miciudadreal - 7 octubre, 2016 – 11:30
Hinojosas de Calatrava es un pequeño municipio de la provincia de Ciudad Real situado a unos veinticinco kilómetros de Puertollano. Parece que su nombre viene de la abundancia de hinojo en la zona y tuvo, como parte del Valle de Alcudia, explotaciones mineras como las minas La Hipólita y Las Simonas. Allí nació Leonor Serrano Pablo, pedagoga, escritora, abogada, feminista e hija ilustre de Hinojosas.
Leonor Serrano vino al mundo en 1890, en el seno de una familia formada por el jornalero Luis Serrano y Maximina Pablo, que tuvieron siete hijos. Los primeros años de vida los pasó en su pueblo natal. La inteligencia de la niña llegó a oídos de la reina regente, María Cristina de Habsburgo-Lorena, que se interesó por ella y financió su educación en el colegio madrileño del Sagrado Corazón.
La profesora Teresa Marín Eced, una de sus biógrafas, afirma que terminada la escuela primaria, continuó sus estudios en Toledo, donde alcanzó el título de maestra elemental. Dos años después obtuvo el de maestra superior en la Escuela Normal de Guadalajara e ingresó en la recién creada Escuela Superior del Magisterio de Madrid y logró el título de profesora de la Escuela Superior de Magisterio, en la Sección de Ciencias, con el número 3 de su promoción.
En 1913 se creó el cuerpo de Inspección de Enseñanza Primaria para mujeres y Leonor consiguió la plaza de inspectora auxiliar de Primera Enseñanza y ayudante de Educación Física en la Escuela Normal de Maestras de Barcelona. Dos años después pasó a ser inspectora titular de Primera Enseñanza en la misma ciudad, donde trabajó con su compañero de estudios y marido Josep María Xandri Pich. El ayuntamiento de Barcelona le concedió una beca para viajar a Roma y seguir un curso dirigido por María Montessori, inicio de su conocimiento del método ideado por la doctora italiana, extendido por parte de Europa y EE UU, del que se hizo gran especialista en España.
En 1924 fue pensionada por la Junta de Ampliación de Estudios (JAE) y visitó durante cuatro meses centros especializados de Francia, Bélgica y Suiza, con el fin de incrementar sus conocimientos relacionados con la enseñanza popular aplicable a las escuelas complementarias y de adultos. Pero los prebostes de la primera dictadura no estaban por la labor de potenciar nuevos métodos de enseñanza y Leonor Serrano sufrió, como tantas otras personas, la represión puesta en marcha por Primo de Rivera. Fue desterrada a Castellón, Huesca y después a Zaragoza, donde estudió la carrera de Derecho.
Su disposición, además de su interés por las más desfavorecidos, se identificó principalmente con el método Montessori para la educación de párvulos. También con la educación de la mujer, mediante escuelas complementarias, –agrícolas, domésticas o profesionales–, formación doméstica de las jóvenes y talleres para aprendizaje de oficios –comercio o administración–. Todo ello, como dice Teresa Marín, enmarcado en la enseñanza popular, la orientación profesional y las escuelas de artes aplicadas e industriales para las clases obreras.
A comienzos de 1930 volvió a Barcelona, donde su vida profesional fue muy fecunda entre ese año y 1935. Durante la Segunda República se afilió a
la Unión Socialista de Cataluña y fue elegida en abril de 1932 secretaria de Cultura y Acción Femenina dentro de su Comisión Ejecutiva, así como redactora del periódico Justicia Social (Diccionario biográfico del socialismo). También publicó una serie de artículos de temática feminista, con el título general de “Tiempos Nuevos”, en el diario La Noche de Barcelona y como abogada participó en el I Congreso Jurídico Catalán, celebrado en 1936.
Durante la Guerra Civil se dedicó a atender a los alumnos con problemas de las escuelas bombardeadas. Su hijo primero y su marido después murieron en sendos bombardeos y ella se exilió en Francia. Pero regresó en abril de 1939 y se instaló con su madre octogenaria en Madrid.
Con el triunfo franquista sufrió otra vez la represión. Suspendida de empleo y sueldo subsistió dando clases en el Instituto Editorial Reus. La acusación de “izquierdista, racionalista y laica” hizo que el Tribunal Militar de Responsabilidades Políticas le abriera expediente, pero falleció en 1942, a la edad de 52 años, antes de la finalización del proceso.
En otras zonas de España Leonor Serrano tiene un reconocimiento merecido. Hace unos meses se presentó en la Llotja del Cànem (Lonja del Cáñamo), de Castellón de la Plana, el libro Leonor Serrano. Educadora i feminista en temps de canvis (2015), de Inmaculada Artero Broch y Miquel Ortells Roca. Y es que en los últimos tres lustros su figura se agiganta y se reivindica su legado. Incluso en Barcelona un jardín lleva su nombre y desde 2001 se convoca con su nombre un premio de educación por parte del Ayuntamiento de Barcelona.
Pero una de las más importantes pedagogas españolas del primer tercio del siglo XX no tiene una calle en Hinojosas de Calatrava ni, por supuesto, en la capital de provincia, cuyo callejero no ha pasado del siglo XIX. No obstante, en su pueblo natal se le brindó un homenaje en 2005 y desde entonces la Casa de Cultura municipal lleva el nombre de Leonor Serrano. Algo es algo.
Isidro Sánchez
Desde el revés de la inopia
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