miciudadreal - 3 junio, 2016 – 09:57
Lo más peligroso para los intereses generales es la ley del silencio
que imponen los poderes financieros por diversos procedimientos, entre
ellos el control de la mayoría de los medios de comunicación. El libro
del holandés Joris Luyendijktitulado Entre tiburones. Una temporada en el infierno de las finanzas (2016), en el que presenta una crítica visión de los banqueros, comienza con una impresionante cita de Philip Augar (The Greed Merchants, 2005): “La verdadera conspiración financiera es el sonido del silencio”. Por ejemplo, con la serie de tratados que están pergeñando casi clandestinamente pretenden el desarme democrático frente al poder del dinero.
Algunos tertulianos paniaguados al servicio de lo establecido piensan que nos quejamos sin razón. El otro día, en el programa La noche en 24 horas (27-5-2016), Alfonso Rojo le decía a Vicente Romero, ante las penurias que refleja en su último libro (Habitaciones de soledad y miedo, 2016), que en España nos quejamos de vicio. Y el periodista chafó al tertuliano sabelotodo cuando le dijo que no, que no nos quejamos de vicio, que teníamos que quejarnos mucho más, después de todos los recortes que hemos sufrido, todos los retrocesos que estamos experimentando en las últimas décadas. Antes todo eran conquistas y pasos adelante, ahora todo son pasos hacia atrás.
Y dijo más, con el ejemplo de Charles Ghankay Taylor, presidente de Liberia condenado por crímenes de guerra por el Tribunal Penal Internacional. En la propaganda de unas elecciones utilizó el siguiente lema: “Maté a tu padre, maté a tu madre, pero tu me votarás” ¿Que podemos poner en España?, quizá el lema puede ser este: “He despedido a los que he querido, he reducido tus derechos sociales, pero tu me votarás”.
Ahora todo son recortes de derechos, ataques a los ingresos de los españoles y beneficios cada vez mayores para las grandes empresas. La caradura de bastantes machacas de los banqueros es impresionante al realizar un verdadero e intencionado proceso de banalidad del mal. Ese mundo bancario funciona, apoyados hasta ahora por gobiernos leales, con fórmulas que bordean la legalidad o, cuando hace falta, la superan. El periodista Gregorio Morán los describe muy bien: “La profesionalidad de un banquero consistía en no engañar a sus clientes. Los chamarileros de preferentes. Los Blesa o Rato tienen la consideración de “profesionales”. Un equívoco. Son estafadores” (La Vanguardia, 28.5.2016).
En España, unos y otros, políticos y banqueros, provocan la ruina de mucha gente, saben que han fastidiado la vida a muchas personas pero dicen que no hay alternativa, que es necesario votarles pues Venezuela es un desastre y vienen los comunistas. Como yo pienso que no son tontos y saben que el acta de defunción del comunismo, en su versión aplicada, la firmó Gorbachov hace más de cinco lustros, la única explicación que encuentro es que son unos caraduras que quieren tomarnos el pelo, pues España tiene graves problemas que ellos pretender ocultar con milongas.
Eso lo hacía a las mil maravillas el segundo dictador, el cruel, tirano y sanguinario Francisco Franco. Su ministro Serrano Suñer, en pleno fascismo, lanzó aquella frase de ¡Rusia es culpable¡ y se envió la División Azul a defender al nazismo. Ahora, al grito de ¡Venezuela es culpable!, la vieja derecha del cínico Mariano Rajoy Brey y la adolescente derecha del viejoven Alberto Carlos Rivera Díaz, jefe del “Frente de Juventudes del PP”, se enzarzan en una precampaña que les está llenando de ridículo en la comunidad internacional. Aquí, ya se sabe, sus medios de comunicación disparan munición continua contra lo que signifique algún riesgo para sus intereses, en el marco de un renovado y trasnochado anticomunismo.
Unos y otros, políticos conservadores y banqueros, inmersos en un mundo de corrupción, piensan que son profesionales destinados a cumplir con una misión trascendental. A ellos eso del bien y del mal les parece una tontería, a ellos eso de la riqueza y la pobreza les sugiere demagogia, para ellos ética y dignidad son tonterías de antisistema. Lo suyo es expoliar lo público en beneficio privado.
Y es que están rabiosos pues el bipartidismo se rompió en las pasadas elecciones y hay una seria amenaza de que acabe su chollo, que termine su bicoca. Aunque, si les dejamos, seguirán haciendo lo de siempre, con franquismo o con democracia. Pero, eso sí, tendrán muchos más problemas, conocerán más molestias, colocar a familiares o amigos les resultará un poco más difícil y sabremos un poco más de sus métodos para amañarlo todo. Es decir, ahora tendremos un retrato más cercano a la realidad de su verdadera naturaleza carroñera. Ahora tendremos la certeza, como indica El Roto en sus viñetas de El País, que estamos en una “dictadura financiera cubierta por una deliciosa capa de democracia liberal” (20.3.2016). Ahora seremos conscientes de que para ellos “más vale bancos sin honra que honra sin bancos” (5.4.2016) o que “¡España es lo importante! ¡Pero sin impuestos, claro!” (14.4.2016). Ahora comprenderemos que “Los que más defienden la propiedad privada, resulta que son los que más roban” (31.5.2016).
Todavía algunos se extrañan del ocaso bipartidista, a pesar de la gran expropiación colectiva realizada, siguiendo las órdenes de la Comisión Europea, por los gobiernos de Zapatero y de Rajoy. Por eso se vaticina una situación complicada para sus intereses el 26-J y se ponen a azuzar el anticomunismo. Lo escribía hace poco Manuel Castells en La Vanguardia (14.5.2016): “El miedo de populares y socialistas a este escenario es tal que han desenterrado el viejo fantasma del peligro comunista, el argumento central del franquismo cuya reedición deshonra a unos dirigentes socialistas que lucharon contra la dictadura y sus manipulaciones. Sólo la torpeza, siempre posible, de líderes de la izquierda emergente podría desviar este escenario. Porque en la raíz del 26-J late la esperanza del 15-M”.
Isidro Sánchez
Desde el revés de la inopia
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