miciudadreal - 11 noviembre, 2016 – 09:03
La fotografía ha sido considerada frecuentemente como espejo con memoria y los fotógrafos notarios de la Historia, aunque es más exacto hablar de notarios de las historias pues, como ha escrito Joan Fontcuberta, no existe la historia en singular sino las historias en plural.
No es cierto, por otra parte, que la fotografía sea reflejo de la realidad, es sólo de una parte de la realidad. La fotografía capta un momento de la existencia, en un lugar determinado y un instante preciso. Y su pretendido carácter objetivo se ve superado con creces por la labor del fotógrafo, gracias a actitud, punto de vista y talento creativo
En Cuenca hay otras actividades culturales además de la exposición La poética de la libertad, con un coste próximo al millón y medio de euros –a pesar de las importantes carencias del mundo de la cultura en Castilla-La Mancha–, superpromocionada por la Junta en la capital del Reino y en convivencia con una gran cruz en la fachada de la catedral conquense, presidida por el nombre del fascista José Antonio Primo de Rivera.
Por ejemplo, durante los meses de septiembre, octubre y noviembre es posible ver en la sala de exposiciones de la Facultad de Periodismo de Cuenca la muestra Álbum de la memoria, conjunto de fotografías del notario de las historias José Luis Pinós, reflejo de una década de la vida –1974-1984– en la provincia de Cuenca .
Cuatro imágenes pueden dar idea del interesante contenido de la exposición. En la primera, un acto político celebrado en mayo de 1975, podemos ver a una serie de personas con el brazo en alto del saludo fascista. Entre ellas está el obispo José Guerra Campos, procurador en Cortes desde 1967 hasta 1977 por designación directa del dictador. A izquierda de monseñor, Moisés Arrimadas Esteban (familiar de Inés Arrimadas, política de Ciudadanos), gobernador civil y jefe provincial del Movimiento y Alfonso Durán Muñoz, presidente de la Diputación. La fotografía se publicó en la revista El Banzo, pero la censura obligó “a pegar un anuncio comercial ocultando la imagen” (Álbum de la memoria, 2016). En 1975 el saludo fascista de un obispo era demasiado para que un medio de comunicación lo reflejara.
La segunda fotografía muestra a un sudoroso Blas Piñar López (1918-2014), icono del ultraderechismo español, fundador y presidente de Fuerza Nueva, organización de extrema derecha, en junio de 1975. El fotógrafo José Luis Pinós y el periodista José Luis Muñoz llegaron a recibir amenazas de muerte tras la mención del segundo al sudor del orador, que se puede observar a pesar del blanco y negro.
Por cierto, Blas Piñar, candidato de Unión Nacional al Congreso por Madrid, enemigo acérrimo del Estado de las autonomías, recurría a los Reyes Católicos para defender la entidad española: “España, como unidad, nace con Recaredo. Los Reyes Católicos no hicieron la unidad de España. Fernando e Isabel la rehicieron y ha llegado intacta hasta nosotros. Los reinos de la Reconquista no trataron de perpetuarse, ya que se sabían instrumentos para el recobro de la unidad perdida por la invasión sarracena” (El País, 21-2-1979). Ese tipo de afirmaciones no resiste el menor análisis histórico, según han demostrado muchos autores. En realidad no se puede hablar de España hasta el siglo XIX, pero ya se sabe, las “verdades de fe” se perpetúan hasta la saciedad ante la falta de crítica histórica.
La tercera corresponde al acto de homenaje, con el descubrimiento de un busto del general Franco, en un pueblo de Cuenca. Este es el pie de foto: “Se inauguran monumentos para honor y gloria del dictador. El Gobernador Moisés Arrimadas hace lo propio en Quintanar del Rey en agosto de 1975. Después, como corresponde, Cara al sol y brazo en alto”.
Y la cuarta da cuenta de un hecho que ocurría en los pueblos con frecuencia. La utilización de las banderas y los niños, que dejaban de asistir al colegio, para recibir a un “ilustre” invitado, en este caso el gobernador de la provincia. Ocurría en La Ventosa en el año 1981.
En fin, como dicen Ángel Luis López Villaverde y José Reig Cruañes en el prólogo del catálogo se trata del retrato de una “sociedad con elementos que se resistían a los cambios junto a otros que se resignaban y otros, los más, con ansia de libertad y modernidad”.
Isidro Sánchez
Desde el revés de la inopia
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