miciudadreal - 21 julio, 2017 – 09:52
Autodidacta, escritor, empresario, periodista de raza y de principios, Francisco Rosado López, Paco Rosado. Al dar la noticia de su muerte en Lanza (10.7.2017), Francisco Navarro habla de un periodista brillante, hecho a sí mismo, que vive el vértigo de la Transición, para concluir que “fue un defensor vehemente de su ciudad, de Tomelloso y de sus ideas. Ello le hizo vivir momentos difíciles que sobrellevó con entereza”. Y José Alberto Crespo escribe que era “una biblioteca viva del comportamiento político de nuestra tierra, así como conocía la trayectoria de los alcaldes y alcaldables de la tierra, por no decir de la clase política toledana, y además sabía contarlo, escribirlo y publicarlo (eldiario.es, 14.7.2017)
A fines de 1976 Rosado comienza su aventura periodística en Tomelloso, que continúa hasta su muerte. Edita Cuadernos de La Mancha y el número de octubre lleva en portada dos llamativos titulares: ¡Dinero ya! y “Destape político en La Mancha”. Pronto cambia el título por Cuadernos Manchegos. Está en marcha la Preautonomía de Castilla-La Mancha y en noviembre de 1978 Antonio Fernández-Galiano Fernández, de UCD, se convierte en primer presidente.
En ese año Rosado empieza una operación de suscripción de acciones para lanzar un periódico regional, titulado El Papel Castellano-Manchego. Su número 0 aparece el 31 de marzo de 1979, poco antes de las primeras elecciones municipales de la democracia. Sin embargo, el número 1 no sale hasta el 7 de enero de 1980. Se trata de un intento de semanario regional independiente editado por Publimansa, con Francisco Rosado López como director general y el republicano Isabelo Herreros Martín-Maestro como subdirector. Se intenta hacer un periódico con delegaciones en las capitales de la Región, pero nuestras provincias no están preparadas para asumir un proyecto basado en aportaciones de pequeños accionistas.
De cara a las elecciones generales de 1982 sale, entre dificultades de todo tipo, como CM, periódico regional independiente. El editorial del número 51 (20.9.82), titulado “Independencia”, clarifica su pensamiento político y su relación con el periodismo. Recordemos parte de su reflexión de forma literal:
“Ya es para pocos un secreto que son muy raros en nuestra sociedad medios de difusión ajenos a grupos políticos o económicos que los instrumentalizan o que, al menos, rebajan el techo de la libertad de expresión y que, en definitiva, condicionan la información al dicho de ‘di lo que quieras siempre que no sea contra mi’. La información, de esta forma, acaba siendo un simple vocero del grupo que la manipula”. Indica finalmente que su periódico continúa haciendo honor a su independencia de cara a las elecciones de 1982 y abre sus páginas a todos los grupos o personas, a condición de que muestren respeto por el sistema de libertades en curso.
Siguen cambios de título, periodicidad y formato en varias ocasiones: El Papel de Tomelloso-Cuadernos Manchegos, Cuadernos Manchegos, Manchegos Deportivo (en 1992 iba por la época VII), Manchegos (1995-1998), Cuadernos Manchegos… Incluso, para poder reaparecer en junio de 1984, llega a un acuerdo con Canfali (edición Alcázar-Tomelloso y su comarca) para insertar un cuadernillo de cuatro hojas de Cuadernos Manchegos, fórmula que se agota pronto.
El número 63 (8.6.1984) es el primero que se reparte, con un editorial titulado “Salimos a la superficie”, abandonada por “problemas dispares pero que se unieron para amordazar la libertad, tantas veces mal interpretada pero siempre necesaria”. En fin, todo un periódico guadianesco, cuya evolución y transformaciones son difíciles de precisar, que llega hasta hoy, atravesando numerosas vicisitudes.
Pero nuestro periodista es mucho más que sus Cuadernos de cuarenta años. Es toda una referencia social. Por ejemplo, organiza una mesa redonda sobre regionalismo en un fecha temprana (3.12.1977) o presenta su revista en la Casa de La Mancha, de Madrid, con un debate sobre una universidad auténticamente regional. Es conferenciante en diversos lugares e instituciones, como en el ciclo Periodismo y futuro de la región manchega, celebrado en la Casa de La Mancha de Madrid en 1981. Y muchas más actividades, siempre con una participación caracterizada por la defensa de La Mancha y los valores democráticos, a veces en discusión con excargos franquistas.
En 1997, cuando se cumplen veinte años de Cuadernos Manchegos, Margarita García le entrevista para Lanza (10.8.1997). Afirma que en 1976 empieza con la edición de una revista de calidad pues se crea una sociedad compuesta por personas importantes como Blas Camacho, Francisco Granados o Ismael López de Sancho. Este, nexo de unión entre personas de distinto pensamiento, muere y queda solo al faltar el “socio capitalista”. Entonces se agigantan los problemas. Dice que la revista nace con una idea regionalista, la de los partidos mayoritarios entonces (UCD y PSOE), y sigue una línea de centro izquierda, que quiere mantener para el futuro.
Cuadernos Manchegos sigue su marcha, con dificultades, a trompicones, con iniciativas diversas, con desapariciones y apariciones, pero el periodista de raza que es Rosado mantiene el barco a flote. Aparte de algún gratuito de anuncios, en los últimos años publica, como suplemento anual, Añadas de Castilla-La Mancha, dedicada al vino y a su mundo.
Hasta el fin persiste su quehacer periodístico, sobre todo con artículos publicados en “El Blog de Francisco Rosado” (Cuadernosmanchegos.com). Su pensamiento de centro izquierda es el mismo, pero escorado hacia el PSOE. Califica de “sampatrás” a la oposición del Partido Popular, lo que me parece un hallazgo, en un duro artículo que acaba así: “Y, para finalizar, recomiendan, rueda de prensa sí y rueda de prensa también, que ‘cuidadín’ con tocar la economía heredada de ‘sanpatrás-jefa’ que, como bien se sabe, ha consistido en doblar la deuda –de 6.000 millones a 12.000– mientras se entretenían a despedir miles de maestros, sanitarios y funcionarios; a cerrar escuelas, privatizar servicios y a dejar la sanidad temblando” (5.9.2015). En fin, un periodista de raza y de principios.
Isidro Sánchez
Desde el revés de la inopia
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