miciudadreal - 28 diciembre, 2018 – 10:46
Los inicios de la década de los noventa del siglo pasado conocieron en la provincia de Ciudad Real una sensación de cierta euforia, antes de la llegada de la crisis económica a partir de 1993. Vinos y quesos, esos eternos económicos manchegos que van y vienen, aumentaron sus expectativas de exportación, lo que llevó a la creación de bodegas importantes. En Tomelloso, por ejemplo, catorce empresarios fundaron Bodegas Centro Españolas, con tecnología vanguardista y un intento de lanzar una nueva concepción bodeguera en La Mancha.
Los inicios de la década de los noventa del siglo pasado conocieron en la provincia de Ciudad Real una sensación de cierta euforia, antes de la llegada de la crisis económica a partir de 1993. Vinos y quesos, esos eternos económicos manchegos que van y vienen, aumentaron sus expectativas de exportación, lo que llevó a la creación de bodegas importantes. En Tomelloso, por ejemplo, catorce empresarios fundaron Bodegas Centro Españolas, con tecnología vanguardista y un intento de lanzar una nueva concepción bodeguera en La Mancha.
Publicidad de Pan de Azúcar (Lanza, 10.6.1991)
El día 14 de abril de 1992 tuvo lugar el primer recorrido oficial del AVE de Madrid a Sevilla. Viajaron multitud de autoridades, con el vicepresidente del Gobierno, Narcis Serra, a la cabeza. El máximo representante estuvo permanentemente flanqueado por el ministro de Obras Públicas y Transportes, José Borrell, el titular de Relaciones con las Cortes, Virgilio Zapatero, y la presidenta de Renfe, Mercé Sala. En la estación de Ciudad Real se incorporaron al viaje, entre otros, el alcalde de la capital, Lorenzo Selas, y el presidente de la Diputación provincial, Francisco Ureña.
Desde ese día, parecía mentira, de Madrid a Ciudad Real sólo había cincuenta minutos de tren, diez de Ciudad Real a Puertollano, cuarenta de Puertollano a Córdoba y otros tantos de Córdoba a Sevilla. Se habló de maná caído del cielo y de gran crecimiento de población, que, según aventuran algunos, llegaría en Ciudad Real a los 120.000 habitantes.
También el comercio sufría un vuelco importante. Si desde 1959 se habían asentado los supermercados, a comienzos de los noventa llegaba el turno de los hipermercados, con la consiguiente amenaza para la supervivencia de los pequeños comerciantes. Diversas empresas estudiaban su implantación en la provincia, sobre todo en poblaciones como Alcázar de San Juan, Ciudad Real, Puertollano o Valdepeñas.
El 23 de marzo de 1991 abría sus puertas el centro comercial Zoco Real, en la carretera de Porzuna, con medio centenar de comercios distribuidos en más de 4.000 metros cuadrados, además de tres salas de cine, un restaurante y una discoteca. Se anunciaba la creación de 300 puestos de trabajo, pero sin un establecimiento dedicado a la alimentación, causa, según algunos, de la decadencia y el cierre. Hoy es un espacio en ruina, lleno de basuras de todo tipo y a la espera de una utilización o de su demolición.
En junio de ese año ya se anunciaba la construcción de una gran superficie en Ciudad Real, Pan de Azúcar, pero se inauguró antes el hipermercado Eroski, concretamente se ponía en funcionamiento el 2 de diciembre de 1991, con la presencia del alcalde Lorenzo Selas y numerosos personalidades de la vida política y social. Se generó una especie de locura, con el establecimiento lleno de personas, carritos en mano, compradores casi compulsivos recorriendo los 8.000 metros cuadrados del hiper. Colas de coches a la entrada y filas de clientes en las cajas de pago del importe de la compra.
El segundo hiper abrió sus puertas el 25 de febrero de 1992, con el nombre de Pan de Azúcar y 25.000 metros cuadrados de superficie construida. A la venta se destinaban 5.000, además de 36 locales comerciales. También Lorenzo Selas presidió la inauguración, a la que asistió un número importante de personas del mundo político y del sector económico. Con la sorpresa de la presencia del Toyota del Carlos Sáinz. Después, en mayo de 1994, se convirtió en E. Leclerc Ciudad Real.
Ante la crisis del sector, la Cámara de Comercio e Industria de Ciudad Real lanzaba una intensa campaña titulada “Pequeño Comercio, un gran servicio”. Pero lo cierto es que los empresarios del sector de la alimentación no fueron capaces, a pesar de los intentos, de unirse en asociación para hacer frente a la llegada de las grandes superficies. El año 1992 fue en Ciudad Real, por tanto, el de las grandes superficies. Se decía que la ciudad no podía tener dos establecimientos de esas características en funcionamiento y que uno vencería a costa del cierre del otro.
Una de las últimas operaciones en el mundo de los hipermercados es la que en 2016 llevó al Grupo Eroski a vender a Carrefour más de treinta grandes superficies, entre ellas las de Ciudad Real y Manzanares. A comienzos de 2017 empezó a funcionar con la marca francesa la segunda y a mediados la ubicada en la capital.
Los dos hipermercados han funcionado y con resultados positivos, al menos hasta el momento. No obstante, ya se ciernen negros nubarrones sobre el futuro de las grandes superficies en forma de comercio electrónico. Su incremento, además de otros factores, está afectando a las ventas. Ya veremos si con la extensión y maduración del comercio electrónico llega el fin de las grandes superficies. Lo que si sabemos es que con dicha actividad llega más explotación y mayor precariedad para los trabajadores. Sólo hay que recordar las recientes reivindicaciones, movilizaciones y huelgas en Amazon.
Isidro Sánchez
Desde el revés de la inopia
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