Inicio » Desde el revés de la inopia
Escribía Gregorio Morán hace unos meses en La Vanguardia (20-6-2015) que “Estamos alimentando un estallido social que tiene como fuente la diferencia abismal entre lo legal y lo decente. Y estos majaderos que nos gobiernan hablan de legalidad con las bocas indecentes de Mariano Rajoy y Artur Mas. Como ayer hicieron Aznar y Pujol, tan vecinos, tan socios, tan patriotas”. Es evidente que opiniones como la del escritor y periodista asturiano no son frecuentes en la prensa española, pero cuando se manifiestan tienen su coste para los autores.
Lo frecuente es lo que señalaba el profesor Vicenç Navarro, catedrático de Ciencias Políticas y Sociales en la Universidad Pompeu Fabra, al describir cómo las pensiones están pagando el rescate de la banca (Público.es, 7-12-2015): “En este país, el que no está indignado es que no sabe lo que está pasando. Y los mayores medios de información y persuasión se pasan veinticuatro horas al día trabajando para asegurarse de que usted, señor lector, continúe sin conocer lo que está pasando. Si la gente lo supiera, y supiera también que hay alternativas a tanto escándalo, habría una revuelta general”.
Por su parte, el Tribunal Permanente de los Pueblos Contra la Guerra Imperialista y la OTAN lo puso claramente de manifiesto durante los días 6, 7 y 8 de noviembre de 2105 en su reunión madrileña. Entre varias mesas de trabajó funcionó la de medios de comunicación, que presentó cinco interesantes conclusiones: las líneas editoriales de los grandes medios de comunicación responden a sus intereses en un contexto de dominación de clase; tres grandes agencias de noticias generan más del 80 por ciento de las noticias difundidas por los medios; se disciplina a medios y periodistas, por medios directos e indirectos, en un contexto de precariedad laboral; el disciplinamiento de la población a través de los medios, la prepara para aceptar como normales y regulares las situaciones brutales que implican las guerras, ocultando sus raíces; está probado el pago a periodistas e intelectuales para que actúen de voceros del imperialismo.
Hace unos meses recordaba yo lo poco creíbles que son los medios de comunicación españoles según el informe Reuters Institute Digital News Report 2015, elaborado por la Universidad de Oxford y publicado por Reuters Institute for the Study of Journalism. Pues bien, ahora es el New York Times (6-11-2015) el diario que arremete contra los grandes medios españoles y enseña sus vergüenzas. El artículo en cuestión, firmado por Raphael Minder, ha creado cierto revuelo en España pero en realidad no descubre nada que la mayor parte de la población no conociera ya. Los voceros de esos medios niegan que sea así, pero tanto las televisiones como la prensa en papel carecen de credibilidad en nuestro país.
Aquí ya sabemos que en los grandes medios de comunicación, dependientes de la banca, la derecha y la ultraderecha, se falsea información, se cesa a directores cuando hace falta para la “causa”, se publican noticias poco objetivas para influir en procesos electorales, se despide a periodistas, se orquestan campañas contra organizaciones o personas… En ellos funciona a la perfección lo que llamo la información de las cinco emes: mando, manipulación, mendacidad, media verdad y mentira.
Indica Minder que hay un claro deterioro en la independencia de los medios y recuerda que más de 11.000 periodistas han perdido su trabajo en los años duros de la crisis económica. Los medios dependen ahora de los acreedores y han perdido en buena medida su libertad para publicar determinadas informaciones. Un ejemplo es el que recuerda Vicenç Navarro en el artículo antes citado, cuando Juan Torres, Alberto Garzón y él mismo escribieron el libro Hay alternativas. Propuestas para crear empleo y bienestar social en España (2011). La editorial que iba a publicarlo, próxima al diario El País, pidió la desaparición de partes críticas con la banca privada porque estaban en proceso de renegociación de su deuda con ella. Al negarse los autores a esa acción, se prohibió la publicación del libro y tuvieron que recurrir a una editorial más pequeña para poder difundir el libro.
En el artículo del New York Times se cita el control del gobierno de Rajoy sobre la prensa y se pone como ejemplo la Ley Mordaza, el cambio en la ley que permite nombrar al presidente de RTVE sin consenso, las denuncias de parcialidad por parte de los trabajadores de la televisión pública o el despido de Pedro J. Ramírez tras publicar los mensajes que envió Rajoy a Bárcenas. El diario carga también contra el Grupo Prisa al dar cuenta de la salida de dos periodistas tras haber publicado un artículo que hablaba de las relaciones de Telefónica con el Gobierno.
Para terminar quiero recordar que un grupo de organizaciones internacionales hizo públicas en noviembre pasado una serie de peticiones para lograr la mejora de la situación. Efectivamente, el Instituto Internacional de la Prensa (IPI), el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ), la Federación Europea de Periodistas (FEP) y la Plataforma en Defensa de la Libertad de Expresión (PDLI), con sede en Madrid, piden al gobierno que se constituya tras las elecciones del 20 D la derogación de la controvertida Ley de Seguridad Ciudadana (“Ley Mordaza”), la recuperación de la independencia de la RTVE, la puesta en marcha de la figura del regulador independiente del sector de los medios audiovisuales y la mejora de la transparencia en el área de la publicidad institucional.
Isidro Sánchez
Apuntes de historia
Las críticas del NYT a la prensa española
miciudadreal - 11 diciembre, 2015 – 09:40 23 Comentarios
Escribía Gregorio Morán hace unos meses en La Vanguardia (20-6-2015) que “Estamos alimentando un estallido social que tiene como fuente la diferencia abismal entre lo legal y lo decente. Y estos majaderos que nos gobiernan hablan de legalidad con las bocas indecentes de Mariano Rajoy y Artur Mas. Como ayer hicieron Aznar y Pujol, tan vecinos, tan socios, tan patriotas”. Es evidente que opiniones como la del escritor y periodista asturiano no son frecuentes en la prensa española, pero cuando se manifiestan tienen su coste para los autores.
Lo frecuente es lo que señalaba el profesor Vicenç Navarro, catedrático de Ciencias Políticas y Sociales en la Universidad Pompeu Fabra, al describir cómo las pensiones están pagando el rescate de la banca (Público.es, 7-12-2015): “En este país, el que no está indignado es que no sabe lo que está pasando. Y los mayores medios de información y persuasión se pasan veinticuatro horas al día trabajando para asegurarse de que usted, señor lector, continúe sin conocer lo que está pasando. Si la gente lo supiera, y supiera también que hay alternativas a tanto escándalo, habría una revuelta general”.
Por su parte, el Tribunal Permanente de los Pueblos Contra la Guerra Imperialista y la OTAN lo puso claramente de manifiesto durante los días 6, 7 y 8 de noviembre de 2105 en su reunión madrileña. Entre varias mesas de trabajó funcionó la de medios de comunicación, que presentó cinco interesantes conclusiones: las líneas editoriales de los grandes medios de comunicación responden a sus intereses en un contexto de dominación de clase; tres grandes agencias de noticias generan más del 80 por ciento de las noticias difundidas por los medios; se disciplina a medios y periodistas, por medios directos e indirectos, en un contexto de precariedad laboral; el disciplinamiento de la población a través de los medios, la prepara para aceptar como normales y regulares las situaciones brutales que implican las guerras, ocultando sus raíces; está probado el pago a periodistas e intelectuales para que actúen de voceros del imperialismo.
Hace unos meses recordaba yo lo poco creíbles que son los medios de comunicación españoles según el informe Reuters Institute Digital News Report 2015, elaborado por la Universidad de Oxford y publicado por Reuters Institute for the Study of Journalism. Pues bien, ahora es el New York Times (6-11-2015) el diario que arremete contra los grandes medios españoles y enseña sus vergüenzas. El artículo en cuestión, firmado por Raphael Minder, ha creado cierto revuelo en España pero en realidad no descubre nada que la mayor parte de la población no conociera ya. Los voceros de esos medios niegan que sea así, pero tanto las televisiones como la prensa en papel carecen de credibilidad en nuestro país.
Aquí ya sabemos que en los grandes medios de comunicación, dependientes de la banca, la derecha y la ultraderecha, se falsea información, se cesa a directores cuando hace falta para la “causa”, se publican noticias poco objetivas para influir en procesos electorales, se despide a periodistas, se orquestan campañas contra organizaciones o personas… En ellos funciona a la perfección lo que llamo la información de las cinco emes: mando, manipulación, mendacidad, media verdad y mentira.
Indica Minder que hay un claro deterioro en la independencia de los medios y recuerda que más de 11.000 periodistas han perdido su trabajo en los años duros de la crisis económica. Los medios dependen ahora de los acreedores y han perdido en buena medida su libertad para publicar determinadas informaciones. Un ejemplo es el que recuerda Vicenç Navarro en el artículo antes citado, cuando Juan Torres, Alberto Garzón y él mismo escribieron el libro Hay alternativas. Propuestas para crear empleo y bienestar social en España (2011). La editorial que iba a publicarlo, próxima al diario El País, pidió la desaparición de partes críticas con la banca privada porque estaban en proceso de renegociación de su deuda con ella. Al negarse los autores a esa acción, se prohibió la publicación del libro y tuvieron que recurrir a una editorial más pequeña para poder difundir el libro.
En el artículo del New York Times se cita el control del gobierno de Rajoy sobre la prensa y se pone como ejemplo la Ley Mordaza, el cambio en la ley que permite nombrar al presidente de RTVE sin consenso, las denuncias de parcialidad por parte de los trabajadores de la televisión pública o el despido de Pedro J. Ramírez tras publicar los mensajes que envió Rajoy a Bárcenas. El diario carga también contra el Grupo Prisa al dar cuenta de la salida de dos periodistas tras haber publicado un artículo que hablaba de las relaciones de Telefónica con el Gobierno.
Para terminar quiero recordar que un grupo de organizaciones internacionales hizo públicas en noviembre pasado una serie de peticiones para lograr la mejora de la situación. Efectivamente, el Instituto Internacional de la Prensa (IPI), el Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ), la Federación Europea de Periodistas (FEP) y la Plataforma en Defensa de la Libertad de Expresión (PDLI), con sede en Madrid, piden al gobierno que se constituya tras las elecciones del 20 D la derogación de la controvertida Ley de Seguridad Ciudadana (“Ley Mordaza”), la recuperación de la independencia de la RTVE, la puesta en marcha de la figura del regulador independiente del sector de los medios audiovisuales y la mejora de la transparencia en el área de la publicidad institucional.
Isidro Sánchez
Apuntes de historia
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