miciudadreal - 23 marzo, 2018 – 09:11
Ramón Cotarelo escribe hace unos días que los componentes de este
gobierno “tienen por los jubilados el mismo respeto que por los jóvenes,
los parados, los dependientes, las mujeres, los inmigrantes, los
pobres, los trabajadores. Ninguno. Para ellos solo son seres humanos
ellos mismos y sus amigos.Los demás, materia explotable y despreciable y, por supuesto, apaleable” (“Los ladrones de pensiones y de todo lo demás”, Palinuro, 17.3.2018). Por eso no es de extrañar que en muchas manifestaciones del pasado sábado los jubilados gritaran hasta desgañitarse “Estos ladrones nos roban las pensiones” o “Manos arriba esto es un atraco” (La Vanguardia, 17.3.2018).
Escribe también Cotarelo en su duro artículo que “el mismo sinvergüenza” que en 2012 afirmaba que no tocaría las pensiones en realidad las ha reducido tanto de hecho como de derecho. A la vez, “ha esquilmado el fondo de reserva para rescatar a los bancos que, por supuesto, no devuelven ni un céntimo, ha destrozado el sistema de aportaciones y ha tenido el morro de avisar a los actuales trabajadores de que hagan planes privados de pensiones”. Evidentemente hay unos planes muy concretos en los ataques a las pensiones públicas, unos planes de pensiones privados para beneficiar aun más a los amigos de la banca rescatada.
Se extiende la percepción de que estamos gobernados por un grupo de personas que sólo miran por los intereses de unos pocos y muy poco por los generales ‒rescate a las autopistas quebradas y a la banca, por ejemplo‒ y están enfangados en la corrupción hasta la coronilla. Además, los voceros económicos y políticos del neoliberalismo sólo hablan generalmente de gastos, pero muy poco de ingresos. Si en este país se hablara más de ingresos, los amigos y jefes de nuestros gobernantes, que se benefician de una política fiscal muy favorable, se asustarían un poquito. Aunque ya les cubren las espaldas ‒y las vergüenzas‒ los Grandes Medios de Persuasión y Propaganda (GMPP), que para eso son suyos.
También hace unos días, la edición europea de Politico.com ‒uno de los diarios digitales más importantes en la vida política de EE UU‒ publica una colaboración firmada por Guy Hedgecoe titulada “Country of thieves wrestles with corruption” (Politico.eu, 7.3.2018), que puede traducirse así: “País de ladrones lucha contra la corrupción”, y que da título a este artículo. No busquen una reseña de ella en los GMPP pues están, precisamente, para ocultar ese tipo de noticias.
En síntesis, el periodista dice que el “hedor” de la corrupción se aferra a la política española y especialmente al partido de M. Rajoy. Recuerda datos del Consejo General del Poder Judicial que muestran como entre julio de 2015 y septiembre de 2016 un total de 1.378 funcionarios o políticos de todo el espectro se enfrentaron a cargos por corrupción. Pone de manifiesto que el PP trata desesperadamente de mantener su letanía de escándalos fuera de la agenda política, ayudado por los GMPP. Los populares insistían antes en que las acusaciones eran infundadas o con motivaciones políticas, pero empiezan a reconocer que tienen un problema.
Escribe el articulista que la “franca admisión” de Ricardo Costa en el juicio del caso Gürtel de que el PP de Valencia se financió ilegalmente pone en evidencia los “oscuros trapicheos”, aunque advierte que los escándalos también han afectado al PSOE o a la antigua Convergencia en Cataluña. Indica asimismo que el franquismo fue “profundamente corrupto”, en contra de lo que algunos piensan, y que se “heredó esa estructura” tras la muerte del dictador, que los primeros gobiernos democráticos no llegaron a desmantelar.
Apunta que el invierno de 2018 está resultando particularmente duro para el PP en los tribunales pues el partido de M. Rajoy enfrenta, aunque los GMPP ya se encargan de disimular y distraer lo que pueden, más de cincuenta investigaciones por prácticas supuestamente corruptas.
Concluye que una de las paradojas de la vergonzosa situación española es que las renuncias a los cargos públicos son relativamente raras y en muchas ocasiones los votantes no han castigado a los líderes. En las elecciones de 2016, a pesar de una importante ristra de escándalos, el PP volvió a ganar y pudo formar un nuevo gobierno, con la ayuda de los naranjas y la abstención de los socialistas. No es de extrañar, cita Guy Hedgecoe a Jaume Muñoz Jofre, autor de La España corrupta: breve historia de la corrupción (de la Restauración a nuestros días, 1875-2016, que los políticos de hoy “sienten la impunidad que los políticos de la época de Franco solían sentir”. Así estamos, aunque un nuevo ciclo reivindicativo ha empezado en España y amenaza con dar quebraderos de cabeza a chorizos, corruptores, corruptos, desaprensivos, mangantes y mentirosos.
Isidro Sánchez
Desde el revés de la inopia
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