El profesor Félix Ureña Pardo es uno de los alumnos que comenzó sus
estudios justo con la puesta en marcha de la Escuela y me ha dejado ver
interesante documentación, cosa que agradezco públicamente, como la Memoria
de actividades de la Escuela Universitaria de Ingeniería Técnica
Agrícola de Ciudad Real desde el inicio del curso académico 1969/70
hasta finalizar el 1972/73 (2014).
Se cuenta en ella que en el aspecto económico los comienzos son
“sumamente difíciles”. Desde octubre de 1969 hasta enero de 1970, cuando
el Ministerio transfiere la primera cantidad, no se dispone de “un solo
céntimo”. Incluso, algún cargo directivo tiene que adelantar dinero
para gastos ineludibles.
Fuentes diversas
Una frase del primer director, José Moreno de Acevedo, puede
resumir la situación en los inicios del Centro: “Tuvimos que empezar el curso sin
autorización legal, lo que me dio la voz de alarma sobre la falta de previsión
de todo orden que supuso la creación de la escuela, reconocido después por el
propio Ministerio de Educación” (La Tribuna, 25.10.2014). Dirige el
centro desde 1969 hasta 1973 y, a pesar de las dificultades importantes, su
recuerdo de aquellos años es positivo. Igual que el de Félix Ureña, para quien
esos comienzos son ilusionantes.
Tuvieron que llegar
necesariamente fondos de instituciones más cercanas. Para que todo pudiera
seguir, durante el primer curso la Escuela cuenta con 200.000 pesetas de la
Cámara Oficial Sindical Agraria y otras tantas de la Delegación Provincial del
Ministerio de Educación y Ciencia. De las penurias puede dar idea el hecho de
que los haberes de los profesores, que empiezan su labor, en octubre de 1969,
no se abonan hasta mayo de 1970.
Alumnos de las tres primeras promociones. Fuente: 20.000 km2 (1975).
Como ejemplo
del esfuerzo económico de instituciones he visto los presupuesto de la
Diputación Provincial de Ciudad Real desde 1968 hasta 1980. Así, en los
primeros años de funcionamiento de la Escuela Universitaria de Ingeniería
Técnica Agrícola se consignan, para ayudar a su desarrollo, las cantidades
siguientes: 1971, 350.000 pesetas; 1972, 1.000.000; 1973, 800.000; 1974,
500.000; 1975, 750.000; 1976, 750.000; 1977, 750.000; 1978, 750.000; y 1979,
750.000.
En cuanto a
alumnos se refiere, el primer año, con oficiales y libres, hay 135 matrículas.
De ellos sólo nueve finalizan sus estudios en el curso 1971-1972, es decir,
constituyen la primera promoción de ITA. Por orden de nota obtenida, son los
siguientes: Félix Ureña Pardo, Casimiro Adrade Plaza, Eusebio Romero Arévalo,
Manuel García Arévalo, Juan Manuel Atochero Sánchez-Elipe, Buenaventura
Caballero Díaz, Vicente Rincón Moreno, Francisco Rodríguez Ruiz y Cipriano
Salvador Rubio. La segunda promoción la forman trece alumnos y la tercera sólo
diez.
En septiembre
de 1971 el nuevo edificio para la Escuela está terminado. Se proyecta la
entrada en servicio a comienzos de 1972 pues hay que instalar mobiliario y
laboratorios. Pero realmente no es entregado hasta febrero de ese año. Las
especialidades de la Ingeniería son entonces las siguientes: Explotaciones
Agropecuarias, la única que se imparte en Ciudad Real durante estos años,
Industrias Agrícolas, Mecanización Agraria y Construcciones Rurales y
Hortofruticultura y Jardinería.
El edificio a comienzos de los setenta. Fuente: Lanza, 25.9.1971
El nuevo edificio cuenta con cuatro plantas, con un total de 8.500
metros cuadrados. Tiene once aulas, diez laboratorios, biblioteca, salón
de actos, preparado como capilla, sala de proyecciones, sala de
conferencias, otras instalaciones, patios, galerías, pasillos… La
urbanización de los espacios exteriores no llega hasta 1973. En ese año
el Ayuntamiento adjudica las obras de urbanización de los “Paseos
exteriores de la Escuela de Ingeniería Técnica Agrícola, con un tipo de
licitación de 850.046 pesetas (Lanza, 14.3.1973). Por otra parte, el decreto 1.377/1972 de 10 de mayo (BOE,
7.6.1972), dispone la integración, al amparo de la Ley General de
Educación de 1970, de las escuelas de arquitectura e ingeniería técnica
en la Universidad y como consecuencia de ello, queda integrada como
Escuela Universitaria de Ingeniería Técnica Agrícola en la Universidad
Politécnica de Madrid, con efectividad desde el 1º de octubre de 1972.
Que se hace por resolución de 28 de septiembre (BOE,
25.10.1972), con la Comisión Gestora de Integración de la Escuela
Universitaria de Ingeniería Técnica Agrícola de Ciudad Real formada por
los miembros siguientes: José María Mateo Box (Catedrático de
Universidad), César Gómez Campo (Catedrático de Universidad), José Luis
de Miguel Arenal (Catedrático de Universidad), José Moreno de Acevedo
Sampedro (Director de la Escuela) y Juan Ignacio Calvo Gabás
(Catedrático de la Escuela).
Antes se producen peticiones, pero en 1964 se intensifica la
reclamación de centros universitarios en Ciudad Real y en los primeros
meses de 1966 se hace una demanda concreta al Ministerio, creación de un
centro de ingenieros agrónomos.
Luis Martínez Gutiérrez, alcalde de Ciudad Real, propone en un pleno
extraordinario solicitar a la Dirección General de Enseñanzas Técnicas
Superiores la instalación en la capital de una Escuela de Ingenieros
Técnicos Agrónomos. Para ello, se acuerda ceder los terrenos necesarios y
las edificaciones que albergaron la Escuela de Peritos Agrícolas, en la
zona de La Granja. Además, se pide colaboración y apoyo a organismos,
entidades ciudadrealeñas y procuradores en Cortes de la provincia (Boletín de Información Municipal, noviembre de 1966).
Acto de inauguración de ITA (Boletín de Información Municipal, Diciembre de 1969)
La propuesta es aprobada por aclamación y se reciben en el
Ayuntamiento adhesiones de ayuntamientos de la provincia, Hermandades de
Labradores, jefaturas de Falange Española Tradicionalista y de las
Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista, Jefatura Agronómica
Provincial, Cooperativas del Campo, Unión Territorial de Cooperativas
del Campo, etcétera. La Cámara Sindical Agraria ofrece terrenos para
campos de experimentación, la Diputación Provincial acuerda contribuir
con ayuda económica y de otro tipo. En Lanza, diario del
Movimiento, se muestra apoyo entusiasta mediante escritos diversos. Pero
en octubre de 1966 todavía no hay contestación oficial, según pone de
manifiesto Dulce Néstor Ramírez Morales, que reitera la demanda de
centros de enseñanza técnica y superior (Lanza, 6.10.1966).
Acto de inauguración de ITA (Boletín de Información Municipal, Diciembre de 1969)
La decisión se hace esperar y desde Madrid se lanza un “caramelo”
para calmar los ánimos: por orden de 1 de junio de 1967 se crea en
Almagro la cátedra especial “Miguel de Cervantes”, perteneciente a la
Universidad de Madrid, dedicada al estudio de la obra cervantina. La
elección tiene que ver con su situación geográfica, su tradición
universitaria, contar con residencias, locales y con un corral de
comedias, “singularmente adecuados para el desarrollo de estas lecciones
y seminarios” (BOE, 3.7.1967).
Pero la demanda de centros universitarios no cesa. El 30 de
septiembre de 1967 Luis Martínez envía un escrito al rector de la
Universidad de Madrid pidiendo “filiales de facultades”. Y el 18 de
marzo de 1968 el pleno del Ayuntamiento acuerda solicitar al Ministerio
de Educación y Ciencia la creación de una facultad dependiente de la
Universidad de Madrid.
No obstante, hasta 1968 no se publica el decreto de creación de la
Escuela de Ingeniería Técnica Agrícola (854/1968, de 4 de abril, BOE,
22.4.1968), como centro de grado medio. Hasta julio del año siguiente
no se hace la subasta por parte del Ministerio de Educación y Ciencia
para la construcción del edificio de la Escuela, con un presupuesto de
contrata cercano a los treinta y tres millones de pesetas y un plazo de
ejecución de dos años (Boletín Oficial de la Provincia de Ciudad Real,
7.7.1969). Y dos meses más tarde se dicta la orden de 15 de septiembre
–se publica casi un mes después– que dispone la puesta en marcha, con la
enseñanza correspondiente al primer año de carrera en el curso
académico 1969-70 y en los sucesivos, los restantes, curso por curso (BOE,
10.10.1969). Como no hay edificio, se anuncia que las clases se
imparten en la planta tercera del Instituto Masculino de Enseñanza
Media, concretamente en las aulas de preuniversitario y Dibujo (Lanza, 23.10.1969).
Acto de inauguración de ITA intervención del director de la Escuela (Boletín de Información Municipal, Diciembre de 1969)
Por fin, el 4 de noviembre se inaugura el curso con una acto solemne celebrado en el paraninfo del Instituto (Lanza,
5.11.1969). La mesa presidencial la forman las siguientes personas:
Antonio Rodríguez Núñez, secretario general del Gobierno, que representa
al gobernador civil y jefe provincial del Movimiento, José María Roger
Amat; Juan Hervás Benet, obispo prior de las Ordenes Militares; José
Daroca de Val, gobernador militar; Luis Martínez Gutiérrez, alcalde de
la capital; Fernando Barreda Treviño, vicepresidente de la Diputación;
Federico Collado, delegado del Ministerio de Agricultura; y José Moreno
de Acevedo, comisario-director de la Escuela.
En primer lugar hace uso de la palabra el director que, además de
mostrar su satisfacción, da la gracias a diversas autoridades y agradece
al Instituto su hospitalidad. A continuación, el profesor de la Escuela
José María Oñate Cid, doctor ingeniero agrónomo y jefe provincial del
Instituto de Reforma y Desarrollo Agrario (IRYDA), pronuncia la lección
inaugural, referida a los estudios realizados para la captación de aguas
subterráneas en la región. Finaliza los parlamentos Antonio Rodríguez
que muestra gratitud y reconocimiento “para el Caudillo, Ministerio de
Educación y Ciencia, alcalde de Ciudad Real y Corporación Municipal,
Diputación y Delegación de Educación por la entusiasta colaboración
prestada hasta conseguir, tras diversas incidencias, esta satisfactoria
realidad”.
Acto de inauguración de ITA intervención del profesor José María Oñate Cid (Boletín de Información Municipal, Diciembre de 1969)
Por otra parte, el representante del gobernador civil indica que el
acto es de complacencia y emoción para todos, ya que la consecución de
la Escuela de Ingeniería Técnica Agrícola era una aspiración muy sentida
que, ya lograda, viene a elevar el rango docente y de formación en
Ciudad Real.
Las clases comienzan ese mismo día, por la tarde, con una matrícula
de 125 alumnos. En la planta primera del Instituto, donde se encuentran
dirección y secretaría de la Escuela, se expone en un tablón de anuncios
la siguiente información: horario, cuadro de profesorado, horario de
clases teóricas y prácticas, temario de cada una de las asignaturas,
horario de visitas para el director y horarios de secretaría (Lanza, 23.10.1969).
Se cumplen en 2019 cincuenta años de la puesta en marcha de la
actualmente denominada Escuela Técnica Superior de Ingenieros Agrónomos y
ciento trece de la creación de la Granja Agrícola. Creo que es
conveniente recordarlo.
Prácticamente, la historia de este centro de enseñanza superior
coincide en el tiempo con la historia de la Universidad en la capital de
la provincia. Es verdad que en 1969 empieza a funcionar la Escuela de
Ingeniería Técnica Agrícola (ITA), pero tiene un breve precedente con la
creación en 1918 de la Escuela de Peritos Agrícolas de Ciudad Real,
como agregada a la Granja Agrícola entonces existente.
Molino de viento de la Granja Agrícola. Fuente: Vida Manchega (9.5.1912)
Vayamos por partes. En el marco del espíritu regeneracionista de
principios del siglo XX, tras la grave crisis del 98, se crea un buen
número de centros de enseñanza, entre ellos las llamadas granjas
institutos de agricultura. En la constituida oficialmente como Región
Agronómica de La Mancha y Extremadura se decide crear dos centros pues
la Comisión técnica estima que, además de la enorme superficie, siete
millones y medio de hectáreas aproximadamente, o sea, más del doble de
las demás regiones, existe una variada producción agrícola predominante
en cada una de las subregiones en que se divide. En Extremadura tiene
preferencia cultivo de cereal y ganadería y en La Mancha, además del
cereal, la viticultura, “que representa una importantísima riqueza, que
el Estado debe, al igual de aquéllas, atender y fomentar” (Gaceta de Madrid, 4.4.1905).
Máquina trilladora de la Granja Agrícola. Fuente: El Labriego (15.8.1915)
Por tanto, el decreto de 3 de abril de 1905 establece la creación de
dos Granjas Institutos en la región agronómica: una, de carácter
agro-pecuario, en término de Badajoz, para esta provincia y Cáceres; y
la otra, de Agricultura general y Viticultura, en término de Valdepeñas,
para las de Ciudad Real y Albacete. Y se exponen las razones de tal
decisión. Primero, se estima que dicho término se encuentra en el punto
más céntrico de ambas. Segundo, el Ayuntamiento valdepeñero facilita una
finca “de inmejorables condiciones para la instalación de la Granja”.
Aunque, ya se sabe, en España demasiadas veces lo razonable y
conveniente es orillado por presiones poderosas. El establecimiento en
Valdepeñas tiene que ver con las gestiones de Juan Francisco Gascón y
Fernández Rubio, diputado conservador desde el 29.04.1904 al 17.08.1905
por la circunscripción de Ciudad Real y distrito de Almagro. Pero desde
diciembre de 1905 Rafael Gasset y Chinchilla, diputado liberal por La
Coruña, es ministro de Fomento y cambia la decisión tomada de un
plumazo, al atender la exposición del Ayuntamiento de Ciudad Real. Por
decreto de 18 de mayo de 1906 (Gaceta de Madrid, 21.5.1906), se establece la Granja Instituto de Agricultura en el término municipal de la capital.
Invernadero y casa de obreros de la Granja Agrícola. Fuente: El Labriego (15.8.1915)
El espacio elegido para ubicar la Granja es el que se corresponde,
más o menos, con el ocupado por el actual campus universitario. Y en
los años siguientes, aparte de los edificios que se construyen, se hacen
diversas actuaciones. Por ejemplo, construcción de un paseo desde la
carretera de circunvalación hacia la Granja Agrícola (1908); relleno de
una cantera que existe frente a la Granja, propiedad de Vicente
Astilleros, para evitar el peligro (1911); instalación de un molino de
viento para la extracción y elevación de aguas de los pozos para
utilizarla en el riego (1912)…
Y en agosto de 1918 llega la puesta en funcionamiento de la Escuela
de Peritos Agrícolas de Ciudad Real, de la que sólo salen tres
promociones pues se cierra en septiembre de 1923, y se hace en el marco
de la Granja Agrícola. Cuenta Francisco Pérez Fernández (Lanza,
13.8.1966), que conoce y entrevista a algunos alumnos, que el primer
ingeniero-director es Ricardo Albendín Orejón, auxiliado por el también
ingeniero Víctor Risueño y los ayudantes Andrés Oliva y Dimas
Díaz-Salazar, que constituyen el equipo de profesores.
Edificio donde estuvo la Escuela de Peritos Agrícolas. Fuente: Boletín de Información Municipal (Noviembre de 1966)
El funcionamiento se hace entre múltiples problemas, tanto económicos como docentes. Gracias a Vida Manchega
(5.7.1919), conocemos un escrito de los alumnos en el que se solicita
“visita inspeccional de acción fiscalizadora” para depurar hechos y
responsabilidades relacionados con la enseñanza. Se indica que el
ingeniero director, profesor en las asignaturas de Mecánica Agrícola,
Botánica y Zoología y Física y Química, no cumple con su deber por las
“repetidas ausencias” y por la desacertada didáctica con la que imparte
las asignaturas.
Profesores y alumnos de la Escuela de Peritos. Fuente: Boletín de Información Municipal (Noviembre de 1966)
Los tiempos cambian y a mediados de los sesenta del siglo pasado se
construye en los terrenos de la Granja el nuevo edificio para el
Instituto de Enseñanza Media. Después, a comienzos de los setenta, los
que albergan la Escuela de Magisterio y la Escuela de Ingeniería Técnica
Agrícola. Al denominado Polígono Educacional de la Granja llegan
también colegios, instalaciones deportivas y, ya en los noventa, los
edificios del campus de la Universidad de Castilla-La Mancha en Ciudad
Real.
Los ciudadanos lo dicen frecuentemente: Ciudad Real está muy sucia.
Es una verdad incuestionable. En los años de la alcaldesa Rosa Romero la
ciudad estaba igual de sucia que ahora, salvo para el equipo de
gobierno municipal, para el que vivíamos en el mejor de los mundos
posibles.
Aunque sólo los incondicionales veían una ciudad limpia, de las
mejores de España, como le gustaba decir a la señora Romero. Hoy el PP
denuncia constantemente la suciedad en Ciudad Real, mientras las
alcaldesas, la de diez y la de tres, callan sobre el tema. Pero ya se
sabe, el que calla otorga.
La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) presentó en el
pasado mes de abril el estudio 2019 de limpieza en las ciudades
españolas. Y, en general, la conclusión no es positiva pues los datos de
la encuesta realizada a los vecinos de sesenta ciudades revelan que la
situación en cuanto a limpieza urbana se refiere ha empeorado en los
últimos cuatro años en España.
Fuente: OCU
Oviedo (con una puntuación de 79 sobre 100) es, una vez más, la
ciudad con mejor valoración de la limpieza por parte de sus ciudadanos.
Siguen en la clasificación de ciudades más limpias las nueve siguientes:
Bilbao (77), Vigo (76), Logroño (74), Pamplona (73), Getxo (71), San
Sebastián (71), Gijón (68), Burgos (67) y Segovia (66). De la Región no
hay ninguna ciudad en el agrupación de mejor puntuadas. Entre las que se
encuentran en el grupo medio están Albacete (60) y Toledo 60). Y en el
bloque de las más sucias figuran, además de Ciudad Real (44),
Guadalajara (40) y Cuenca (36).
Así, Ciudad Real está situada en el grupo de las que reciben peor
valoración, como no podía ser de otra forma dada la muy deficiente
limpieza viaria. En el estudio, Ciudad Real suspende con una clara
evolución negativa en los últimos años. En el estudio de 2015 obtuvo una
puntuación de 47 puntos sobre 100 (50 aprobado y 55 media nacional) y
en el de 2019 baja la valoración hasta 44 (con media nacional de 53) y
se ubica, como ya he dicho, en los últimos puestos, en cuanto a limpieza
se refiere, concretamente el lugar 45 de 60 ciudades analizadas. O sea,
el actual equipo de gobierno mantiene a Ciudad Real entre las dieciséis
ciudades más sucias de España.
Fuente: OCU
Por una parte se analizan los medios destinados a la limpieza, según
declaran los propios ayuntamientos y por otra la opinión de un buen
número de encuestados sobre la limpieza en sus ciudades. El primer
indicador, gasto medio por habitante, varía entre los 32 euros al año de
Gijón o Valladolid y los 106 de Barcelona. No obstante, hay que
considerar también la cuestión de las privatizaciones, esas que se hacen
para beneficiar a los “amigos”. Así, el gasto medio por vecino se eleva
en el país a 68 euros cuando la gestión la hacen empresas privadas,
frente a los 48 que dedican los ayuntamientos que gestionan de forma
directa. En Ciudad Real la cantidad es de 54 euros por habitante, igual
que Logroño, por ejemplo, aunque la capital de La Rioja ocupa el cuarto
lugar entre las ciudades más limpias.
En cuanto a la satisfacción de los vecinos en la encuesta se valoran
los siguientes temas: limpieza en calles y aceras, estado de parques y
jardines, excrementos (tan frecuentes en nuestra ciudad), pintadas y
carteles (abundantes en Ciudad Real), entorno de los contenedores,
contaminación y limpieza en los barrios de la periferia.
En casi todas las magnitudes Ciudad Real está peor que la media
española. El indicador 44 en limpieza de calles y aceras de nuestra
ciudad contrasta con 78 de Bilbao o 77 de Oviedo. Estado de parques y
jardines tiene el 53, por encima de la media pero lejos de de Bilbao
(81) o de Oviedo (79). En excrementos sólo 29, 48 en pintadas, 44 para
indicar la falta de limpieza en torno a los contenedores, 46 en
limpiezas de los barrios y, la mejor puntuación, 67 en contaminación, el
valor más alto de las sesenta ciudades tras Oviedo y Lugo (71).
Pese a la generalmente buena labor de los trabajadores de limpieza
–que a veces tienen que limpiar zonas que no les corresponden–, tenemos
una ciudad sucia, con papeles, bolsas, cáscaras de pipas, cera de las
procesiones, excrementos, restos de gomas de mascar pegadas a las aceras
y otras basuras por doquier. Pero también hay que indicar que la
educación de las personas es un elemento muy importante, que podría
incrementarse mediante más campañas publicitarias de fomento de la
limpieza, aunque, ya se sabe, lo suyo son las campañas de autobombo
pagadas con dinero de todos. No abundan acciones como el proyecto ¡Nosotros Proponemos! Ciudadanía, sostenibilidad e innovación en la educación,
desarrollado en el IES Torreón del Alcázar durante el curso 2018-2019,
que deberían hacerse con más frecuencia para conseguir un debate
ciudadano.
Proyecto ¡Nosotros Proponemos! IES Torreón del Alcázar (5.4.2019)
Al contemplar los datos se comprueba que las ciudades más limpias no
son en muchos casos las que más gastan, ni las más sucias las que menos
invierten, siempre que no se busque el beneficio de los “amigos” con las
privatizaciones, por lo que el tema económico no es un factor decisivo.
Es verdad que las condiciones climáticas influyen, mas tampoco son
determinantes. Si lo son, sin embargo, la educación cívica y la buena
gestión de los recursos, imprescindibles para mantener una limpieza
adecuada y un elevado índice de satisfacción.
El silencio de las alcaldesas, la de diez y la de tres, se ha roto
hace unos días. Comienza el plan de limpieza intensiva, una especie de
acción de choque. Aparte de la foto de cara a la galería de la concejala
de Sosteniblidad y Agenda 2030 del Ayuntamiento de Ciudad Real, la
medida está bien. Pero hay que ver los resultados y cuánto tiempo se
mantiene. Y es que las ciudades no se limpian con propaganda, hacen
falta medios materiales y humanos, además de la conciencia cívica de sus
habitantes.