miciudadreal - 4 mayo, 2018 – 09:53
El espectáculo dado el día 2 de mayo en Madrid por la recortadora mayor del Reino, la señora Cospedal García, y la virreina en Cataluña, señora Sáenz de Santamaría Antón, es sólo un síntoma de la descomposición. Otro, muy significativo, es que en los actos oficiales de la Comunidad de Madrid brillaron por su ausencia los cuatro últimos presidentes, debido a “problemas varios”, por decirlo de una manera fina.
Y es que el partido de la corrupción y los sobresueldos está a punto de estallar, ya no puede aguantar más. Ya se sabe, al perro flaco todo se le vuelven pulgas. Vemos, aparte de problemas de variada índole, el paso continuo de militantes del partido neofranquista al partido de la nueva derecha, a la búsqueda de un acomodo ante un futuro oscuro dentro del PP.
En dicho acto, un numeroso grupo de personas, con las mujeres en vanguardia, protestaron una vez más contra la benévola sentencia recaída en los componentes de La Manada, entre los que hay un militar y un guardia civil. Con gritos de “nada que celebrar” o “yo si te creo” mostraron su indignación y manifestaron su apoyo a la víctima de los bárbaros.
El Régimen del 78 está en caída libre y las movilizaciones de las mujeres de los últimos tiempos es un motivo de intensa preocupación en los partidos de la derecha, tanto que Albert Rivera, con falsedad manifiesta bendecida por los GMPP, se autoproclama líder feminista, lo que causa enconadas risas en las redes sociales.
Mas si las movilizaciones de las mujeres traen de cabeza a Rajoy y sus mariachis, las de los pensionistas les tienen de los nervios. Tras un lustro de pérdida de poder adquisitivo y de escuchar reiteradamente las razones por las que no se podían subir el IPC, ahora, para aprobar los presupuestos, parece que el jefe del nacionalismo español terminará pactando con los “malvados” nacionalistas vascos para subir las pensiones. Vaya papelón el de los economistas y políticos del régimen, justificando la imposibilidad del aumento, o el del catedrático emérito Julio Carabaña Morales, autor del famoso artículo “Jubilados: Pensionistas, egoístas y demagogos” (El País, 9.4.2018), en el que directamente insulta a los pensionistas.
Pero las movilizaciones siguen su curso. Mañana sábado, con la convocatoria de la Coordinadora por la Defensa de las Pensiones Públicas, pensionistas y otras muchas personas vuelven a las calles para continuar su protesta bajo el lema “Insistir, resistir y persistir. Nunca desistir”. Están en juego las pensiones de hoy pero también las de mañana y ya sabemos que la voracidad de la Banca es antológica.
La subida de las pensiones según el IPC es importante, si llega a producirse, pero hay otras reivindicaciones como la derogación de las reformas de 2011 y de 2013, que han supuesto tanta precariedad para muchos sectores sociales, el reconocimiento de las pensiones como un derecho constitucional o, por supuesto, el camino hacia la desaparición de la brecha de género en las pensiones.
Aparte de la ayuda que muchos “egoistas” está brindando a hijos y nietos, hay que recordar que en España dos millones de pensionistas reciben entre 600 y 646 euros al mes, cifras inferiores al salario mínimo interprofesional (735,90 euros para 2018), y 4,5 millones menos de 1.000 euros al mes.
Además, como recuerda el profesor Viceç Navarro (Público, 20.4.2018), nuestro país gasta menos que la media de la Unión Europea. En realidad, España destina a pensiones mucho menos de lo que debería por estructura demográfica (semejante al promedio de la UE-15) y nivel de riqueza. Según Eurostat, la población mayor de 65 años supone en nuestro país un 18,5 por ciento del total (similar porcentaje al promedio de la UE-15). Sin embargo, el gasto en pensiones de jubilación asciende en España a un 8 por ciento del PIB, el tercer gasto más bajo de los países de la UE-15, donde el promedio es del 9,5 del PIB.
Isidro Sánchez
Desde el revés de la inopia
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