viernes, 29 de junio de 2018

Agua para la Venta (2)

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- 29 junio, 2018 – 09:29

Tras su compra, los dueños de La Cotofía adquirieron las pequeñas pertenencias de varios propietarios vecinos de la Venta de la Inés. Pero Felipe Ferreiro no quiso vender y esa negativa significó el comienzo de un verdadero calvario. El acceso a la Venta fue cortado, aunque tras las denuncias oportunas el entonces delegado de la Junta en Ciudad Real, Antonio Salinas, envió una máquina y el paso quedó libre. No obstante, el camino que va de la Vía de la Plata a la Fuente del Alcornoque fue vallado más allá de la Venta.


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Un escalón más, particularmente inhumano, fue el corte del abastecimiento de agua, que llegaba a casa de los Ferreiro desde siglos antes. Así, mientras La Cotofía atesoraba todo el agua del río Tablillas, gracias a la construcción de una presa, muestra del aquí mando yo con la mirada hacia otra parte de las administraciones, la familia que habitaba la histórica casa se vio privada de un suministro básico tradicional. Por si faltaba algo para carecer de los aprovisionamientos fundamentales, la empresa eléctrica que prestaba servicio a la mansión de La Cotofía se negó a proporcionar el enganche a la Venta. En fin, otras cuestiones más podrían recordarse, pero basta decir que llovieron denuncias diversas, confrontaciones frecuentes y discusiones sin fin.

Mapa en el que figura La Venta de la Tía Inés. Fuente_ Emilio Valverde y Álvarez y José Alfaro y Serbán (Madrid, 1880)
Mapa en el que figura La Venta de la Tía Inés. Fuente: Emilio Valverde y Álvarez y José Alfaro y Serbán (Madrid, 1880)

Sí hay que aludir a la presencia frecuente de la Guardia Civil en la zona, a la llamada del poderoso, en expresión de Felipe Ferreiro, para denunciar a las personas que querían recorrer el camino de la Venta a la Fuente del Alcornoque o a la Cueva de la Venta de la Inés. Durante los primeros años del siglo XXI fueron frecuentes los conflictos de ese tipo, como el que sufrimos un grupo de amigos un soleado día de mayo de 2002. Remontamos el río Tablillas, llegamos a la Cueva, nos deleitamos con el paraje, con cascada de agua y pinturas prehistóricas, para volver hacia la Venta después.
Cerca de ella aguardaban dos guardia civiles que, amablemente, manifestaron su decisión de denunciarnos por invadir una propiedad privada. Dijimos que procedieran y tras ser identificado todo el numerosos grupo excursionista indicamos a los agentes que queríamos denunciar al dueño de La Cotofía por cortar un camino de todos. Ya se sabe, que las márgenes de los ríos son de acceso público, aunque con relativa frecuencia los propietarios caciques tratan de ignorarlo. La respuesta nos llenó de perplejidad: ellos podían denunciar pero no aceptar denuncias. Nos indicaron que la podíamos presentar en un cuartel de la Benemérita.

Mapa en el que figura el Río Tablillas. Fuente_ Chías y Carbó (Barcelona, 1902)
Mapa en el que figura el Río Tablillas. Fuente: Chías y Carbó (Barcelona, 1902)

Efectivamente, fuimos al existente en Almodóvar del Campo y presentamos una denuncia contra los propietarios de La Cotofía. Hubo juicio, pero el equipo jurídico del cacique parecía que todo lo podía. La cuestión era si el río Tablillas, que como tal aparece en mapas, cartografía militar y otros documentos, era río o arroyo, pues el primero permitía un disfrute público en una finca que no tenía el segundo. Ante el poder del cacique vimos que la forma de solidarizarnos con los Ferreiro era crear una asociación y divulgar lo máximo posible la situación.
El 8 de junio de 2002 publicábamos un artículo en el diario Lanza en el que se recordaba que los propietarios de La Cotofía habían cortado caminos públicos, desviado un río para formar un pantano privado, cortado el agua a una familia de jubilados, que se resistían a vender su propiedad, e impidían el paso a los excursionistas hacia la Cueva de la Venta de la Inés. Y se hacía una batería de preguntas: ¿Es posible hacer todo eso gratuitamente, sin repercusiones posteriores?, ¿se puede infringir normas y leyes contando con buenos abogados y con “amigos” en diferentes organismos y administraciones?, ¿se puede impedir el paso hacia un Bien de Interés Cultural?, ¿se puede vallar un río?, ¿se puede …?
En poco tiempo la Asociación de Amigos de la Venta de la Inés, con vida legal desde 2003, llegó a los doscientos socios. Divulgamos informes por diversas instituciones y medios de comunicación nacionales y provinciales, escribimos artículos, participamos en entrevistas o tertulias, organizamos actos diversos, etcétera. Todo para mostrar la solidaridad de muchas personas con los habitantes de la Venta y la soledad del poderoso propietario. Incluso, la entonces Defensora del Pueblo de Castilla-La Mancha, Henar Merino Senovilla, que presidió la Institución entre 2001 y 2007, se interesó por el tema y realizó una visita a la zona y a la familia Ferreiro el día 25 de abril de 2003.

Isidro Sánchez

Desde el revés de la inopia

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