viernes, 8 de febrero de 2019

No se puede confiar en los GMPP

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- 8 febrero, 2019 – 08:50

El madrileño Teatro de la Abadía, de 17 de enero a 24 de febrero de 2019, pone en escena Nekrassov, comedia de Jean-Paul Charles Aymard Sartre, más conocido por Jean-Paul Sartre. El filósofo, escritor, activista político y crítico literario ambientaba la obra en el mundo de la prensa en 1955 y desvelaba la trampa de relacionar los males de una sociedad con un enemigo exterior, entonces el comunismo. Igual ocurre hoy, sólo que se identifica al enemigo externo con los emigrantes.


Tanto entonces, con la obra de Sartre, como hoy, con la actividad de los Grandes Medios de Persuasión y Propaganda (GMPP), es posible ver el rostro de un periodismo falto de ética, obsesionado con el engaño y la doble verdad y empeñado hasta las cachas en la manipulación de las masas. Y siempre, en aquella época como en nuestros días, sumiso al poder económico. Afortunadamente, algunos medios no están controlados todavía por ese poderío, pero su penetración social es todavía pequeña.
Evolución de la Operación Chamartín. Fuente: eldiario.es (29.1.2019)
La documentación hecha pública por eldiario.es sobre la Operación Chamartín es tan importante y muestra un problema tan grave que debería ser tratado con profusión por los medios de comunicación. Es un ejemplo diáfano de cómo lo público es puesto a disposición de lo privado, línea de actuación que ni la misma Manuela Carmena ha querido evitar. Se trata de la revelación de veinticinco años de contratos secretos entre Fomento, BBVA y el Grupo San José. No lo han tratado los medios y puede decirse que más bien lo han ocultado. Pero, ya se sabe, los GMPP encuentran en todo momento alternativas a informaciones importantes que pueden poner en entredicho a los verdaderos dueños del cotarro, en este caso el BBVA.
Asesinatos en Colombia. Fuente: www.france24.com (17.12.2018)
En las últimas semanas han utilizado dos temas con profusión como cortina de humo para ocultar otras cuestiones. El primero apoyado en una desgracia, la del pequeño Julen. Y ha sido un ejemplo claro de cómo explotar lo más miserable de los medios de comunicación. Por supuesto, los GMPP dejaron en segundo plano noticias importantes y de trascendencia pública para centrarse en lo emocional, en lo sentimental, todo lleno de una vergonzosa actitud carroñera. En esos días, por ejemplo, sirvió para tapar que el “presidente del BBVA, Francisco González, pagara a un delincuente, el excomisario Villarejo, para que espiara y, llegado el caso, chantajeara o destruyera la reputación de una serie de personas que amenazaban su poder”, según recordaba Almudena Grandes (El País, 21.1.2019). Y, como escribía Pascual Serrano en eldiario.es (26.1.2019), puestos a ocuparse del asunto podían buscar el millón de pozos ilegales, similares al que cayó Julen, antes de que caiga otro niño, “aunque eso tenga menos morbo que cuando hay un niño dentro”.
El segundo tema llega de América del Sur: ¿La marcha de miles de personas, que huyen de la violencia, la represión y la pobreza, hacia EE UU?, ¿El imparable plan de exterminio, que ya lleva cobrados diecisiete muertos en lo que va de año, de activistas sociales en Colombia?, ¿La huida de un diputado homosexual de Brasil para salvar su vida? No. Les ha venido como anillo al dedo el nuevo golpe de estado en Venezuela. Los mismos medios, con El País y la SER a la cabeza, que apoyaron el golpe en aquel país en 2002 vuelven hoy a las andadas. Independientemente de la posición hacia Maduro, la cobertura de los GMPP no tiene nada que ver con la realidad histórica o la legalidad internacional, por no hablar de los más elementales criterios morales y de neutralidad informativa. En ese sentido se pueden ver, por ejemplo, los artículos de Pascual Serrano, “Los medios vuelven a defender el golpismo en Venezuela” (eldiario.es, 29.1.2019), o “La estrategia del terror contra Venezuela: carta abierta al presidente del gobierno Pedro Sánchez”, del profesor Andrés Piqueras, de la Universitat Jaume I de Castellón (público.es, 31.1.2019).

El declive de los medios en papel. Fuente: El Español.com (25.1.2028)
Está claro que los GMPP están intentando convencernos de que hay que enviar a los “marines para inyectar democracia”, como decía Mario Benedetti, en Venezuela. Ya trataron de persuadirnos unos desalmados, como  Bush o Aznar, de que era necesario invadir Irak, hoy en ruinas por una guerra basada en mentiras que costó cientos de miles de muertos. También de bombardear e invadir Libia, donde hoy campea el caos y hasta se venden esclavos, lo que hizo a Obama hablar de su “peor error”. Asimismo, de intervenir en Siria, donde Clinton apoyó sin sonrojo al terrorismo islámico.
Y después de Venezuela, en los próximos días, vendrá el juicio al proceso independentista. Los GMPP inundarán el ambiente con la acción de la “Justicia”. Todo para seguir ocultando lo evidente, la grave crisis social, gracias a la utilización de la lucha entre los patriotas borbónicos –ellos se hacen llamar constitucionalistas– y los patriotas catalanes independentistas. El profesor Vicenç Navarro lo ha descrito de la siguiente forma: “Hoy, tanto en Catalunya como en el resto de España, la mayoría de la juventud no vivirá mejor que sus padres. Y todo ello como resultado de las políticas de los ‘superpatriotas’ a los dos lados del Ebro (“Cómo los partidos nacionalistas de polos opuestos han causado la ocultada crisis social” (público.es, 4.2.2019).
Así pasa. La credibilidad de los GMPP es cada vez menor, hasta el extremo de resultar patéticos en demasiadas ocasiones. Como puede verse en el gráfico adjunto, los seis grandes diarios en papel perdieron más del sesenta por ciento de su difusión en una década, desde 2007 a 2017. La brigada borbónica escrita de Madrid, por ejemplo, está de los nervios con la caída en picado. El digital vozpópuli.com (30.1.2019) lo describía así hace unos días en referencia a 2018: “Sigue la sangría: los ‘cuatro grandes’ de la prensa no alcanzan la difusión de El País hace 10 años”. Y es que esas cabeceras generalistas difundieron, de media, 366.000 ejemplares diarios. Diez años antes, sólo El País contaba con 431.000 lectores diarios.
           El papel pierde poco a poco audiencia, presencia, credibilidad e influencia… En la espectacular caída del diario del grupo Prisa ha incidido de manera significativa la supresión de su edición impresa en Latinoamérica a partir del mes de junio de 2018. La desaparición del ultraliberal Antonio Caño y su sustitución por Soledad Gallego-Díaz, más creíble que el director cesado, no ha servido para parar la sangría.

Isidro Sánchez


Desde el revés de la inopia

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