miciudadreal - 11 octubre, 2019 – 09:33
Ya se sabe que el término municipal es el territorio en que un ayuntamiento ejerce sus competencias. Existen alteraciones del término municipal que pueden producirse por agregación o anexión y por segregación. Algo similar sucede con los partidos judiciales.
Segregaciones municipales pueden recordarse asimismo algunas. Tomelloso consigue tener alcaldes pedáneos desde 1565 y logra su primera independencia en 1589, aunque la pierde en 1592, al pasar a depender nuevamente de Socuéllamos. En 1764 se atiende su nueva petición de exención de villazgo y queda constituida como villa. Fuente el Fresno y Porzuna se separan también de Malagón en el XVIII.
Durante la dictadura de Primo de Rivera la entidad local menor de Guadalmez se segrega del Ayuntamiento de Chillón para formar municipio independiente (Gaceta de Madrid, 22.11.1927). Con la Segunda República, en enero de 1934, Los Cortijos se separa de Fuente el Fresno, tras diez años de gestiones (Gaceta de Madrid, 9.8.1934).
Dos municipios más se forman en 1999. A comienzos de ese año se aprueban las segregaciones de parte de los términos municipales de Campo de Criptana y de Manzanares, para constituir los nuevos municipios de Arenales de San Gregorio (DOCM, 5.2.1999), que celebra la Fiesta de la Constitución en Municipio el 20 de febrero de cada año, y Llanos del Caudillo (DOCM, 26.3.1999), que conmemora el 10 de abril la Fiesta de Segregación, dedicada a la independencia.
En el Anejo de Las Casas ya ha habido algunos movimientos para conseguir la segregación. La separación suele ser consecuencia del abandono general por parte del Ayuntamiento, en este caso el de Ciudad Real. Las promesas llegan con los campañas electorales, igual que los compromisos de participación, que se olvidan una vez celebradas las votaciones.
Un grupo de vecinos ha solicitado la reducción de cemento y la inclusión de arriates arbustivos, longitudinales y proporcionales a lo largo de la travesía, que dejen un paisaje urbanístico de valor añadido, que ayude a combatir la contaminación y el cambio climático y que preste una estética agradable, como, por ejemplo, se puede disfrutar en las travesías de Alcolea de Calatrava o Fuente el Fresno. Pero el Ayuntamiento capitalino, como el que oye llover. Cemento y más cemento, que lo “verde” da mucho trabajo.
Una travesía que, en palabras de una vecina, tiene problemas no resueltos: “Todos los días nuestros hijos y nosotros mismos, tenemos que cruzar esta travesía con mucho tráfico sin ningún tipo de vigilancia, soportando vehículos que NO respetan la velocidad máxima permitida ni el semáforo del paso de peatones, que en días de mucho frío, se congela el botón y ni si quiera podemos activar” (miciudadreal.es, 23.1.2018). Y es que Las Casas no puede ser sólo una Travesía.
Dicen también los vecinos que estos pequeños pueblos deben tener un tratamiento específico, como ocurre en otros lugares, contar con un proyecto global, ser tratados con mimo y no como la prolongación de un extrarradio, que los haga lo más atractivos posible. Pero eso quizá es mucho pedir a la alcaldesa diez y a la alcaldesa tres.
Isidro Sánchez
Desde el revés de la inopia
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