Inicio » Desde el revés de la inopia
El cabeza de lista de En Comú Podem, Xavier Domènech, ha declarado
hace unos días que “Esta campaña va a ser más dura porque nos van a
atacar todos” (lamarea.com, 11-6-2016). Así es, la coalición
Unidos Podemos se ha quedado sola frente a los tres partidos que quieren
salvar el régimen del 78. Tanto PP, Ciudadanos como PSOE están jugando
la baza del voto del miedo y se unen contra ella en ataques y
descalificaciones.
Rechazo
y hostilidad hacia la fuerza política encabezada por Garzón e Iglesias,
izquierda a la venezolana, según los líderes de los tres partidos y sus
escuderos mediáticos. Con un arruinado buque insignia de Prisa en
vanguardia, cuyo poder también peligra, que escribía en un reciente
editorial contra el “magma populista y radical formado por Podemos e IU”
(El País, 5.6.2016).
Sólo unos ejemplos para empezar. Susana Díaz, con más labia que
talento, ha repetido frases como esta: “Podemos traería la quiebra del
sistema financiero y la del país” (Vozpópuli, 30.10.2014). Carme Chacón, en huida libre, decía en diciembre del año pasado que “Cada voto a Podemos es un voto para Rajoy” (Infolibre,
11.12.2015). El potentado Felipe González, experto en hablar del
peligro comunista, tiene fijación con Venezuela. Advierte una y otra vez
contra los pactos del PSOE con los “monaguillos” de Maduro (Europa Pres, 11.6.2015) o ve “exactamente igual” el discurso populista de Le Pen y de Pablo Iglesias (El Periódico, 5.5.2016).
En la derecha podemos encontrar numerosas muestras, lógica
consecuencia de su especialidad. Mariano Rajoy habla de la España
moderada, representada por él, frente a la alternativa extremista
(Podemos-IU), un “disolvente de todo lo bueno” (Libertad Digital,
10.5.2016). Para María Dolores de Cospedal, que no para de hablar de
comunistas, radicales, bolivarianos, extremistas, venezolanos y
antisistema, la coalición Unidos Podemos es la unión entre antiguos y
nuevos comunistas (eldiario.es, 16.5.2016). Y Carlos Cotillas,
dirigente provincial del PP, ha afirmado que “el próximo 26 de junio los
ciudadanos decidirán si quieren democracia o si quieren chavismo” (Lanza,
12.6.2016). Por su parte, el neoliberal Albert Rivera llega a decir que
si Ciudadanos no es fuerte, el único gobierno posible será el de
“Podemos, los comunistas, Bildu y una amalgama de partidos” (eldiario.es, 11.5.2016).
Hay que tensar y radicalizar mediante el miedo, piensan los
indolentes representantes del bipartidismo caduco. A ellos se suman los
emisarios del partido lanzado por el IBEX-35, que iba para estrella y se
ha quedado de momento en bisagra. Nada de programas, nada de problemas
reales, nada de pensiones, nada de pobreza, nada de desigualdad, nada de
control de las instituciones en su favor, nada de paro, nada de ciénaga
de la corrupción. Es decir, nada de nada. Sólo farfullas, milongas,
futilidades, papemas, propagandas y salidas de tono. Aburren a las
ovejas.
Pero esta vez no les va servir pues las personas de esta país están
hartas, sin trabajo, con derechos sociales y laborales disminuidos, con
niveles de paro inadmisibles, con los jóvenes que casi nada tienen y no
tienen miedo a perder ese poquito. Es la misma cantinela de siempre, que
otras veces les ha servido. La derecha ha utilizado en general el
recurso al miedo y el PSOE, aunque a veces también –como en el caso de
identificación del PP con un dóberman, en 1996– la apelación al voto
útil.
Podemos viajar un poquito al pasado para comprobar esa monserga.
Carlos Arias Navarro hablaba en la campaña de las elecciones de 1977 de
Franco como “la más limpia espada de Europa” y lanzaba su “no al
comunismo y no al separatismo” (El País, 9.6.1977). En la de
1979 José Pedro Pérez Llorca, además de atacar al PSOE, afirmaba que
“Votar a CD es dar un voto al socialismo” (El País, 14.2.1979).
En la misma campaña Adolfo Suárez, además de condenar el materialismo
de los partidos marxistas, comunistas o socialistas, aseguraba que la
alternativa se planteaba entre “la confianza y la aventura, entre la
consolidación de una tarea hecha, aunque haya habido errores, y el
riesgo de un período lleno de interrogantes y ambigüedades” (El País,
28-2-1979). En 1982 el líder de AP, el franquista y demócrata Manuel
Fraga, llegaba a insinuar, en el más puro intento de conseguir el voto
mediante el miedo que si él resultaba elegido no sería necesario un
golpe militar (El País, 22-10-1982). Y así elección tras elección.
La llamada al voto útil ha sido frecuente por parte de los líderes
socialistas. Felipe González lo hacía con desparpajo, diciendo
constantemente que él representaba la izquierda real, la izquierda de
todos, la izquierda posible. Almunia, Zapatero, Rubalcaba y tantos otros
líderes socialistas han convertido la petición en toda una tradición Y
Pedro Sánchez sigue hoy con el mismo canto: “El PSOE es la única
izquierda que puede echar al PP” (Público.es, 14.5-2016).
Un espléndido artículo de Gregorio Morán, titulado “La hora de los
caimanes”, da en el clavo como casi siempre: “El encono anti-Podemos
parte de la generación política crecida en las últimas décadas y que
interpreta, con razón, que se puede producir una ruptura con los
innumerables apaños, tan similares, de González, Aznar, Zapatero o
Rajoy, el más preocupado, porque para un registrador de la propiedad,
que además es líder de un partido conservador y corrupto hasta las
cachas, sería como abrirle en canal” (La Vanguardia,
14.5.2016). En fin, es curioso que en el discurso anticomunista veamos
juntas a Susana Díaz y a María Dolores de Cospedal, por ejemplo. A pesar
de que saben que Alberto Garzón, un político comunista, es el mejor
valorado en España.
Isidro Sánchez
Desde el revés de la inopia
No hay comentarios:
Publicar un comentario