El partido ultraderechista en ascenso, blanqueado por algunos de los
Grandes Medios de Persuasión y Propaganda (GMPP), hace gala de un
discurso abiertamente identitario, homófobo, machista,
ultranacionalista, racista y xenófobo. Además, es una formación que
ataca derechos fundamentales, defiende y legitima el franquismo y
frecuentemente utiliza la mentira como arma política importante.
A ese blanqueamiento han ayudado periodistas que dirigen diversos
programas de televisión, como Mamen Mendizábal, Jordi González, Bertín
Osborne, Susanna Griso, Ana Rosa Quintana, Diego Revuelta o Pablo Motos.
Así lo muestra en un interesante análisis el periodista Eric Lluent,
titulado “Set moments televisius que han ajudat a blanquejar l’extrema
dreta” (Mèdia.cat, 12.11.2019). Lo que desconocemos es quién
lleva la iniciativa en esos programas de legitimación, los profesionales
o instancias superiores.
Fuente: docs.google.com
El tema de la mentira es recurrente en el fascismo de ayer y en la
ultraderecha 2.0 de hoy. En el caso español, a principios de noviembre,
más de 2.500 investigadores e investigadoras del ámbito de las ciencias
sociales suscriben un manifiesto en el que denuncian “el falseamiento y
la manipulación” de datos e informaciones de Vox. Lo hacen con otras
cuestiones, pero principalmente con temas sensibles como funcionamiento
autonómico, igualdad o inmigración. Se trata, afirman, de una
“estrategia” fundamentada “en una agenda ideológica de nacionalismo
extremo basado en la intolerancia, el racismo y la xenofobia” (eldiario.es, 7.11.2019). LEsquella de la Torratxa (Barcelona 3.9.1936)
Pero, ya se sabe, de casta le viene al galgo. La dictadura es, aparte
de sus horrores, una gran mentira, sólo creíble gracias a la tremenda
propaganda franquista. Lo dice muy claramente el hispanista británico
Paul Preston en su reciente libro: “La victoria del general Franco
supuso el establecimiento de un régimen de terror y pillaje que les
permitió, a él y a una élite de secuaces, saquear con impunidad,
enriqueciéndose, al mismo tiempo que daba rienda suelta a la ineptitud
política que prolongó el atraso económico de España hasta bien entrados
los años cincuenta” (Un pueblo traicionado, España de 1874 a nuestros días: corrupción, incompetencia política y división social, 2019). El Liberal (Murcia 5.9.1936)
Los servicios de propaganda del régimen eran maestros en utilizar la
mentira y “Franco mintió sobre casi todo”, como asegura el citado Paul
Preston en varias ocasiones. Por ejemplo, con el asesinato de Federico
García Lorca, acaecido el 18 de agosto de 1936, tras su detención. Es
conocido que el gobernador civil de Granada José Valdés Guzmán consultó
con Gonzalo Queipo de Llano y Sierra lo que se debía hacer, a lo que el
marqués enterrado en la sevillana Basílica de la Macarena respondió:
“Dale café, mucho café”. Según el historiador Ian Gibson, se llega a
acusar al poeta de “ser espía de los rusos, estar en contacto con éstos
por radio, haber sido secretario de Fernando de los Ríos y ser
homosexual”.
Nuestra Lucha (Murcia 8.9.1936)
Se ha dicho que hasta mediados del mes siguiente no empiezan a
difundirse los rumores sobre su muerte, de forma confusa. He realizado
un seguimiento en la prensa y no es así. Veamos. Ya el día 29 de agosto
–sólo once días después del fusilamiento– tanto el diario republicano El Día, de Alicante, como Nuestra Lucha,
portavoz murciano de la unidad obrera, publican la noticia de la muerte
de Lorca, aunque la sitúan en Córdoba y por orden del coronel Ciriaco
Cascajo Ruiz. El día siguiente, Nuestra Lucha (30.8.1936)
vuelve a ocuparse del tema: “Federico García, el bueno, Federico Garcia
Lorca, según las nuevas infaustas que nos angustian, ha muerto, fusilado
por los traidores”. Se habla de Lorca como “el bueno”, en
contraposición con Federico García Sanchiz, “el malo”.
Dos días después, el diario madrileño La Libertad (1.9.1936)
da la noticia con este titular: “Se asegura que los rebeldes han
fusilado al poeta García Lorca”. El breve texto es el siguiente:
“Guadix, 31.- Rumores procedentes del frente cordobés, que no han sido
hasta ahora desmentidos, dicen que por orden del faccioso Cascajo ha
sido fusilado el gran poeta Federico García Lorca”. También ABC, en Madrid, y La Vanguardia, en Barcelona, se hacen eco de la información. Como en Barcelona, el anticlerical y republicano L’Esquella de la Torratxa (3.9.1936).
UHP (Guadalajara 9.9.1936)
El 5 de septiembre la muerte de Lorca se extiende por la prensa editada en la zona leal. Nuestra Lucha
vuelve a ocuparse del tema con este titular: “Se tienen más noticias
acerca de las últimas hazañas de los leales y de las canalladas
cometidas por los facciosos, entre las cuales ocupa lugar preferente el
fusilamiento del gran poeta español Federico García Lorca”. En la
información se cita a un miliciano evadido de Granada, que no quiere
revelar su nombre para evitar represalias contra “su compañera y sus
padres”. Afirma, “de una manera rotunda e indubitable”, que Lorca no ha
sido fusilado en Córdoba, sino en Granada, “hará próximamente unos
quince días”. Es decir, ya se centra el lugar del asesinato en Granada y
se abandona la versión de Córdoba. Otros periódicos, como el diario de
la mañana El Cantábrico, de Santander, y El Liberal, de Murcia, se ocupan asimismo de la muerte del escritor.
Unos días más tarde, en el diario madrileño La Voz (8.9.1936), se confirma “la ejecución del gran poeta García Lorca”. El mismo día, Nuestra Lucha inserta un poema de Roger de Flor (Jesús Menchén Manzanares), publicado antes en el El Pueblo Manchego,
diario de Ciudad Real. Y durante los días 9 a 17 de septiembre la
muerte del escritor granadino se extiende por las páginas de los
periódicos republicanos, con la expresión del dolor y la repulsa por el
crimen.
Llega a mis manos un librito, editado en 1915, que leo con
atención. Su autor, que se oculta tras el seudónimo de Claror, elabora y
presenta al público una serie de reseñas biográficas, reunidas bajo el
elocuente título de Oro y Escoria. Semblanzas breves pero íntegras,
correspondientes a personas con alguna incidencia social durante aquellos
lejanos años.
Una de las biografías, que figura en el primer cuaderno de la serie
primera, me llama la atención. Se trata de la relativa a José Miranda
González y no resisto la tentación de transcribir un párrafo: “Como
republicano, de los mas radicales, obtuvo su primer acta de concejal y a
los pocos años militaba en la extrema derecha del partido conservador,
en el que ha reconocido, lo mismo que en el republicano y liberal, a
todos sus prohombres como jefes. Ha sido republicano de todos los
matices, liberal de todos los colores, anarquista, socialista,
integrista, tradicionalista y para terminar con los ista, pancista,
única idea a la que guarda fidelidad y consecuencia”.
1915
Además, se cuenta, que la víspera de unas elecciones, en época en que
puede “mangonear”, reúne en su despacho a “cuatro acaudalados
caballeros” y les dice que quien quiera ser diputado puede depositar en
el cajón de su mesa 5.000 pesetas. Todos las depositan y los cuatro son
elegidos. Esto es, dice el autor, “tener palabra… y poca vergüenza”.
Desde luego, no falta actualidad a biografías como la de don José.
Eso de cambiar de casaca, como se decía entonces, está también hoy a la
orden del día. Estamos, como siempre, en tiempo de trasvases políticos.
Estamos, una vez mas, utilizando una palabra coloquial que todos
entendemos, en temporada de “chaqueteros”. El fenómeno se muestra en
todo su esplendor y el chaqueteo (Cambio interesado, y a veces repetido,
de ideas o de partido, según la RAE) está de moda. Fuente: www.eldiestro.es (16.2.2019)
Un chaquetero importante, aparte de su calidad literaria, es José
Martínez Ruiz, más conocido como Azorín. Al principio de su carrera
literaria se muestra como escritor rebelde y revolucionario, en sintonía
con el anarquismo. Luego entra en política y es diputado conservador
por varios distritos. Después está cercano al dictador Primo de Rivera,
luego es republicano y durante la guerra vive en París. En el franquismo
alaba sin fin al principal “mártir” del Régimen, por supuesto también
al dictador, y en compensación es elevado a la categoría de símbolo, de
modelo de escritor, casi de mito literario.
El chaquetero, en las tres acepciones de la RAE (Que chaquetea, que
cambia de bando o partido; adulador; y dicho de una persona: servil o
rastrera), es toda una institución en la política española. Vaya por
delante el derecho que tienen todas las personas a militar en el partido
político que crean más conveniente. Hasta ahí de acuerdo y lo ampara la
Constitución. Es preciso aclarar también que en muchas ocasiones se
producen en los individuos evoluciones ideológicas, más o menos
sorprendentes, que les hacen cambiar de partido.
2003
Se conocen militantes procedentes de aquella Fuerza Nueva de Blas
Piñar, falangistas o antiguos simpatizantes de la extrema derecha, que
recalan en formaciones como el Partido Popular e, incluso, el Partido
Socialista. Todos sabemos de anteriores comunistas que militan en el
Partido Socialista e, incluso, en el Partido Popular. También algún
antiguo pepero ha llegado a partidos de la izquierda. Es posible
asimismo ver hoy en el partido ultraderechista a antiguos militantes del
PP.
Advertimos cosas sorprendentes en el terreno político y en su aspecto
mas vistoso, o sea, en las diversas candidaturas. Se producen trasvases
variados pues el chaquetero, no hay que olvidarlo, es acomodaticio,
adaptable, arribista, camaleónico, cínico, interesado y oportunista. Lo
mismo dice una cosa que dice otra y en política salta de cama en cama.
No merece la pena recordar muchos nombres de los que, en el argot
político y con cierta cursilería, se denominan tránsfugas. Pero parece
inevitable citar algunos.
El viaje desde el comunismo hasta el ultraderechismo de Federico
Jiménez Losantos o Fernando Sánchez Dragó es un ejemplo muy conocido.
Los tránsfugas Eduardo Tamayo Barrena y María Teresa Sáez Laguna son
protagonistas principales del denominado tamallazo (2003), que propicia
la elección de Esperanza Aguirre y Gil de Biedma como presidenta de la
Comunidad de Madrid.
Los nombres de José Ramón Bauzá Díaz, Celestino Corbacho Chaves, Íñigo Errejón Galván, Joan Mesquida
Ferrando o María Soraya Rodríguez Ramos están entre los últimos
políticos que han practicado el chaqueteo. Lo de Rosa María Díez
González pidiendo el voto para el Partido Popular es un clara muestra de
transfuguismo político. Sólo hay que recordar que es militante del
Partido Socialista Obrero Español hasta 2007, formación con la que llega
a ser diputada foral de Vizcaya, parlamentaria del Parlamento Vasco,
consejera del Gobierno Vasco (1991-1998) y europarlamentaria
(1999-2007). Después es cofundadora del partido Unión Progreso y
Democracia, del que es la figura más destacada desde su creación hasta
julio de 2015.
Los protagonistas de los trasvases, hablan, y no paran, de lo
insoportable de su situación anterior, de su afán por dignificar la vida
política, de su gran fe democrática... ¿Buscan sólo el oro del
que habla el ya citado Claror? Se desprenden de la escoria sus
anteriores formaciones políticas? En algunas cosas hemos cambiado poco. Oro y escoria, chaqueteros, como en aquellos lejanos tiempos. Por cierto, ¿Cuántos de estos chaqueteros son fundamentalmente pancistas?
Ha muerto el prestigioso hispanista estadounidense Gabriel
Jackson (1921-2019), discípulo de los grandes historiadores Jaume Vicens Vives
(1910-1960) y Pierre Vilar (1906-2003), verdadera autoridad en historia de
España de los años treinta del siglo pasado y víctima del maccarthismo por su
defensa de los derechos civiles. Su obra La República española y la guerra
civil aparece en 1965, es traducida al castellano dos años después y
editada en México por Grijalbo, pero no llega a nuestro país hasta 1976, ya
muerto el dictador.
La República, defiende Jackson en el libro, tiene desde el principio
muy pocas posibilidades de sobrevivir, como evoca Julián Casanova
(“Historiar la primera democracia española”, El País,
7.11.2019), debido a la “hostilidad del mundo financiero”, en el que
anidan los grandes nacionalistas españoles. El catedrático de la
Universidad de Zaragoza recuerda también que la República es para
Jackson “la primera democracia de la historia de España”, destruida por
el fascismo travestido después en franquismo, es decir, termina, como se
sabe, con el triunfo del nacionalismo más radical.
Fuente: Informe de Oxfam Intermón nº 53 (Octubre de 2019)
¿Dónde están hoy los grandes patriotas españoles? Están en mayoría en
los partidos de la derecha, PP, CS y VOX. Últimamente muy activos y
relanzados gracias a la situación en Cataluña. Pero la cuestión catalana
no es algo nuevo. Desde el siglo XIX hay un problema endémico que es el
de la coexistencia de los nacionalismos periféricos con la idea de
España que tiene el nacionalismo español. Tras la dictadura, los
partidos nacionalistas vasco y catalán actúan como bisagra y favorecen
la formación de gobiernos. Hasta el fin del bipartidismo, cuando esa
situación cambia. Además, la crisis económica de 2008 ayuda a explicar
el auge del independentismo en Cataluña, que ha duplicado en pocos años
su presencia parlamentaria y su influencia en la sociedad.
Fuente: Informe de Oxfam Intermón nº 53 (Octubre de 2019)
Pero esa derecha y ultraderecha política no es nada sin el apoyo
entusiasta de los patriotas del dinero, de la oligarquía que
tradicionalmente controla el país. Camarilla que propicia que hoy las
empresas del IBEX 35, por ejemplo, mantengan 805 filiales en paraísos
fiscales, según el Informe de Oxfam Intermón nº 53 (Octubre de
2019). Pandilla que hace hablar a sus Grandes Medios de Persuasión y
Propaganda (GMPP) de España y de la Patria como bien supremo y consigue
falsear temas que afectan a la mayoría de la población. Grupo que sigue
apostando por un modelo social caracterizado por la búsqueda de
rentabilidad en el corto plazo, por la combinación de altos beneficios y
bajos salarios, por la no contribución a una prosperidad sostenible y
compartida para todos. Conciliábulo de poderosos que evaden los
impuestos que pueden, legal o ilegalmente, mientras alaban a la patria.
Fuente: Annual report (ACER-CEER octubre de 2019)
El citado informe es demoledor con la actividad de las grandes
corporaciones y su falta de transparencia: “La primera dificultad con
que nos hemos encontrado es que las empresas aportan esta información de
manera muy desigual y, en general, de manera poco consistente, lo que
complica enormemente realizar comparativas. A pesar de ello, las
conclusiones del análisis apuntan a que las empresas del IBEX 35
propician el aumento de las diferencias, al priorizar atender el interés
de los miembros de los estratos más favorecidos, sus accionistas, en
detrimento de la gran mayoría, formada por las personas que trabajan en
estas empresas, sus proveedores y consumidores, y la sociedad en
general”.
Esos grupos económicos consiguen imponer sus políticas económicas
gracias a herramientas diversas. Desde el control de los citados GMPP
–ya se sabe, la manipulación mediática, según Noam Chomsky, “hace más
daño que la bomba atómica, porque destruye los cerebros”– hasta la
potenciación de las “puertas giratorias” –con José María Aznar López
(Endesa) y Felipe González Márquez (Gas Natural Fenosa) como máximas
expresiones de ellas–, pasando por la presencia mediática casi única de
los economistas del establishment, el escaso pago de impuesto en
comparación con los grandes beneficios, el agrandamiento de los créditos
fiscales en detrimento de la recaudación por el impuesto de sociedades o
la insistencia en mantener la brecha salarial de género.
Precio de la electricidad en los hogares. Fuente ACER-CEER
Los negocios del grupo de eléctricas y gasísticas son un buen
ejemplo. Según la Agencia Europea de Cooperación de Reguladores
Energéticos (ACER) y el Consejo de Reguladores Europeos de la Energía
(CEER) los hogares españoles pagan la mayor subida de la luz en la Unión
Europea. El recibo aumenta un 66,3 por ciento entre 2008 y 2018, como
puede apreciarse en la tabla adjunta, porcentaje muy superior a la
media, 28,2. Por otra parte, la subida para la industria, 22,9 por
ciento, es la sexta más elevada, aunque muy lejos del 1,4 de media en la
UE. Algo similar ocurre con la subida del precio del gas, la tercera
más alta con un 25,4 por ciento en el mismo período, sólo por detrás de
Francia (29,9) y Croacia (32,4), muy lejos de la media (9,1). Respecto a
los consumidores industriales en la UE los precios han caído en la
última década un 19 por ciento, mientras en España han subido un 2,4. La
labor de los González y los Aznar, como puede apreciarse, ha sido
magnífica para las empresas y nefasta para la mayoría de la población.
Pero la operación con los bancos se lleva la palma en los años de
crisis. Recordemos algunas noticias para ver la dimensión de la
inverecundia en España en comparación con otros países europeos: “El
Commerzbank alemán devuelve US$ 20.400 millones al Estado” (Infobae.com, 6.4.2011); “ING devuelve a Holanda los 10.000 millones de su rescate” (Expansión.com, 7.11.2014); “Londres recupera los 23.800 millones del rescate del Lloyds y gana casi 1.000 millones” (El País.com,
17.5.2017). España es otra cosa y los de siempre ganan como siempre:
“El Banco de España da por perdidos 60.613 millones del rescate y no
asume errores” (eldiario.es, 16.6.2017) o “El Estado pierde el 90% del dinero del rescate bancario y va a más” (elmundo.es, 26.3.2019).
Precio del gas en los hogares. Fuente ACER-CEER
Está claro que para ellos la patria es “su” España, considerada suya
de forma excluyente. El patriotismo del dinero es sólo una cosa que los
“antipatriotas” les achacan, pues su nacionalismo españolista, dicen, es
inconmensurable. Que las clases populares sufran en nuestro país la
mayor crisis social de los últimos cuarenta años, resultado de las
políticas neoliberales, a ellos les da igual; que su bienestar social
descienda de manera importante a ellos les trae al pairo. Esos sectores
tan patrióticos, según afirman, no tienen cultura democrática, dado que
hacen siempre lo que les viene en gana.
Por lo demás, como al verdadero poder en España no le gusta el
resultado de las elecciones ya se han celebrado cuatro en cuatro años.
La situación ahora se caracteriza por más diversidad y más complejidad.
Vox gana terreno, con el abrazo al nuevo nacionalismo españolista y al
populismo, y lo pierde, de manera estrepitosa, Ciudadanos. Y es que
parece que el Ibex 35 ha abandonado al partido veleta. Incluso lo dice
Juan Carlos Girauta Vidal, que no logra revalidar el escaño por la
provincia de Toledo: los resultados suponen un fracaso sin paliativos,
dice, y culpa “a un movimiento telúrico” (eldigitalcastillalamancha.es,
11.11.2019), propiciado por la banca y las multinacionales, además de
tener en contra a todos los medios de comunicación.
Los
patriotas del dinero se radicalizan y sus GMPP blanquean a Santiago
Abascal Conde de manera vergonzante y el efecto es una importante subida
en diputados. Pero hay que recordar que esas élites económicas subieron
a Alberto Carlos Rivera Díaz al séptimo cielo y ahora le dejan caer a
los infiernos.
La izquierda cainita a lo suyo, a la división, aunque parece que los
de Pablo Iglesias Turrión ganan la partida a los de Íñigo Errejón
Galván, a pesar del decidido apoyo de los GMPP a la fracción del
politólogo. Por otra parte, hay que esperar noticias del sueño de Pedro
Sánchez Pérez-Castejón a partir de ahora. La pérdida de treinta y cuatro
parlamentarios (3 diputados y 31 senadores) por parte del PSOE y de
siete por UP ha tenido el efecto de facilitar el fulgurante y rápido
preacuerdo entre ambas fuerzas políticas.
Muchos patriotas de antaño, generalmente de familias
pudientes, “aman” tanto a España que cuando la cosa se pone mal y llega la
guerra impiden a sus hijos defender a la patria. Sencillamente, no se
incorporan al ejército. Otros muchos, incluso, hacen lo mismo aunque sin
conflicto bélico. Para ello sólo tienen que pagar una cantidad de dinero que
libra legalmente de hacer el servicio militar.
Es la denominada redención a metálico, importante desigualdad de
clase que lleva a los hijos de los pobres a la guerra y mantiene en casa
a los vástagos de los ricos. Efectivamente, en 1878 se instaura la
posibilidad de la redención mediante el pago de 2.000 pesetas y en 1885
se establecen dos cuotas distintas, 1.500 si el mozo tiene que hacer el
servicio en la Península y 2.000 si tiene que prestarlo en África o
Ultramar, cantidades que permanecen invariables hasta 1912.
Colección particular
Recordemos uno de aquellos certificados, entregado a cambio de tal
“sacrificio”, que reciben los mozos de las familias, normalmente lo más
granado del nacionalismo español del momento, tras el pago de una
importante cantidad. La certificación del Teniente Coronel de la Caja de
Recluta de Ciudad Real muestra cómo una persona, tras el abono
correspondiente, evita servir a la Patria. Comienza exactamente así:
“Certifico: Que el recluta del reemplazo de 1904 (...) ha entregado en
Caja el día veintisiete una carta de pago original, fecha 27 de
septiembre de 1905, expedida por la Delegación de Hacienda de esta
capital y señalada con el numero 44, en la cual consta haber consignado
en la Caja de dicha dependencia la cantidad de mil quinientas pesetas,
con destino a redimirse del servicio militar activo en el reemplazo
actual...”.
Mozos redimidos
Al mismo tiempo, los pobres, que no pueden pagar esa cantidad,
engrosan las filas de un ejército defensor de la Patria, según se dice
constantemente, aunque en realidad ampara intereses económicos de unos
pocos. Las cifras que aparecen en la tabla adjunta puede dar idea de la
situación. Los datos de AC (https://almirantecervera.com/,
consulta el 3.11.2019) muestran que cerca de cinco mil mozos se libran
de la mili en 1891, casi diez mil en 1894, con motivo de la campaña de
Melilla. Durante el año siguiente el número de no incorporados al
ejército aumenta considerablemente al comenzar las hostilidades en Cuba y
la cifra llega a su punto culminante en 1898, cuando 23.284 hijos de
grandes nacionalistas españoles no pueden defender a la Patria.
Los hijos de los ricos se libran de ir al ejército gracias a su
dinero, aunque con frecuencia tienen la palabra España en la boca, pero
los pobres también lo intentan. Sobre esa cuestión tengo la fortuna de
leer hace tiempo una interesante novela. Recuerdo que un largo viaje en
tren me permite “devorarla” de una vez, como se leen las obras que
apasionan. El profesor Carmelo Romero Salvador, escribe un libro con
raíces en nuestro pasado, una novela histórica titulada,
significativamente, Calladas rebeldías, publicada en Soria por el autor en 1995 (Y después por Prames en ediciones de 1998, 1999, 2010 y 2015).
2010
Se puede leer en ella las aventuras y desventuras del tío Cigüeño,
hijo del Renegrido y la Centena, su vida en un pequeño pueblo
castellano, su filosofía sobre la Iglesia y, entre otras cuestiones,
como se las apaña “para librarse del matadero”. Y contando las
peripecias del tío Cigüeño, el historiador –el oficio de
Romero–, describe las diferentes formas que nuestros abuelos utilizan
para librarse del servicio militar. Los que disponen de posibles pagan
la cantidad estipulada, como se ha visto, y santas pascuas. El problema es, como siempre, para los humildes.
Y... ¿qué pueden hacer los pobres? Unos, sencillamente, no tienen que
incorporarse legalmente pues son hijos de viudas, de sexagenarios o no
dan la talla. Otros, desaparecen. Los residentes en poblaciones costeras
lo tienen más fácil, pueden subir a un barco y viajar a América. Pero
los que viven en el interior prácticamente sólo tienen la opción de
“echarse al monte”. Las páginas de los boletines oficiales de nuestro
belicoso siglo XIX y parte del XX están repletas de requisitorias para
la búsqueda de prófugos.
1930
Otros tratan de utilizar los resquicios de la ley para evitar el
largo y peligroso servicio militar: se cortan el dedo índice, se sacan
el ojo derecho, se arrancan algunos dientes... El tío Cigüeño
se libra de la mili con un método más ingenioso: empequeñece para no dar
la talla. Una vez en el monte, se puede leer en el libro, llena las
alforjas de pedruscos, los carga sobre ambos hombros y a cuidar las
ovejas. El día de la talla se apunta, tras varias mediciones, un metro
cuarenta y nueve centímetros.
Esos patriotas del dinero se dedican históricamente a obtener
beneficios, que en realidad es lo que les importa, con el vocablo España
siempre en la boca. Manuel Azaña, como presidente del Ateneo de Madrid,
en su discurso de la sesión de apertura de curso el 20 de noviembre de
1930, identifica a esa minoría en referencia a mediados del siglo XIX,
pero se puede extender a otras épocas en lo que respecta al
aprovechamiento del poder para beneficio propio y de los grandes
capitales: “Bajo la férula del moderantismo, lo más granado de la
sociedad española se aplica a vendimiar el poder, haciendo bueno el
apóstrofe de Javier de Burgos: ¡Hay mucha gloria que conquistar; mucho
dinero que ganar!” (Tres generaciones del Ateneo, Madrid, 1930).
2018
Se trata de una oligarquía preocupada, según manifiesta con
entonaciones diversas, por Dios, Patria, orden y propiedad y que huye
como de la peste de cultura, reflexión y pensamiento. Pero lo que
realmente le importa son sus negocios y la forma de aumentar los
beneficios, a costa de lo que sea. Y si no hay otra forma de mantener
sus privilegios, tampoco le hace ascos a la utilización de la fuerza
militar.
Y también están los jefes patriotas presentes en el ejército,
demasiadas veces preocupados en desarrollar la forma más eficaz de
obtener ganancias, aunque sea a costa de sus inferiores. Arturo Barea
Ogazón (1897-1957) describe en su obra, publicada en principio en
Londres, la situación durante la guerra de África: “Y para escapar a mí
mismo, comencé a hablar. Les conté lo que había visto con todos sus
detalles; les hablé de los muertos de Melilla, de los moribundos del
hospital de Tetuán, del hambre y los piojos, de las judías agusanadas
cocidas con pimentón, de la vida miserable de los soldados españoles y
de la desvergüenza y de la corrupción de sus jefes” (La forja de un rebelde, 1940-1945).
Barea habla de acabar con esa situación: “Los otros, los otros, los
herederos de la casta que había regido España durante siglos, los que yo
había conocido manejando la guerra en Marruecos, con su corrupción
estupenda, con sus glorias retiradas, cebándose en latas de sardinas
podridas, en sacos de judías llenos de gusanos: esto era lo que había
que combatir”. Los españoles intentan luchar contra ese estado de cosas,
pero los militares facciosos y africanistas protagonizan un golpe de
fuerza en julio de 1936. Por cierto, que Alejandro Amenábar describe de
forma magnífica en su película Mientras dure la guerra para el caso de Salamanca.
Hace pocos días fallecía el
gran historiador Santos Juliá Díaz (1940-2019). Sus investigaciones históricas
son muy importantes, pero quiero destacar hoy su interés por estar presente en
la prensa con sus trabajos de divulgación, actitud no muy extendida entre el
profesorado universitario. Y es que ese mundo está demasiado encerrado en la
Academia y, además de impartir docencia e investigar, es necesaria una labor de
divulgación para intentar devolver a la sociedad una parte de lo mucho que la
Universidad recibe de ella.
No obstante, también es cierto que los Grandes Medios de Persuasión y
Propaganda (GMPP) no cuentan habitualmente con profesores
universitarios, como sí ocurre en otros países. Personas especializadas
en las diversas materias pueden trastocar el mensaje mentiroso que
trasladan y prefieren a dóciles tertulianos, generalmente afines a los
partidos del turno, que son capaces de hablar de todo, de lo divino y lo
humano, de lo conocido y lo desconocido. Son los todólogos, que “de
todo saben y a nadie tienen que rendir cuenta de su ignorancia”, como
escribe Carlos Taibo en el libro Contra los tertulianos (2010).
Son los opinadores, que demasiadas veces dan ejemplo de lo que no debe
ser una tertulia, con descalificaciones, gritos, interrupciones, mala
educación y sectarismo. Todo para que esos medios consigan imponer sus
“amables” patrañas.
2010
Dentro de esa labor divulgativa de la Historia, Santos Juliá da a la
luz pública hace un año el espléndido artículo titulado “Corrupción
española”. En la magnífica síntesis de la evolución de la corrupción
evoca la siguiente frase de Javier de Burgos: “Hay mucha gloria que
conquistar; mucho dinero que ganar”. Ya en el siglo XIX ese es el
objetivo de algunos políticos, que hoy también se manifiesta,
explícitamente o no, con frases como aquella de “yo estoy en política
para forrarme”.
Y Juliá recuerda el funcionamiento del turnismo: “Cada partido
contaba con su ‘proletariado de levita’, en total una masa de 80.000 a
100.000 hombres que esperaban vivir de la política y cuyo to be or not to be se cifraba en esta expresión: cuando manden los míos” (El País,
20-10-2018). O sea, puestos y cargos muy diversos cambian con la
alternancia partidista. Muchos desempeñados por los conocidos como
segundones (la tercera acepción de la RAE para segundón es “Persona que
ocupa un puesto o cargo inferior al más importante o de mayor
categoría”), que en ocasiones ascienden a los primeros puestos.
Por ejemplo, Francisco Martínez Ramírez (1870-1949), nacido y muerto
en Tomelloso, es un segundón o secretario durante una parte de su vida.
Estudia derecho y trabaja durante algún tiempo en el ayuntamiento de
Málaga. A fines de siglo, ya en Madrid, es secretario de Melquiades
Álvarez, político republicano por entonces. A comienzos del XX edita y
dirige El Obrero de Tomelloso y encabeza diversas campañas
favorables a la producción vinícola. Potencia, asimismo, la construcción
del ferrocarril Tomelloso a Cinco Casas, cuya compañía dirige hasta
1932.
Francisco Martínez Ramírez (1870-1949). Fuente AAFTA
No pretendo afirmar que cualquier tiempo pasado fue mejor, ni mucho
menos. Tampoco que todos los segundones de antaño son buenos, también
los hay rastreros y aduladores, pero existe en la época una aceptación
generalizada de su papel. Ayudan, al lado de las primeras figuras, a la realización de fines concretos, depuran las
críticas a una labor determinada y se forman para “volar” después por
sus propios medios, si tienen capacidad y conocimientos necesarios. La
figura de Francisco Martínez, “El Obrero”, sirve como ejemplo de
segundón. Lo es en un periodo de su vida, pero tras la formación
necesaria desarrolla y lleva a buen término proyectos importantes como
figura destacada.
Hoy los segundones siguen existiendo en muchos ámbitos y son
necesarios, aunque se les reconoce como asesores. Frecuentemente
necesitan, si quieren “hacer carrera”, ser disciplinados y en muchas
ocasiones también aduladores y serviles. No obstante, es difícil
encontrar pautas generales de comportamiento. Incluso hay sectores en
los que la critica constructiva es bien recibida y considerada un
elemento interesante.
2016
Encontramos a muchos segundones en el sector publico, en diferentes
niveles de las administraciones, nombrados por cargos electos o no. Su
caracterización resulta compleja pero pueden identificarse como personas
que ocupan temporalmente escalones altos en la estructura
político-administrativa, generalmente asesores o jefes de gabinete.
Primero quiero decir que no pongo en duda la necesidad de su
presencia, dadas las características de nuestra vida política y
administrativa. También que, afortunadamente, no todos esos cargos son
ocupados por personas como las que ahora trataré de describir. Los
segundones a que me refiero son déspotas, mezquinos, pelotilleros,
rastreros y, en muchas ocasiones, “más papistas que el Papa”.
Con referencias del Diccionario de uso del español (1967),
de María Moliner, depurada por el Régimen franquista, déspotas porque
suelen imponer su voluntad a otros sin ninguna consideración a la de
ellos; mezquinos en el sentido de que están faltos de generosidad y de
nobleza, ademas de guiarse exclusivamente por el interés material,
personal o partidista; pelotilleros ya que adulan y halagan
frecuentemente a sus superiores; rastreros pues se valen para lograr sus
propósitos de procedimientos viles, como la adulación o la delación; y
“mas papistas que el Papa” debido a que generalmente exageran la defensa
de cuestiones superando, incluso, a los directamente interesados (sus
superiores, claro esta). Lo malo para ellos es que a la mayoría se les
acaba, más tarde o más temprano, irremediablemente, el chollo o la
bicoca.