domingo, 11 de noviembre de 2018

Una estudiante de periodismo (1)

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- 9 noviembre, 2018 – 09:53

El pasado 3 de noviembre tuvo lugar en el paraninfo Luis Arroyo (UCLM) un acto emotivo y multitudinario, la presentación del libro Para hacerte saber mil cosas nuevas (Madrid, UNED, 2018). Es el resultado de diez años de investigación y está coordinado por Julián López García, María García Alonso, Jorge Moreno Andrés, Alfonso Villalta Luna, Tomás Ballesteros Escudero y Luis F. Pizarro Ruiz. Se trata de un importante y documentado estudio sobre la represión franquista en la provincia de Ciudad Real, en el que han participado 57 autores, incluye una selección de cien biografías y recoge los nombres de las 4.000 víctimas de la represión de posguerra en Ciudad Real.

isidroSanchez

El acto me trajo a la memoria que hace tres o cuatro semanas una estudiante de periodismo contactó conmigo y me propuso responder a un cuestionario sobre el franquismo preparado por ella. Por supuesto, contesté y remití las respuestas. Me animo a publicarlas en miciudadreal.es para desesperación de mis detractores, algunos nostálgicos del franquismo que fundamentalmente se dedican a insultar, y para satisfacción, espero, de los amantes de la Historia. Desde que empecé a colaborar en el digital, allá por mayo de 2015, he publicado 167 artículos. Sólo unos pocos están dedicados al franquismo y en una veintena hay referencias a la dictadura.

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Antes de proceder a las contestaciones incluí una nota previa, que aporto a continuación, con la que trataba de hacer una consideración general. Es preciso indicar que no es posible hablar de un franquismo, escribía. Hubo varios franquismos en diferentes etapas. La dictadura, en general, fue un régimen brutal como el alemán y más terrible que el italiano. Uno de los mayores expertos en fascismo europeo, el profesor Malefakis, de la Universidad estadounidense de Columbia, pone de manifiesto que por cada asesinato político del régimen de Mussolini, el liderado por Franco cometió 10.000. Lo que pasa es que el franquismo fue una versión castiza y católica de nazifascismo, pero, claro, mucho más duradero.

1940. Fuente BDH (BN)
1940. Fuente BDH (BN)

Hay que diferenciar al menos tres etapas. Durante la primera, 1939-1945, la fascista, es cuando se perpetraron miles y miles de asesinatos. La segunda, con la colaboración inestimable de la Iglesia católica, igual que durante la anterior, fue la del nacional-catolicismo, 1945-1958, en la que el régimen tuvo que suavizar la represión ante la derrota en la guerra mundial de las potencias fascistas. Y servirse de la Iglesia para presentarse ante el mundo como paladín anticomunista. De hecho, la ayuda del Vaticano y de EE UU fue decisiva para las bendiciones internacionales al régimen (como la entrada en la ONU o la UNESCO, por ejemplo), a cambio, eso sí, del establecimiento de las bases militares norteamericanas en España. El ultranacionalismo español hipotecó territorio de nuestro país para poder sobrevivir.

Franco y autoridades hacen el saludo fascista. Fuente Enzo Nizza Autobiografía del fascismo Barcelona 1976 p. 163
Franco y autoridades hacen el saludo fascista. Fuente Enzo Nizza, Autobiografía del fascismo, Barcelona 1976 p. 163

Y la tercera, 1959-1975, fue la llamada del desarrollismo. Es cierto que se produjo un desarrollo económico, pero con un gran coste social. Muchas personas tuvieron que marchar a la emigración, a otras zonas del país o al extranjero, y la falta de libertades hizo que la población siguiera sin poder defender legalmente sus reivindicaciones, es decir, sin derecho de huelga, reunión, manifestación y otros muchos. Con una represión más suave que en las etapas anteriores, pero represión al fin y al cabo. Ya no se juzgaría a los opositores al régimen por tribunales militares, pero se creó el llamado Tribunal de Orden Público para perseguir delitos políticos, claro antecedente de la actual Audiencia Nacional.
1) ¿Como explicaría brevemente, la realidad cultural y social española durante la dictadura franquista?: En cuanto a la realidad cultural hay que decir que había una cultura pacata, dirigida, ultracatólica, basada en la propaganda del régimen y en la censura. Sólo a partir de mediados de los sesenta hubo cierta apertura, pero periódicos, libros, obras plásticas, teatros, etcétera, siguieron con problemas de censura hasta el fin del franquismo.
2) ¿Como era la enseñanza en esa época? ¿Que se buscaba transmitir a los jóvenes? ¿Se esperaba que el profesor fuera un “educador” en ciertos valores? ¿Se reprimía el libre pensamiento?: Hay que recordar que la gran labor educativa y científica del primer tercio de siglo XX y, sobre todo, de la Segunda República se interrumpió violentamente. Muchas cosas cambiaron en España tras el final de nuestra última guerra civil, ya alteradas con anterioridad en el territorio dominado por los rebeldes. Una orden de 1939, por ejemplo, contemplaba la clausura de una serie de institutos de enseñanza, pues se consideraban innecesarios, cuyo cierre se intentaba justificar por la política educativa de la Segunda República, fundada principalmente en la sustitución de la enseñanza dada por las Órdenes Religiosas, según se explicaba reiteradamente.

Escuela de Noheda (Cuenca 1956). Fuente CECLM
Escuela de Noheda (Cuenca 1956). Fuente CECLM

Se extendió una política coercitiva destinada a la desaparición de un buen número de centros, a la represión sistemática del profesorado, con la eliminación física o el alejamiento de la enseñanza, a la llegada a las escuelas de muchos religiosos y militares, a veces sin preparación adecuada, o al comienzo de unas prácticas docentes basadas en el autoritarismo. También dirigida a la radical religiosidad, exclusivamente católica, y a la uniformidad ideológica bajo los auspicios del partido único, de Falange Española Tradicionalista y de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista. Todo ello impregnaba la educación de unos tintes ultracatólicos y profundamente nacionalistas.
El vacío dejado por los profesores represaliados, fusilados o separados, fue ocupado en buena medida por sacerdotes o militares, con oposiciones preparadas para ellos. Así, los profesores eran educadores en los valores de lo que se llamaba formación del espíritu nacional. Y hasta bien entrados los sesenta, a caballo de desarrollismo, no hubo cambios importantes en la educación de los españoles.

Isidro Sánchez

Desde el revés de la inopia

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