograron borrarme del mapa” (canarias-semanal.org,
2.1.2019). Cuenta cómo se concertaron –o fueron “concertados”– para
hacerlo desaparecer de la vida pública. Declara también que en sus cinco
años de lucha una de las lecciones aprendida es que los “medios de
comunicación españoles censuran y ocultan la información”. Eso sí, de
momento no pueden con más de 30.000 seguidores que el exmilitar tiene en
Twitter, aunque lo intentan pagando a peones que inventan todo tipo de
“fake news”.
Por supuesto, Luis Gonzalo afirma en su
último libro que no se trata de una obra contra Ejército, uniformados u
oficiales. Es un libro por el Ejército, por los uniformados y por los
oficiales. Él se muestra a favor de unas Fuerzas Armadas al servicio de
la ciudadanía. Y esa, claro, es harina de otro costal, son palabras
mayores, para conseguirlo habría que eliminar privilegios, negocios
armamentísticos y tapaderas, como la utilización de banderas borbónicas o
la conservación a ultranza de las esencias. Isidro Sánchez