miciudadreal - 26 febrero, 2016 – 12:25
El ascenso de los medios digitales hay que relacionarlo con el descenso de los medios en papel, en España y en Castilla-La Mancha. En 2015 lo grandes periódicos madrileños perdieron unos 60.000 ejemplares. Pero la pérdida es muy grande en el principal garante del Régimen del 78, el diario de la banca, en El País.
Según datos de OJD tiraba en 2006 una media de 432.000 ejemplares diarios y hoy sólo llega, y bajando, a la cantidad de 215.471 ejemplares de media diaria. En Castilla-La Mancha el descenso se produce también, aunque no hay datos fiables.
Pero el proceso de descenso en papel es paralelo al desarrollo de los digitales. El 3 de abril de 2003 empezaba su andadura miciudadreal.es, diario digital de carácter ciudadano cuyo ámbito prioritario es la provincia de Ciudad Real, aunque no le es ajeno el regional. Se publica acompañado de una apuesta decidida por un periodismo libre, honesto y riguroso en apoyo de la revitalización democrática. Medio al servicio del ciudadano, tiene en la participación del lector un pilar fundamental.
Hay que recordar que El digital CLM (http://www.eldigitalcastillalamancha.es/), editado en Talavera de la Reina y quizá el medio digital regional con más impacto hoy, comenzó en 2006 y cumple este año su décimo aniversario. Pero el ejemplo más temprano se desarrolló en la población albacetense de Almansa. Desde agosto de 1998 Almansa Uno Radio, emisora municipal, editó una página en Internet con el título de Radio Abierta, conteniendo todo tipo de información sobre la ciudad y realizada por Pablo Sánchez Torres.
A comienzos de 2001 la citada página se transformó en Castilla-La Mancha Noticias (CMNoticias, www.cmnoticias.com), dirección que hoy utiliza un digital argentino, que se presentaba como “Diario electrónico. La primera red de medios de comunicación locales”. Sus promotores coordinaron un periódico electrónico regional al que se fueron sumando diversas páginas, elaboradas en diferentes poblaciones. Aparte de una página con informaciones de Castilla-La Mancha, en julio de 2001 se habían sumado ya la de Albacete (realizada por Radio Chinchilla F.M.), Almansa (la más antigua, lógicamente elaborada por Almansa Uno Radio), Caudete (construida por Caudete Digital) y Puertollano (confeccionada por el semanario La Comarca de Puertollano). Pero la interesante y ambiciosa experiencia no llegó a consolidarse.
En 2007 ya estaban activos en Castilla-La Mancha unos veinticinco digitales de ámbito local, provincial o regional y desde entonces el número ha aumentado como consecuencia de la crisis. Aparte de las versiones digitales de medios escritos, la desaparición de numerosos medios de comunicación –radios, televisiones o cabeceras en papel– y el consiguiente incremento del paro entre los periodistas (169 en 2009, 336 en 2013 y 291 en 2014, según cifras del Informe anual de la profesión periodística 2014, de la APM, para Castilla-La Mancha), han hecho que muchos profesionales se hayan lanzado a la puesta en marcha de diferentes iniciativas digitales. Cerca del centenar forman parte de la actual oferta informativa, aunque en general tienen poca visibilidad, muchos de ellos sin el respaldo de una empresa de comunicación, sin inversores y, por tanto, sin fuentes de financiación.
Esta especie de eclosión se parece, al menos cuantitativamente, a otras épocas de nuestra historia. Hubo reactivaciones importantes en cuatro momentos históricos: Sexenio revolucionario (1868-1874), finales del siglo XIX, Segunda República (1931-1936) y mediados de los ochenta del siglo XX. Y en los cuatro casos la motivación fue preferentemente ideológica, con escasos profesionales de la información y muchos más periodistas vocacionales, es decir, tenían una profesión remunerada y mataban el “gusanillo” con la actividad periodística.
En muchos de los proyectos actuales hay detrás fuerzas políticas o componentes ideológicos y están protagonizados como nunca por profesionales de la información. Pero chocan, en el caso de Castilla-La Mancha, con una población que tiene niveles de lectura entre los más bajos del país, un alto analfabetismo funcional, menor porcentaje que la media nacional de uso de ordenadores e Internet y mayor consumo de televisión. Los nuevos medios nacen con facilidad por el abaratamiento de los costes de producción y la gratuidad de la difusión, pero malviven o mueren por la falta de ingresos. El periodismo sigue siendo en general, como decía Nipho en el siglo XVIII, “un oficio penoso y poco lucrativo”. Al menos para la mayoría.
La precariedad laboral y profesional ha sido una constante en el periodismo regional. La figura del periodista vocacional, con un trabajo diferente remunerado, ha sido frecuente en la prensa regional al menos hasta el franquismo. Y para el periodista profesional la constante ha sido, la precariedad, incluso en los años de la eclosión inmobiliaria, que tantos medios puso en marcha.
Es de desear que la nueva etapa sea más libre pues la época que terminó con la gran crisis actual fue de libertad nominal y no real. Determinados grandes asuntos fueron ignorados por una prensa atada al poder político por medio de la publicidad institucional u otros mecanismos y al poder económico, que controlaba una buena parte de los medios. De hecho, sólo algún digital fue capaz de contradecir la falta de información dominante. Esos temas sólo eran tratados por los medios cercanos cuando algún medio nacional o internacional se ocupaba de ellos. Y para intentar reconducirlos. En cualquier caso, creo que ahora la prensa es, en general, menos libre que en los años de la transición. De hecho la muy limitada diversidad ideológica de la prensa española, como afirma Vicenç Navarro, es uno de los indicadores de la baja calidad de la democracia.
La nueva prensa en red es gratuita en la Región y cuenta con la herramienta de participación ciudadana, con las redes sociales. Pero de momento sólo determinados segmentos sociales sintonizan con la nueva situación, con los medios digitales, mientras que los grandes medios nacionales y regionales están controlados generalmente por los poderes económicos y siguen marcando la información que, muchas veces, es mera propaganda.
Esos grandes medios españoles y regionales se concentran en pocas manos. Es verdad que han aparecido muchos pequeños medios, pero de momento con poca penetración social. El poder político perdería con medios públicos realmente independientes pero por ahora sus representantes (políticos, periodistas afines, simpatizantes…) ocupan la mayoría de la tribunas periodísticas. Apenas hay representantes de otras opciones, aparte del desprecio hacia los especialistas en los temas diversos, a los que se recurre en mucho menor media que en otros países de nuestro entorno.
Y los gobiernos locales, provinciales y autonómico en lugar de ayudar a la información y la transparencia utilizan los recursos públicos para intentar controlar la prensa local, para intentar dominarla. Además, muchas veces las campañas lanzadas por las administraciones no se conciben para el bien general sino como mera propaganda de la institución de que se trate. Por otra parte, en general, los medios públicos, dependientes de diferentes administraciones, no están al servicio de la sociedad sino de unos intereses políticos concretos, cuando no directamente partidistas.
Isidro Sánchez
Apuntes de historia
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