viernes, 30 de septiembre de 2016

Patriotas del dinero

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- 30 septiembre, 2016 – 10:30
Es conocido que la derecha española es en buena medida una fuerza política caracterizada por su ultraliberalismo en lo económico, su neofranquismo en lo ideológico, su casticismo en lo cultural, su creencia del poder como cosa propia, su pátina identificada con el “pelo de la dehesa” –sólo hay que oír a su máximo representante actual–, o su total identificación con el IBEX-35, que detenta realmente el poder en España gracias a cuarenta años de dictadura franquista y a otros cuarenta de democracia de baja calidad.


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Y es que no debemos engañarnos. Es España hay una democracia, si, pero sólo de carácter político; no puede decirse que tengamos una democracia económica o social. La derecha europea cree en general en la democracia, es una derecha civilizada. La española es una derecha echada al monte de la radicalidad, acostumbrada al poder pues lo ha detentado con escasas interrupciones, con la violencia o con democracias falseadas, desde que el rey felón, Fernando VII, desplegó la primera gran represión de la época contemporánea contra los liberales. Se dice que, afortunadamente, en España no hay ultraderecha y no es cierto. Claro que existe y está en el Partido Popular.

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Fuente: Diccionario Crítico de Empresas Transnacionales 2012

A los representantes de esa derecha económica y política se les llena la boca al hablar de España, de patria, de valores religiosos o de tradición española, pero en realidad su única patria es el dinero, su España está repartida por los diversos paraísos fiscales que existen en el mundo. Igual que la derecha económica de otras partes, aunque no sea tan burda, tan chabacana y tan corrupta como la española.
Sabido es que en nuestro país gobierna realmente una élite económica que no se presenta a las elecciones, que financia de forma ilegal a determinados partidos políticos y que obtiene beneficios sin fin mediante indemnizaciones multimillonarias que otorgan los gobiernos de turno. Se ha visto durante estos días con el asunto Pedro Sánchez. El IBEX-35 no perdona y para ello utiliza perros de presa como el adinerado Cebrián, jefazo de PRISA, o el potentado González, jarrón chino del PSOE.

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Guillaume Long. Foto: Freddy Eduardo

En fin, lo suyo es el dinero a toda costa y los paraísos fiscales, como puede apreciarse en el cuadro adjunto. Por eso no es de extrañar que los grandes medios de comunicación en poder de la ultraderecha, la derecha y la élite financiera no se hayan hecho eco prácticamente de una noticia protagonizada por el canciller ecuatoriano Guillaume Long, profesor y político de origen francés. Presentó en la 71 Asamblea General de la ONU una propuesta para la justicia fiscal con el fin de luchar contra los paraísos fiscales, verdadera “vergüenza del siglo XXI”.
El jefe de la diplomacia ecuatoriana dijo que la tercera parte de la economía ecuatoriana estaría escondida en paraísos fiscales y que tras la difusión de los llamados Papeles de Panamá, que revelaron cómo miles de gobernantes, políticos, empresarios, artistas o deportistas habrían ocultado patrimonio en sociedades ubicadas en paraísos fiscales, “se ha hecho más importante tener un acuerdo mundial que no perjudique a los Estados”.
Para ello propuso la creación de un cuerpo intergubernamental en el marco de la ONU que trabaje en el proyecto de eliminación de paraísos fiscales, propuesta que apoyó la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) y que vienen reivindicando diversas organizaciones internacionales, como Oxfam. La idea, dijo el político ecuatoriano, es conseguir “más votos y menos vetos”, en alusión al derecho de veto que tienen en las decisiones del Consejo las cinco potencias mundiales (China, Estados Unidos, Francia, Reino Unido y Rusia), que “no asegura ya el supremo objetivo de preservar la paz y la seguridad internacionales”.
Los grandes medios de comunicación españoles no se han hecho eco de la noticia o se han referido a ella levemente. Claro que ello es lógico pues no van a tirar piedras contra su propio tejado, no van a morder la mano que les da de comer. Los paraísos fiscales, por otra parte, sirven para lavar dinero procedente de actividades ilegales, se utilizan como refugio fiscal para las grandes fortunas, permiten a bancos y fondos de inversión sortear la reglamentación financiera o facilitan a las empresas multinacionales elegir el pago de impuestos más ventajoso de forma legal. En fin, actividades todas ellas de los patriotas del dinero, de los que tienen al antiguo vil metal como única patria.

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