miciudadreal - 13 marzo, 2020 – 10:52
Hace unos meses este mismo digital publica un artículo mío titulado “Una historia de mujeres”. Comienza con el recuerdo de mujeres travestidas de hombres, por razones muy diferentes, tanto en la Literatura como en la vida real.

Hay que evocar que en las primeras décadas del siglo pasado son relativamente frecuentes los casos de mujeres que para ganarse la vida se ven en la necesidad de vestirse con prendas masculinas. La detención de un hombre, que tiene lugar en Ciudad Real a comienzos de junio de 1911, sirve para acercarnos a esa realidad. Es preciso decir que el hecho tiene repercusión nacional y la noticia aparece en un número importante de periódicos.
Entonces es alcalde Ceferino Saúco Díez (1851-1915), con farmacia en la calle Cuchillería durante mucho tiempo y ahora olvidado por sus habitantes. A pesar de que para reconocer los notables servicios que presta a la ciudad cuando ocupa la alcaldía (1909-1911) es nombrado hijo predilecto y se impone su nombre a una de las principales calles. Pero los avatares políticos, primera dictadura, sirven para eliminar tal denominación de la calle Mata y la desmemoria prende en la capital de La Mancha.

Pues bien, es domingo 1 de junio y un hombre pide limosna para poder comer. Es llamativa su descripción por parte de la prensa. Para el periodista de El Pueblo Manchego (3-6-1911), diario del Obispado de Ciudad Real, es un borracho. En el periódico conservador El Diario de Córdoba (5.6.1911) se habla de “segador pordiosero”. Para la mayoría, republicanos, liberales y algún conservador, es un segador o un hombre vestido a la usanza de los segadores.
Pasa a su lado el alcalde, Ceferino Saúco, que deniega la ayuda. Entonces el hombre, según las informaciones, lanza una serie de insultos al munícipe. Este ordena a la Guardia civil la detención del individuo por blasfemo y es llevado a la cárcel. Su director ordena, según práctica reglamentaria, el cacheo, a lo que el segador se resiste de forma contundente.
El registro de realiza y se averigua así “lo más inesperado y sorprendente que darse pueda: el segador no era tal segador ni tal hombre; era una mujer en toda regla y con todos los atributos de su sexo” (El Diluvio, Barcelona, 14.6.1911). La mujer hombre, como se repite en los periódicos, es Benita Oviedo Delgado, natural de El Bonal (Badajoz) y resulta que se viste de hombre desde pequeña para poder realizar trabajos en el campo, principalmente la siega de cereales.
La noticia la recogen primero los diarios de Ciudad Real El Pueblo Manchego (1911-1936) y La Tribuna (1892-1920). El primero se refiere a Benita Oviedo como natural de Bodonal (Badajoz), en referencia, quizá, a la actual Bodonal de la Sierra, pero todos los demás citan a El Bonal, también de Badajoz. Quizá por la razón de que la mayoría alude a la noticia publicada en La Tribuna con el título de “La mujer-hombre”, la noticia se extiende por toda España con ese título y comentarios de todo tipo.

Por otra parte, el semanario El Motín (Madrid, 15.6.1911), satírico, republicano y anticlerical, termina la noticia con este comentario: “En vista de lo cual propongo que se imponga por Real Decreto que las mujeres se vistan de hombres para mejor poder trabajar en esta tierra en donde hay tanto señorito viviendo del título de ama de cría”.
Isidro Sánchez
Desde el revés de la inopia
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