miciudadreal - 8 diciembre, 2017 – 10:53
La inverecundia de nuestro gobierno no tiene límites. Resulta que niega la ayuda financiera a las comunidades autónomas si no firman un convenio que beneficia a las farmacéuticas. El Ministerio de Hacienda introduce este nuevo requisito obligatorio para autorizar los 10.276 millones del Fondo de Liquidez Autonómico (FLA) acordados para 2017 y destinados a Andalucía, Aragón, Asturias, Baleares, Cantabria, Castilla-La Mancha, Catalunya, Extremadura, Murcia y Comunidad Valenciana (eldiario.es, 26.11.2017).
Se trata de asegurar unos ingresos constantes a la industria farmacéutica a costa de los fondos públicos. Una forma es poner el freno a los fármacos genéricos para que las empresas del sector no pierdan comba económica y sigan con el aumento de beneficios. Así lo indica la organización de consumidores Facua al calificar la medida como un freno a la inversión en genéricos, además de hablar de “descarado chantaje de Hacienda y Sanidad a las CC AA para beneficiar a Farmaindustria”.
Por otra parte, el escándalo aumenta cuando conocemos que hace pocos días la compañía estadounidense Amgen, que busca la aprobación de una norma para sus medicamentos, paga a un grupo de parlamentarios de Ciudadanos, PNV y PP una visita a su fábrica en Dublín. La derecha nacionalista españolista y periférica se une en las cuestiones que le parecen importantes, sin tener en cuenta los intereses generales.
No Gracias, que trata de frenar el poderío sin fin de las farmacéuticas, se presenta en su página de Internet como “Organización civil independiente por la transparencia, la integridad y la equidad en las políticas de salud, la asistencia sanitaria y la investigación biomédica”. Es un proyecto de futuro puesto en marcha hace ocho años, un proyecto de resistencia frente a las farmacéuticas. Se dice que resistir es importante, pero no suficiente. Por lo que hay que elaborar un proyecto de futuro alternativo al de las farmacéuticas y los componentes de la organización lo intentan poco a poco.
Hace unas semanas el presidente de No Gracias, el médico de familia Abel Novoa, declara que “La burbuja biomédica es más peligrosa y dañina que la inmobiliaria o la financiera” (Noticias de Navarra, 8.10.2017). Afirma que entre el treinta y el cincuenta por ciento de los fondos dedicados a la sanidad pública están siendo ineficientes por diferentes motivos: incremento de la inequidad social, que limita la capacidad del sistema sanitario para mejorar la salud; medicina que utiliza cada vez más tecnología, muy cara pero no mejor; medicalización de la vida; medicina defensiva; modelo expansivo de la medicina sin límites, sencillamente porque procura gigantescas ganancias y poder.
La situación actual, continúa Novoa, implica un enorme coste de oportunidad para la sociedad: “lo que desperdiciamos en medicamentos, tecnologías e intervenciones sanitarias inútiles no podemos dedicarlo a otras políticas sociales que procuran más salud y, precisamente, más equidad: medio ambiente, alimentación, trabajo digno, viviendas habitables, educación, cultura, participación, modelo energético, etc”.
La apreciable labor de No Gracias se desarrolla cada vez con más influencia y mejor comprensión en una sociedad harta de dislates y prepotencia de las farmacéuticas. En esa línea, los días 23 y 24 de noviembre de 2017, se celebran las V Jornadas de No Gracias, en el Palacio de Exposiciones y Congresos Ciudad de Oviedo, con el título de Divergencias críticas en Biomedicina: Ciencia, política y sociedad. Los organizadores están libres de humos, en el argot médico, es decir, sin subvenciones de ningún tipo, cosa difícil en los encuentros de los sanitarios, en los que diversas aportaciones por parte de las farmacéuticas están a la orden del día.
Es evidente que ciencia y tecnología Biomédicas pueden ser herramientas muy útiles para las políticas de salud en cuanto a procurar unas mínimas y necesarias condiciones sociales, psicológicas y físicas. Pero el predominio de los intereses económicos sobre los científicos, profesionales, académicos o sociales reduce de manera clara su capacidad para mejorar la sociedad y disminuye su incidencia como instrumento de progreso.
España es el segundo país del Mundo que más fármacos consume y el primer país europeo en gasto farmacéutico. Los medicamentos puede tener efectos beneficiosos, aunque también otros no deseados. No obstante, la extrema medicalización de la sociedad, además de su elevado coste, tiene riesgos evidentes para la salud. Casi todo se medicaliza en nuestra vida cotidiana y demasiadas veces sólo por el negocio de unos pocos. Incluso, afirman algunos expertos, se inventan enfermedades para propiciar el consumo de fármacos.
En fin, además de una visita a la página de No Gracias, se puede ver la sección de Sanidad de la Fundación Ciudadana Civio, organización independiente y sin ánimo de lucro que vigila a los poderes públicos, informa a los ciudadanos y presiona para lograr una transparencia real y eficaz en las instituciones.
Allí se pueden leer noticias como estas: “Las farmacéuticas españolas gastan más en médicos que alemanas e inglesas juntas”, “Los hospitales públicos recibieron 18 millones de las farmacéuticas en 2016 en donaciones, patrocinios y pago por servicios” u “Ocho de cada diez euros que las farmacéuticas gastan en médicos son opacos”. Con la primera se indica también que en 2016 destinaron 181 millones entre pagos directos a médicos (honorarios por servicios) e indirectos (inscripciones a congresos, viajes…), frente a los 109 de Alemania y los 58 de Reino Unido. Así estamos.
Isidro Sánchez
Desde el revés de la inopia
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