viernes, 29 de diciembre de 2017

La Tarumba, de Miguel Prieto (1)

Inicio » Desde el revés de la inopia

- 29 diciembre, 2017 – 09:00
 
Isidro Sánchez Sánchez
A veces se utiliza la expresión volverse tarumba o volver tarumba a alguien para significar que una persona se halla alocada, anonadada, atolondrada, aturdida, aturullada, confundida, mareada o trastornada. También se usa la palabra como apodo para llamar a familias u hombres, así se habla de los Tarumba o del tío Tarumba. Incluso, hay un pueblo en la provincia de Barcelona, Viladecaballs, conocido popularmente como La Tarumba y a  sus habitantes como tarumbaires.

isidroSanchez

Por otra parte, no me negaran, queridos lectores, que en estas fiestas terminamos un poco tarumbas, con espuertas de luces, alimentos, buenos deseos, compras, familias, bebidas, excesos, paces o felicidades. Por cierto, a menudo olvidamos que la felicidad, como advierte Séneca, es no necesitarla.
Tarumba tiene relación también con nuestro pintor, con Miguel Prieto Anguita. En este año que termina se cumplen ciento diez años de su nacimiento en Almodóvar del Campo. Nace el 17 de noviembre de 1907, en el seno de una familia humilde. En 1918 empieza a trabajar en Puertollano como aprendiz de escultor y decorador y dos años después se traslada a Madrid, donde entra en contacto con ámbitos artísticos, mientras trabaja como pintor de brocha gorda o copista en el Museo del Prado.

L'Esquella de la Torratxa 
L’Esquella de la Torratxa (3.1.1913)

A comienzos de los años veinte realiza obras diversas, como Por la Patria, por la que recibe la felicitación de la Comisión Provincial Permanente de la Diputación de Ciudad Real en estos términos. “Felicitar a Miguel Prieto, vecino de Almodóvar del Campo, por la meritísima obra ejecutada en su cuadro «Por la Patria», participándole que se corresponderá a la atención que ha tenido de ofrecerle a la Corporación, en debida forma” (Boletín Oficial de la Provincia de Ciudad Real, 29.6.1925).
Dicha Comisión aprueba la concesión de una subvención de 2.000 pesetas a Miguel Prieto para seguir sus estudios de pintura, “en vista de las excepcionales condiciones que se aprecian en su obra” (Boletín Oficial de la Provincia de Ciudad Real, 24.7.1925). Un año después la citada Comisión aprueba que pasen a informe de la Comisión correspondiente las instancias de los pensionados de la Diputación Miguel Prieto, Felipe G. Coronado y Celestino Sánchez, “solicitando nuevamente esta gracia” (Boletín Oficial de la Provincia de Ciudad Real, 11.8.1926) .

 Miguel Prieto, Quinín García, Bernabé Fernández-Canivell y Emilio Prados; en-Velez Málaga.1934. En Conociendo a Miguel Prieto. Ciudad-Real, 2007.
Miguel Prieto, Quinín García, Bernabé Fernández-Canivell y Emilio
Prados, en Velez Málaga (1934). En Conociendo a Miguel Prieto.
Ciudad Real, 2007.

La polifacética labor artística de Miguel Prieto se desarrolla en cinco líneas principales: diseño gráfico, escenografía, dibujo, grabado y pintura. Hacia 1933 acentúa su compromiso político y social e ingresa en la Asociación de Escritores y Artistas Revolucionarios. Del 1 al 12 de diciembre de ese año participa en la I Exposición de Arte Revolucionario, celebrada en el saloncillo bajo del Ateneo de Madrid, organizada por la revista Octubre.
En 1934 crea el Guiñol Octubre, elemento de oposición en el denominado Bienio negro. Prieto pone ese nombre por la revista Octubre, de María Teresa León y Rafael Alberti, pero Pablo Neruda rebautiza, según Raúl González Tuñón (Ahora, 12.5.1937), con el valleinclanesco nombre de Tarumba.
El 26 de enero de 1935 La Tarumba, con decoraciones fantoches y puesta en escena de Prieto, representa el entremés cervantino Los dos habladores y El retablillo de don Cristóbal, de Federico García Lorca, en el Lyceum Club Femenino de Madrid (Heraldo de Madrid, 28.1.1935 y La Voz, 29.1.1935). La escenificación se repite el 9 de febrero en el mismo Lyceum, pero con una palabras preliminares de Juan Chabás y preludio musical de Enrique Casal (La Voz, 7.2.1935 y El Sol, 9.2.1935).

prieto
Miguel Prieto (Octubre, abril de 1934)

Y otras cuatro veces durante la Feria del libro de Madrid (Heraldo de Madrid, 4.5.1935), celebrada en mayo de 1935: los días 8 (El retablillo de don Cristóbal, de Federico García Lorca), 12 (Entremés del mancebo que casó con mujer brava, escenificación del cuento del conde Lucanor, de Alejandro Casona), 16 (Los habladores, de Cervantes) y 19 (Entremés del dragoncillo, de Calderón de la Barca).

No hay comentarios:

Publicar un comentario