miciudadreal - 13 enero, 2017 – 08:49
Es preciso recordar que la primera Comisión Obrera se forma en
Vizcaya en 1956 y que desde entonces la organización sindical evoluciona
poco a poco y pasa por muy diversos avatares. En la región de
Castilla-La Mancha puede decirse que Comisiones Obreras (CC OO) nace en
el año 1962, en Puertollano y al calor de la huelga general, mientras
que en 1966 se forma en Villa de Don Fadrique lo que será el embrión de
las Comisiones Campesinas en la provincia de Toledo.Pero hasta 1977 no se pone en marcha un órgano regional del Sindicato, que el pasado 9 de enero ha cumplido cuarenta años. Así es, el 9 de enero de 1977 se crea la Unión Regional de Castilla la Nueva de CC OO, en cuya organización y posterior desarrollo tuvo una importancia capital, junto a la acción de otras personas, Pedro Ruiz García, conocido y apreciado sindicalista de Puertollano que tiene ochenta años. Para ello se reunieron cincuenta y un delegados de Toledo, Guadalajara, Ciudad Real y Albacete (no asistieron de la provincia de Cuenca) en un despacho de la calle Atocha. Días después, el 24 de enero, unos terroristas –pistoleros de extrema derecha– asesinaron allí a tres abogados laboralistas, un estudiante de Derecho y un administrativo, Ángel Rodríguez Leal, trabajador despedido de Telefónica natural de la población conquense de Casasimarro. Además, cuatro personas fueron heridas gravemente.
Cuando se cumplen cuarenta años de la matanza, Ahora Casasimarro, coalición de izquierda del pueblo, ha querido honrar su memoria con la colocación de una placa. La respuesta del alcalde, del Partido Popular, ha sido la de prohibirlo ya que, según explica, “… es nuestro deber procurar no herir sensibilidades de ninguna tendencia política en aras de preservar la convivencia pacífica de todos los vecinos del Municipio” (ABC, 5.1.2017). Rosa Belmonte se pregunta al respecto en el diario monárquico ¿de verdad una placa heriría alguna sensibilidad?
Es preciso observar que la Unión, aunque con el nombre de Castilla la Nueva, se organiza con representantes de las provincias que años después formarían la Comunidad Autónoma de Castilla-La Mancha. Se constituye allí el Secretariado de la Unión de Castilla la Nueva, con Pedro Ruiz García, de la provincia de Ciudad Real (Secretario general), Lorenzo Gómez Maqueda, de la de Toledo (Organización); Mariano Morado Ribas, responsable de Prensa y propaganda; y José Luis Navarro Rosado, de Guadalajara (Finanzas). Como vocales son elegidos Ricardo Cantos Griñán (Albacete), Venancio Cuenca López (Albacete), José María Díaz-Ropero Olivares (Toledo), Ramón García Rubio (Ciudad Real), Julián González Esteban (Toledo), Fermín Ortega Nevado (Ciudad Real), Luis Pomares Pérez (Guadalajara) y Mª del Carmen Ruano Redondo (Guadalajara).
Pero el sindicato regional como lo conocemos hoy se forma en 1984. El 17 de junio de ese año, fecha temprana pues CC OO es una de las primeras organizaciones en formar una estructura regional, tiene lugar en Toledo el Congreso Constituyente de la Unión Regional de Castilla-La Mancha. José María Díaz-Ropero Olivares, nacido en Campo de Criptana pero trabajador en Toledo, es elegido primer secretario general de la Unión Regional de Castilla-La Mancha. Le acompañan en la primera Comisión Ejecutiva Regional Felipe Miguel Aguado Guijarro (Guadalajara), Juan Arroyo Colmenero (Toledo), Ladislao Crespo Crespo (Cuenca), Venancio Cuenca López (Albacete), José Manuel García Cañuelo (Ciudad Real), Eugenio Gómez Gómez
(Toledo), Francisco González Martínez (Guadalajara), Julio Herrera Sant (Toledo), Reyes Hidalgo Ortiz (Ciudad Real), Juan Antonio Mata Marfil (Albacete) y Antonio Reino Mudarra (Toledo).
En fin, los sindicatos han perdido bastante terreno en nuestro país, sobre todo con la crisis que nos azota desde hace casi dos lustros. Parece que empiezan a plantear movilizaciones, tras un período cercano a la hibernación social. Quizá pretendan recuperar el terreno perdido durante la crisis y demostrar que siguen siendo un instrumento útil en la defensa de los derechos de los trabajadores, además de un componente indispensable de la vida económica y social del país. Los sindicatos son imprescindibles para la defensa de los trabajadores, pero a condición de que estén a su lado y no al servicio de poderes financieros o políticos.
El Establishment, hoy con el neoliberalismo dominante, se muestra como una máquina cruel y despiadada que se adapta a las situaciones y a la que poco importan las personas. Pero una cosa distingue al Establishment actual, según indica Owen Jones (El Establishment. La casta al desnudo, 2014), de sus encarnaciones anteriores: el triunfalismo. Antes los poderosos sentían sobre su nuca el aliento de amenazas importantes que los mantenían a raya, pero hoy da la impresión de que los oponentes al Establishment actual han dejado de existir de forma organizada o significativa. Los políticos, afirma Jones, siguen en su gran mayoría un guión parecido y “a los antaño poderosos sindicatos, hoy se los trata como si carecieran de sitio legítimo en la vida política o incluso pública”.
Isidro Sánchez
Desde el revés de la inopia
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