miciudadreal - 13 marzo, 2020 – 10:52
Hace unos meses este mismo digital publica un artículo mío titulado “Una historia de mujeres”. Comienza con el recuerdo de mujeres travestidas de hombres, por razones muy diferentes, tanto en la Literatura como en la vida real.
Entonces es alcalde Ceferino Saúco Díez (1851-1915), con farmacia en la calle Cuchillería durante mucho tiempo y ahora olvidado por sus habitantes. A pesar de que para reconocer los notables servicios que presta a la ciudad cuando ocupa la alcaldía (1909-1911) es nombrado hijo predilecto y se impone su nombre a una de las principales calles. Pero los avatares políticos, primera dictadura, sirven para eliminar tal denominación de la calle Mata y la desmemoria prende en la capital de La Mancha.
Ossorio y Bernard, en su diccionario de periodistas, lo presenta como farmacéutico, hombre político (conservador y después liberal), jefe superior de Administración y periodista. Funda y dirige durante muchos años en Ciudad Real El Labriego y otras publicaciones como La Libertad, El Carnaval o El Manchego. Colabora, además, en otros muchos periódicos como El Correo de Gerona. Ossorio proporciona otros datos de su biografía: correspondiente de la Real Academia de la Historia y de la Academia Internacional de Ciencias, miembro de número de la Sociedad Económica Matritense y caballero de las Órdenes de San Juan de Jerusalén y de Beneficencia.
Pasa a su lado el alcalde, Ceferino Saúco, que deniega la ayuda. Entonces el hombre, según las informaciones, lanza una serie de insultos al munícipe. Este ordena a la Guardia civil la detención del individuo por blasfemo y es llevado a la cárcel. Su director ordena, según práctica reglamentaria, el cacheo, a lo que el segador se resiste de forma contundente.
El registro de realiza y se averigua así “lo más inesperado y sorprendente que darse pueda: el segador no era tal segador ni tal hombre; era una mujer en toda regla y con todos los atributos de su sexo” (El Diluvio, Barcelona, 14.6.1911). La mujer hombre, como se repite en los periódicos, es Benita Oviedo Delgado, natural de El Bonal (Badajoz) y resulta que se viste de hombre desde pequeña para poder realizar trabajos en el campo, principalmente la siega de cereales.
La noticia la recogen primero los diarios de Ciudad Real El Pueblo Manchego (1911-1936) y La Tribuna (1892-1920). El primero se refiere a Benita Oviedo como natural de Bodonal (Badajoz), en referencia, quizá, a la actual Bodonal de la Sierra, pero todos los demás citan a El Bonal, también de Badajoz. Quizá por la razón de que la mayoría alude a la noticia publicada en La Tribuna con el título de “La mujer-hombre”, la noticia se extiende por toda España con ese título y comentarios de todo tipo.
Sin embargo, el “caso” de Ciudad Real no es tan extraño en aquellos tiempos. Ya lo advierte, al hacerse eco de lo sucedido en Ciudad Real, El Avisador Numantino (Soria, 7.6.1911): “Hay que añadir un nuevo caso á los muchos que se han registrado de mujeres que para ganarse la vida con más facilidad adoptaron para su vestido las prendas masculinas”.
Por otra parte, el semanario El Motín (Madrid, 15.6.1911), satírico, republicano y anticlerical, termina la noticia con este comentario: “En vista de lo cual propongo que se imponga por Real Decreto que las mujeres se vistan de hombres para mejor poder trabajar en esta tierra en donde hay tanto señorito viviendo del título de ama de cría”.
Isidro Sánchez
Desde el revés de la inopia
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