miciudadreal - 16 noviembre, 2018 – 08:55Sin comentarios
Hace pocos meses, Julián Casanova, historiador y catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad de Zaragoza, escribía que los “buenos” años del desarrollismo, opuestos a posguerra, autarquía y hambre, ayudaron a difundir la idea, que todavía mantiene la derecha política, de que Franco “fue un modernizador que habría dado a España una prosperidad sin precedentes.
Resulta difícil creer y demostrar, sin embargo, que un general que, junto con sus compañeros de armas, provocó una guerra civil, con efectos desastrosos, y se mantuvo en el poder absoluto y de forma violenta durante casi cuatro décadas, fuera un modernizador o un salvador de la patria frente al comunismo y la revolución” (infoLibre, 10.7.2018).
Pues bien, la semana anterior reproducía en mi artículo una nota previa a las dos primeras cuestiones, y sus correspondientes respuestas, que una estudiante de periodismo me pasó en un interrogatorio que contesté hace unas semanas, completado con las siguientes preguntas y contestaciones:
3) ¿Por qué cree que la sociedad española quería tanto a Francisco Franco?: No estoy de acuerdo con la afirmación que implica la pregunta. Durante el franquismo hubo tal represión que el miedo paralizaba a las personas. Es cierto que el franquismo tuvo cierta base social, pero producto del miedo y de la machacona propaganda de los famosos cuarenta años (NO-DO sólo fue una de las herramientas de la avalancha propagandística del franquismo). Pero durante los cuarenta siguientes de democracia, la forma en que se hizo en España la transición contribuyó al silencio sobre la historia del franquismo y sus aberraciones. Y es que no se podían divulgar las responsabilidades de los sectores con los que se pactó, ni depurar las culpabilidades de miembros de la jerarquía militar, policial o judicial que, por otra parte, siguieron desempeñando sus cargos tranquilamente. Por eso, entre otras razones, seguimos a vueltas con el franquismo casi ochenta años después de acabada la guerra y tras más de cuarenta pasados desde la muerte del dictador.
Es decir, el torrente propagandístico extendido durante la Dictadura ayudó a crear una imagen de Franco y el franquismo que no se no correspondía con la realidad, que se vio confirmada por una transición poco modélica, como dice frecuentemente el profesor Vicenç Navarro.
4) ¿Que diferencia había entre vivir en una población rural como Ciudad Real, en comparación con una ciudad como Madrid?: Un ejemplo sirve para ver la diferencia tremenda. Durante la dictadura, mucho más en la posguerra, se vivió en una sociedad machista. La mujer era considerada como incitadora al pecado y existía un dominio del hombre sobre ella en todos los órdenes. El régimen fomentaba, incluso, la creencia de su supuesta inferioridad mental. La Sección Femenina era la encargada de enseñar a las chicas a ser patriotas, buenas católicas y perfectas esposas, subordinadas totalmente a los hombres, por supuesto, a los que debían cuidar, proteger y satisfacer.
Se esperaba de la mujer, verdadero “ángel del hogar”, sumisión y docilidad, con una misión social principal: la maternidad. Eso que era así en toda España, por razones obvias era mucho más pronunciado en los ámbitos rurales y en las pequeñas ciudades, pues el control social de Iglesia y autoridades franquistas resultaba más fácil de realizar. Además, los niveles culturales eran generalmente más bajos. Había menos oportunidades educativas y prácticamente ninguna cultural. Con el añadido de la intensa emigración a las ciudades, a otras zonas de España o al extranjero. Además estaba el hecho de que las personas más jóvenes y valiosas eran las que emigraban o podían emigrar.
5) En el NO-DO que analizamos destaca la voluntad de transmitir la “caridad” del régimen y su preocupación por el bienestar ciudadano, ¿Como era esta dictadura “paternalista”?: NO-DO, elemento propagandístico de primer orden (hay que recordar que su proyección era obligatoria en todos los cines del país) sirvió, junto a otros muchos mecanismos, para que los hechos de cuarenta años de asesinatos, encarcelamientos, expolio de propiedades, torturas, robos de niños o cercenamiento de las libertades quedaran impunes durante las cuatro décadas siguientes a la muerte del dictador. No obstante, se puede hablar de paternalismos social e industrial en algunos sectores del régimen, pero con altas dosis de demagogia populista, como el encarnado, por ejemplo, por José Antonio Girón de Velasco, el ministro que instauró las pagas extraordinarias.
6) En los años 50, a diferencia de los 40, se notó en España una cierta apertura a Europa y el mundo exterior ¿Como se percibió por los ciudadanos de a pie?: La apertura del régimen no se advierte realmente hasta mediados de los sesenta. Existía un poco de permisividad pero la vida política, sindical, económica, social y cultural era monopolizada por el Régimen. Pero, otra vez, la propaganda tenía mucha importancia.
El cuadro que acompaña a este artículo permite conocer la situación de los ciudadanos de a pie, muy lejos de los niveles de desarrollo de los principales países europeos. Son los años de la tan cacareada apertura y del desarrollismo, pero la situación no era ni mucho menos para tirar cohetes, como puede observarse. Muestra algunos indicadores de bienes de primera necesidad en cuatro provincias de la actual Castilla-La Mancha y en España, referidos a 1968. Por ejemplo, en ellas el 33 por ciento de las viviendas tenía lavadora o sólo el 22 frigorífico. Y nada más que el diez por ciento contaba con teléfono (veinte para la media española). En cualquier caso, los datos reflejados son muy elocuentes e invitan a la reflexión sobre el pretendido desarrollismo del franquismo en su última etapa.
Isidro Sánchez
Desde el revés de la inopia
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